Evangelio según san Marcos 4, 21-25
Evangelio según san
Marcos 4, 21-25
En aquel tiempo, dijo Jesús
a la muchedumbre: “¿Se trae el candil para meterlo debajo de celemín o
debajo de la cama, o para ponerlo en el candelero? Si se esconde algo es para
que se descubra; si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz. El que
tenga oídos para oír que oiga”. Les dijo también: “Atención a lo que estáis
oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque
al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene”.
Palabra
del Señor
1.
Esta advertencia, que los evangelios sinópticos
ponen a continuación de la parábola del sembrador (Mc 4, 21-23; Mt 13, 10-17;
Lc 8, 9-10), no se refiere a los cobardes que no se atreven a decir en público
lo que tendrían que decir para que lo sepa todo el mundo, y lo mantienen
oculto, como el que mete una lámpara debajo de la cama o el que oculta la luz
para que todo se quede en oscuridad y tinieblas. ¿No sería eso una postura
irracional, sin pies ni cabeza?
2.
Pero no, Jesús se refiere a otra cosa. El
problema está en la siguiente pregunta: ¿por qué, con tanta frecuencia, el
Evangelio se enseña, se explica, se exhorta a su cumplimiento, y, sin embargo,
la mayoría de los oyentes ni se enteran, ni se interesan por lo que se les
dice, ni se preocupan de verdad por lo que se preocupó Jesús? Lo más obvio (y
lo más frecuente) es que las explicaciones del Evangelio, en el mejor de los
casos, comunican ideas, conocimientos, teorías… Pero no contagian vida. Porque
el centro del Evangelio no es lo que se piensa, sino que es lo que se vive. La
teología es “dogma”. El evangelio es “una forma de vida”. Jesús transmitió el
Evangelio viviendo y conviviendo con los discípulos. Los que “siguen” a Jesús,
no los que “estudian” cristología, son los que se enteran del Evangelio.
3.
En la nueva cultura, que se está imponiendo, ya
no interesan ni los conocimientos. Lo que interesa es la satisfacción de los
deseos que nos seducen. Los conocimientos están en la técnica de la
comunicación (internet…) lo que nos fomenta y nos domina es la seducción. Y nos
sometemos a los seductores que satisfacen los deseos de bienestar ilimitado.
Solo el Evangelio, que nos humaniza, podrá dar sentido a nuestras vidas.
José Ma. Castillo
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