Frente a la difícil situación que a nivel nacional y
regional nos toca atravesar, como EDO de
Buenos Aires sentimos la necesidad de compartir nuestras vivencias.
VER
En diciembre de 2015 Argentina hizo un viraje de 180º,
al hacerse cargo del gobierno un sector político situado en las antípodas del
que había regido los destinos del país en los últimos 12 años. Para simplificar
podríamos decir que, de un modelo de crecimiento con inclusión social y
ampliación de derechos, pasamos a uno de negocios para el sector privilegiado
con exclusión y ajustes para los más necesitados. De una gestión centrada en la
distribución de la riqueza y la solidaridad caímos en una propuesta individualista
y meritocrática.
Desde el primer día, el nuevo gobierno aplicó una
política de shock que no nos da
tregua, a tal punto que resulta difícil enumerar todas y cada una de las
medidas que diariamente se aplican para destruir uno a uno los logros
alcanzados durante la etapa anterior.
Para ponerlas en marcha designó a funcionarios que
habían tenido actuación destacada en otras etapas neoliberales, con resultados
desastrosos para la economía y la política; varios de ellos son CEOS de
empresas multinacionales, violando así los principios de la ética pública.
Desde ese lugar se dedicó concienzudamente a promover la transferencia de
recursos de los trabajadores al poder económico concentrado, mediante la
devaluación monetaria, cambios impositivos, aumento de tarifas de los servicios
públicos, despidos, ajustes presupuestarios, etc.
A pesar del
apoyo internacional que recibiera la Ley de Servicios de Comunicación
Audiovisual y la política de
desendeudamiento de la gestión saliente -ejemplo a nivel mundial para los
países oprimidos por la voracidad del poder financiero global- el gobierno del
presidente Macri desarticuló dicha ley y los organismos puestos en marcha para
su implementación (favoreciendo así a los medios ahora oficialistas) y acordó
con los fondos buitres, provocando la herida más profunda y dolorosa en el
cuerpo popular. Con esta última medida hipotecó el futuro de varias
generaciones de argentinos, alejando la posibilidad de lograr la soberanía
política y la independencia económica trabajosamente buscadas por quienes
bregamos también por la justicia social. Así, respondiendo fielmente a las
expectativas de los medios hegemónicos, tiene cubiertas las espaldas y sigue
profundizando su tarea destructiva.
Pero probablemente la medida más peligrosa sea el
decreto que devuelve autonomía a la Fuerzas Armadas, permitiendo su participación
en cuestiones internas. El “fantasma” del poder militar, que creíamos alejado
para siempre, vuelve a asomar amenazante en nuestro horizonte, y es
perfectamente explicable si se tiene en cuenta que este modelo no cierra sin
represión (De esta última ya hubo varios ejemplos. El último, durante el
vergonzoso acto por el Día de la Bandera).
Mientras tanto, el acontecer internacional destapa
una olla en la que se cocinan varios casos de evasión fiscal por vía de las cuentas
off shore, entre cuyos responsables se
encuentra el propio presidente. Pero eso no es un obstáculo para el gobierno
macrista porque, con la complicidad del Poder Judicial, bastión del
conservadurismo y cuna de privilegios, se ha intentado involucrar a la ex presidenta
en una causa arbitrariamente armada para influir sobre la opinión pública, desviar
la atención y, de paso, profundizar aún más las maniobras especulativas.
Cabe plantearse también el tema de la construcción de
hegemonía y de liderazgo; es decir, el necesario análisis para responder a un
escenario que cambia y se profundiza día a día.
JUZGAR
El relato de lo que viene sucediendo nos lleva
inevitablemente a extraer conclusiones. Veamos una de las últimas maniobras: el
intento de pasar por el Congreso un paquete de leyes que, con el pretexto de
una “reparación histórica” para los jubilados, desliza el evidente proyecto de
reprivatizar los fondos previsionales, blanquear capitales mal habidos y
suprimir el impuesto a los bienes personales, beneficiando una vez más a las
clases privilegiadas en desmedro de los más humildes.
Mientras tanto, desde los medios se “bombardea” a la
población con noticias espectaculares que destapan casos reales y supuestos de
corrupción que involucran a funcionarios o personajes cercanos a la gestión
kirchnerista, como un modo de acallar las voces que se alzan para denunciar las
maniobras oscuras del gobierno; y se mantienen situaciones como la prisión
injustificada de Milagro Salas, la primera presa política desde la asunción de
Macri, varias veces estigmatizada, no sólo por ser una luchadora social sino,
además, por razones étnicas y de género. Se percibe en torno a todos estos
casos la mano siniestra de los servicios de inteligencia, que actúan con claro sentido
de la oportunidad para construir un “relato” a la medida de las circunstancias.
