Dgo.17° Tpo. Ord. Ciclo C Lc 11,1-13 Jesús, garantiza:” El Padre dará El
Espíritu Santo.” (*)
Lucas nos
relata, que Jesús estaba orando; al terminar, uno de sus amigos le pide “enséñanos a orar….”
Cuántos de
nosotros volvemos a hacer esta petición ¿?
Escuchamos
a menudo; “ya no creo, siempre pido
y no me concede nada!! Lamentablemente hemos mercantilizado la oración, pidiendo
beneficios temporales, queremos ablandarle con nuestras oraciones, promesas,
votos, te damos y me
concedes.
Orar no
es pedirle a Dios
que se ponga a nuestra disposición, sino ponernos nosotros
a su disposición.
Orar es escuchar,
es agradecer, es
pedir perdón, es
contemplar.
La oración bien hecha es salir de uno mismo
para ponerse en las manos de Dios, así elevaremos el espíritu, siempre saldremos reanimados.
El don supremo
que nos concede Dios es fuerza para realizar su voluntad en nuestra vida.
Dios no es el
padre que en lugar de hacer razonar al hijo para hacer los deberes, se los
hace; Dios nos inspira, nos da pistas,
pero no nos ahorra el
trabajo, San Agustín sugiere: “Esfuérzate como si todo dependiera de ti,
confía en Dios como si todo dependiera de Él “
Anthony De
Mello, relata: ..”un musulmán rezaba día
tras día durante años, Dios parecía no le escuchaba …al fin un día escucha una voz que le dice: “Dios ha decidido NO
concederte el pedido.” Al escuchar esto el hombre comienza a saltar de alegría, le
cuenta a sus amigos ¡! Estos sorprendidos le preguntan: de qué
te alegras, Dios no te ha concedido nada!!
El les contesta : Es verdad me lo ha negado, pero
al menos sé que mi oración llegó hasta
Él ¿ Qué más puedo
desear y siguió gritando de alegría.
Eso nos
dice Jesús; ” te conceda o no lo que
pides, quédate seguro que Él te ha
escuchado, no estás con las manos vacías. “ Cómo me ocurrió a mí, dice Jesús:
no me libró del cáliz, pero me dio coraje para beberlo.”
(*) versión libre autorizada por el autor, realizada por Eduardo Bernadá.-
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