En esta hora histórica de la Iglesia en Chile,
caracterizada por la presencia de una grave crisis de entendimiento y
credibilidad, que afecta a toda la estructura eclesial de nuestro país,
vemos en la base de esto signos inconfundibles de abuso de poder
clerical. Como camino de retorno a una auténtica Iglesia de comunión y
participación, proponemos abrir un debate abierto y respetuoso
atendiendo a los siete criterios que, en su momento, propuso el teólogo y
misionero José Comblin:
1.
Respetar el servicio de los laicos, basado en los carismas y dones
espirituales recibidos, reconociendo la fecundidad y corresponsabilidad
de su servicio apostólico.
2.
En todas las instancias, desde el concilio ecuménico hasta los consejos
parroquiales, los laicos deben tener voz deliberativa y poder para
decidir, en comunión con el clero, lo concerniente a cuestiones de
doctrina que le atañen directamente.
3.
Los laicos deben tener voz activa en las elecciones en todos los
niveles desde la elección del Papa hasta la elección de los obispos y
párrocos.
4. Los laicos deben tener voz deliberativa en lo que se refiere a la liturgia, a la catequesis y a la organización de la Iglesia.
5. Reconocer que el poder no puede ser concentrado en una sola persona en ninguna instancia eclesial.
6.
Actuar con transparencia en las decisiones eclesiales, evitando todo
secretismo y manejo de información privilegiada, especialmente en
cuestiones como los nombramientos, administración económica y
planificación pastoral.
7.
Es necesario crear una instancia jurídica independiente, donde los
cristianos que se sienten víctimas de injusticias y atropellos
eclesiales puedan recurrir con libertad y seguridad para alcanzar
justicia y para que sus derechos sean debidamente cautelados. En la
actualidad, un laico no tiene defensa frente al clero o a los
religiosos; las religiosas no tienen defensa frente al clero; los
sacerdotes no tienen defensa frente al obispo; y los obispos no tienen
defensa frente al Papa.
Llamamos al episcopado de Chile a testimoniar públicamente una verdadera conversión pastoral, recordando las palabras del Papa Francisco donde pide que: “El
obispo siempre debe fomentar la comunión misionera en su Iglesia
diocesana siguiendo el ideal de las primeras comunidades cristianas,
donde los creyentes tenían un solo corazón y una sola alma (cf. Hch 4,32).
Para eso, a veces estará delante para indicar el camino y cuidar la
esperanza del pueblo, otras veces estará simplemente en medio de todos
con su cercanía sencilla y misericordiosa, y en ocasiones deberá caminar
detrás del pueblo para ayudar a los rezagados y, sobre todo, porque el
rebaño mismo tiene su olfato para encontrar nuevos caminos. En su misión
de fomentar una comunión dinámica, abierta y misionera, tendrá que
alentar y procurar la maduración de los mecanismos de participación que
propone el Código de Derecho Canónico y otras formas de diálogo
pastoral, con el deseo de escuchar a todos y no sólo a algunos que le
acaricien los oídos.” (EG 31).
Marta Cruz Coke Mónica Echeverría
María Jesús Martínez Isabel Margarita Morel
Andrés Aylwin A. Juan Subercaseaux A.
Juan Carlos Navarrete M. Claudia Rozas G.
Alfredo Barahona Juan Carlos Claret P.
Roberto Celedón Matilde Chonchol
Jaime Escobar M. Marco Antonio Velásquez
Sábado de la Octava de Pascua
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