Mientras tanto, se multiplican las gestiones del
gobierno en el exterior con el propósito evidente de “abrirse al mundo” (así
definen ellos lo que para nosotros significa reabrir las negociaciones con
quienes ya saquearon nuestra economía en períodos neoliberales del último siglo).
Con el argumento de la “pesada herencia” y la demonización de las políticas de
Estado de la gestión anterior, la actual justifica su accionar que apunta, sin
duda, a acabar con el proyecto de integración regional sostenido desde el 2003.
La presencia presidencial en Davos, el alejamiento de toda propuesta tendiente
a sostener el Mercosur, la Unasur y la CELAC, y el acercamiento a los países
que integran la Alianza del Pacífico apunta, a todas luces, a reflotar el ALCA.
Y no sería descabellado presumir la posibilidad de un renovado Plan Cóndor, con
otras características, más acordes a la era tecnológica, manejado desde el
plano mediático, pero no por ello menos nefasto. Escenario que se hace tanto o
más preocupante, por cuanto el accionar de la derecha aplaudiendo el libre
desenvolvimiento del mercado no es privativo de esta porción austral de la
América del Sur, sino que parece multiplicarse en varios de los países de la
región.
ACTUAR
Cabe aquí la tarea más difícil: la de definir nuestro
accionar como equipo y como comunidad.
Lo primero que debemos decir es que nos sostiene
nuestra inquebrantable fe cristiana y nuestra clara opción por los mismos que
eligió Jesús. Nos sentimos sostenidos por las declaraciones del Papa Francisco
quien, desde los documentos eclesiales, así como desde los mensajes a los
jóvenes, a las organizaciones sociales y a todos quienes quieran escucharlo,
denuncia la iniquidad de un sistema que provoca estragos en el mundo.
Fieles al postulado de “las 3 T”, sabemos de qué lado
estamos a la hora de hacer nuestra revisión de vida. Es por eso que, a pesar de
venir arrastrando dificultades para elegir la coordinación a nivel nacional, no
perdemos la comunicación con nuestras hermanas y hermanos de otras zonas del
país y aún del Uruguay, compartiendo inquietudes y lecturas. Tan es así que
parte de las reflexiones que vertimos en este texto fueron producto de la
comunicación con Jorge Brun, antiguo equipista de Concepción del Uruguay con
quien intercambiamos correspondencia. Trabajamos junto al equipo de José León
Suárez y mantenemos contacto con el de Resistencia, con el Padre Jean Dumont y con
Graciela Bielli Rodríguez, antigua equipista de Montevideo, a punto tal que
hemos ampliado el vínculo a otras personas de su comunidad.
Nos parece fundamental seguir fortaleciéndonos en
nuestra fe y evaluando juntos este contexto nacional y regional para actuar en
consecuencia. La ex presidenta promovió recientemente, en el marco de la única
aparición pública después de la terminación de su mandato, la necesidad de
formar un frente ciudadano. A nosotros nos parece necesaria la autocrítica para
analizar las causas externas e internas de la situación que estamos viviendo.
Precisamente para abordar el tema de la construcción
de hegemonía y de liderazgo comunitario, se requiere la acción colectiva; es
decir, pensar juntos, discernir y participar en todo movimiento que promueva la
resistencia en el marco de la democracia participativa. Uno de esos movimientos
a los que nos sentimos ligados es el de la Fraternidad Laica Argentina Carlos
de Foucauld, y cabe acotar que incorporamos recientemente al equipo a un
miembro del Movimiento de Trabajadores Cristianos de Argentina.
Apoyamos económicamente y participamos en encuentros
promovidos por una organización barrial (la Multi de San Cristóbal), y en otros
lugares de debate como el Colectivo de Cristianos por la vida, la democracia y
la justicia.
Estuvimos en el acampe que los Curas de Opción por
los Pobres organizaron en Plaza de Mayo por la liberación de Milagro Salas, en
las Jornadas de Resistencia organizadas por el Centro Educativo Isauro Arancibia
y en diversas movilizaciones de trabajadores y otros colectivos en reclamo de
derechos.
En nuestras reuniones mensuales de equipo debatimos
ampliamente sobre el contexto político a la luz de la Palabra y, sin perder de
vista nuestra pertenencia al campo educativo, tratamos de mantenernos
actualizados/as para responder a las exigencias de una escuela pública renovada.
Algunas de nosotras participarán en el mes de septiembre del Encuentro hacia
una Pedagogía Emancipatoria en Nuestra América, organizado por el Departamento
de Educación del Centro Cultural de la Cooperación.
Individualmente algunos miembros de nuestro equipo
tienen presencia en las redes sociales participando en debates sobre la
situación actual. Nos proponemos hacerlo también como colectivo y recogiendo
testimonio gráfico de las acciones en las que participamos.
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