Evangelio
del 26/04/2015
Publicado
el 20/ abr/ 2015
.ACERCARNOS Y CONOCERNOS
Cuando
entre los primeros cristianos comenzaron los conflictos y disensiones entre
grupos y líderes diferentes, alguien sintió la necesidad de recordar que, en la
comunidad de Jesús, solo él es el Pastor bueno. No un pastor más, sino el
auténtico, el verdadero, el modelo a seguir por todos.
Esta
bella imagen de Jesús, Pastor bueno, es una llamada a la conversión, dirigida a
quienes reivindican el título de «pastores» en la comunidad cristiana.
El pastor que se parece a Jesús, solo piensa en sus ovejas, no «huye»
ante los problemas, no las «abandona». Al contrario, está junto a ellas, las
defiende, se desvive por ellas, «expone su vida» buscando su bien.
Al mismo
tiempo, esta imagen es una llamada a la comunión fraterna entre todos. El Buen
Pastor «conoce» a sus ovejas y las ovejas le «conocen» a él. Solo desde esta
cercanía estrecha, desde este conocimiento mutuo y esta comunión de corazón, el
Buen Pastor comparte su vida con las ovejas. Hacia esta comunión y mutuo
conocimiento hemos de caminar también hoy en la Iglesia.
En estos
momentos no fáciles para la fe, necesitamos como nunca aunar fuerzas, buscar
juntos criterios evangélicos y líneas maestras de actuación para saber en qué
dirección hemos de caminar de manera creativa hacia el futuro.
Sin
embargo, no es esto lo que está sucediendo. Se hacen algunas llamadas
convencionales a vivir en comunión, pero no estamos dando pasos para crear un
clima de escucha mutua y diálogo. Al contrario, crecen las descalificaciones y
disensiones entre obispos y teólogos; entre teólogos de diferentes tendencias;
entre movimientos y comunidades de diverso signo; entre grupos y «blogs» de
todo género…
Pero, tal
vez, lo más triste es ver cómo sigue creciendo el distanciamiento entre la
jerarquía y el pueblo cristiano. Se diría que viven dos mundos diferentes. En
muchos lugares los «pastores» y las «ovejas» apenas se conocen. A muchos
obispos no les resulta fácil sintonizar con las necesidades reales de los
creyentes, para ofrecerles la orientación y el aliento que necesitan. A muchos
fieles les resulta difícil sentir afecto e interés hacia unos pastores a los
que ven alejados de sus problemas.
Solo
creyentes, llenos del Espíritu del Buen Pastor, pueden ayudarnos a crear el
clima de acercamiento, mutua escucha, respeto recíproco y diálogo humilde que
tanto necesitamos.
José Antonio Pagola
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