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VATICANO, 28 Ene. 16 /
10:17 am (ACI).-
El Papa Francisco celebró esta mañana la Misa en la Casa Santa Marta donde explicó que el cristiano tiene
por rasgos tener un corazón grande porque es hijo de un padre magnánimo, y ser
testigo de la luz de Cristo.
En el día en que la Iglesia
celebra la Fiesta de Santo Tomás de Aquino, el Santo Padre reflexionó sobre el
pasaje del Evangelio donde Cristo dice que la luz no ha venido “para ser
colocada debajo de un cajón o debajo de la cama, sino para ser puesta en un
candelabro, para iluminar”.
“Y éste es uno de los
rasgos del cristiano, que ha recibido la luz en el Bautismo y debe darla. Es
decir, el cristiano es un testigo. Testimonio. Una de las peculiaridades de las
actitudes cristianas. Un cristiano que lleva esta luz, debe hacerla ver porque
él es un testigo”.
En cambio, advirtió que
“cuando un cristiano prefiere no hacer ver la luz de Dios, sino que prefiere
sus propias tinieblas, éstas le entran en su corazón porque tiene miedo de la
luz y los ídolos, que son tinieblas, le gustan más. Entonces le falta, le falta
algo y no es un verdadero cristiano”.
“El testimonio. Un
cristiano es un testigo. De Jesucristo, Luz de Dios. Y debe poner esta luz
sobre el candelabro de su vida”, afirmó.
Asimismo, el Santo
Padre, que estuvo acompañado de un grupo de sacerdotes que celebran sus 50 años
de ordenación, recordó que Cristo dice que “con la medida con la que midan serán
medidos ustedes; y se les dará más”. En ese sentido, dijo que otra
característica del cristiano es la magnanimidad, “porque es hijo de un Padre
magnánimo, que tiene un ánimo grande”.
“El corazón cristiano es
magnánimo. Esta siempre abierto. No es un corazón que se cierra en su propio
egoísmo. O al menos cuenta: hasta aquí, hasta allá. Cuando tú entras en esta
luz de Jesús, cuando tú entras en la amistad de Jesús, cuando tú te dejas guiar
por el Espíritu Santo, el corazón se vuelve abierto, magnánimo”.
“El cristiano, a este
punto, no gana: pierde. Pero pierde para ganar otra cosa, y con esta ‘derrota’
de intereses – entre comillas – gana a Jesús, gana convirtiéndose en testigo de
Jesús”, afirmó.
Finalmente, se dirigió a
los sacerdotes presentes. “Para mí es una alegría celebra hoy entre ustedes,
que festejan el 50º aniversario de su sacerdocio: Cincuenta años por el camino de la luz y del
testimonio, cincuenta años tratando de ser mejores, tratando de llevar la luz
en el candelabro: a veces se cae, pero vamos otra vez, siempre con esa voluntad
de dar luz, generosamente, es decir, con el corazón magnánimo”.
“Sólo Dios y su memoria
saben a cuánta gente han recibido con magnanimidad, con bondad de padres,
de hermanos… A cuánta gente que tenía el corazón un poco oscuro le han dada
luz, la luz de Jesús. Gracias. Gracias por lo que han hecho en la Iglesia, por
la Iglesia de Jesús”.
“Que el Señor les dé la
alegría, esta alegría grande de haber sembrado bien, de haber iluminado bien y
de haber abierto los brazos para recibir a todos con magnanimidad”, concluyó.
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