CONFESAR A JESUCRISTO HOY
Sábado de la 28°semana. Lucas 12,8-12: El Espíritu Santo os inspirará.
CONTEXTO
HISTÓRICO
Lucas continúa
ofreciéndonos las consignas de Jesús para el tiempo de persecución y prueba.
Los tiempos
en que escribe son difíciles para las comunidades cristianas y sus miembros. Se
acosaba y se acusaba a los cristianos en el mundo judío y en el mundo pagano.
Las comunidades de
Lucas ya saben la dura persecución y el martirio de algunos miembros de la
Iglesia: la muerte de Esteban y de Santiago, el encarcelamiento de Pedro y
Juan; ellas mismas está sufriendo persecución.
Ser cristiano era
pertenecer a un grupo sospechoso para los judíos; Jesús era un revolucionario,
un antinacionalista; un revoltoso que quiso poner todo patas arriba. Eran unos
blasfemos porque reconocían como mesías a un profeta condenado por la autoridad
religiosa y abandonado por Dios en la cruz.
Ser cristiano era
sospechoso para los romanos. Los cristianos eran enemigos del imperio, del
culto al césar, de la libertad de cultos, ya tildaban de idolatría todo lo que
no fuera venerar a su Dios, un profeta judío ajusticiado como esclavo en una
cruz, era idolatría. Resultaba una "necedad" (1 Cor 1,23) venerar
como Dios a un hombre tan débil que le crucificaron.
Lucas alienta a las
comunidades en dificultades, anima a los cristianos ante la tentación de la
apostasía evocando las palabras de Jesús y el ejemplo de tantos profetas de la
Iglesia que han experimentado la luz y la fuerza del Espíritu.
SIEMPRE ES DIFÍCIL CONFESAR A CRISTO
Ciertamente que en unas situaciones es más difícil la confesión del
Señor que otras, pero siempre es difícil, cuando se le confiesa de verdad;
siempre ha habido hay y habrá gente a la que le moleste la confesión de la fe.
Les fue difícil a los
apóstoles, a Pedro, confesar a Jesús cuando era enjuiciado, por eso le
traicionó.
Les era difícil a los
amigos de Pablo dar la cara por él en el juicio en Roma, porque eso le
traicionaron: “Todos me han dejado solo; que el Señor les perdone”...
Hoy más que en otros
tiempos.
Hay gente que se ríe.
"No se puede sacar el tema religioso porque provoca polémica o risa"
-me dicen muchos-.
Pero quizás lo que
resulte más difícil es testificar a favor de Cristo injustamente tratado en el
prójimo. Jesús asevera: "Todo lo que hiciereis con uno de éstos conmigo lo
hicisteis" (Mt 25,40). A veces el prójimo indefenso se queda solo con su
verdad.
Alguien ha dicho muy
atinadamente: "Contemplar un crimen en silencio es cometerlo."
No es fácil poner la
cara por el vecino, por el compañero de trabajo, por el familiar tratado
injustamente. Y, sin embargo, el cristiano debe apostar, debe defender,
"padecer persecución por la justicia" (Mt 5,10).
Interpelante la desobediencia escolar del HelderCamara que se niega a
pegar a un compañero que no ha sabido responder a una pregunta de la profesora.
Cuando el interrogado no sabía contestar, la maestra dirigía la pregunta a
otro; el que acertaba tenía que dar un bofetón al que no había sabido
responder. HelderCamara se niega a ello. La maestra se va a quejar a la madre
de Helder por la desobediencia de su hijo. La madre da la razón al hijo,
razonando su postura y haciendo ver con toda claridad a la maestra que su
comportamiento es antipedagógico e inhumano. La profesora lo entiende,
reflexiona y, avergonzada, pide traslado de escuela.
CONVIENE QUE HAYA PERSECUCIÓN
Las dificultades,
incomprensiones y persecuciones son buenas.
Sirven para curtir en
la fe. Ahí es donde se forjan los verdaderos cristianos.
El presidente de la
Conferencia EspiscopalBelga al primer ministro que le ofrecía apoyo y ayuda:
"Denos un poco de persecución, pero no mucha".
Es lo que decía Pablo:
"Conviene que haya herejes para que se ponga de manifiesto quiénes son los
verdaderos cristianos" (1 Cor 11,19).
¿Cómo podemos
saber que le amamos si no hemos tenido dificultades en la vida, si no hemos
dado nunca la cara por él?
"LE CONFESARÉ ANTE MI PADRE"
Jesús alienta a los
suyos recordándoles que él testificará ante el Padre a favor de aquel que
testificare a favor de él ante los hombres.
"Bienaventurados
los que padecen persecución por la justicia porque de ellos es el Reino de los
cielos" (Mt 5,10). El que da la cara goza de la paz de conciencia de haber
sido leal con los demás y con su propia conciencia. El
traidor, el cobarde, tendrá el remordimiento de conciencia que suscita
la traición.
"No son comparables
los sufrimientos de este mundo con la gloria que nos espera" (Rm 8,18).
"No
tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden hacer nada más"
(Lc 12,4).
Más vale morir por algo
que vivir para nada.
Es poco lo que nos
puede suceder: Alguna incomprensión, alguna risita, alguna venganza.
CRISTIANOS DEL CANTO DEL GALLO
En este sentido Martín
Descalzo habla reiteradamente de los cristianos del "canto del
gallo", cristianos que como Pedro confiesan a solas a Jesús como Mesías,
pero luego le niegan en la hora de la persecución o de la dificultad.
Cuando se les
interpela, "no saben, no contestan".
Con qué ardor confiesan
otros y presumen de su ateísmo...
A pesar de que vivimos
en un clima de l8ibertad religiosa, los obispos vascos, en una densa y luminosa
carta conjunta, denuncian la existencia de muchos cristianos vergonzantes. Sus
palabras no tienen desperdicio.
"Son bastantes
los creyentes -afirman- que viven hoy su fe de manera vergonzante. Acobardados
por el ambiente inhóspito e, incluso hostil, ocultan permanentemente su fe, sin
expresar nunca ante nadie aquello que da sentido a su existencia cristiana.
En algunos sectores
cristianos se ha pasado en estos años de una actitud apologética segura y hasta
agresiva a una postura de cierto complejo de inferioridad, como si en estos
momentos no tuviéramos los creyentes nada válido que aportar.
Sin embargo, la fe no
se vive clandestinamente, a escondidas. La fe no puede quedar siempre en algo
que se supone y se silencia. El creyente vive su adhesión al Dios de Jesucristo
en el interior de su corazón pero lo confiesa con sus labios" (Rm 10,9).
"Es impensable -afirma Pablo VI- que un hombre haya acogido la Palabra de
Dios y se haya entregado al Reino, sin convertirse en alguien que, a su vez, da
testimonio y anuncia el Evangelio" (Pablo VI, EN 24).
Tal vez podemos dar ya
algunos pasos. Muchos de nosotros convivimos o tenemos contacto con familiares
y amigos que se han distanciado de la fe. ¿Por qué les hemos de ocultar nuestra
experiencia creyentes, nuestras convicciones y las motivaciones que animan
nuestra fe? ¿Por qué los padres cristianos han de renunciar tan fácilmente a
expresar y testimoniar su fe ante sus hijos? ¿Por qué los educadores y
profesores cristianos han de ocultar su identidad mientras otros alardean de su
ateísmo? ¿Por qué hemos de silenciar los creyentes nuestra visión cristiana de
la vida cuando otros manifiestan públicamente su actitud increyente?"
(Obispos vascos, Creer en tiempos de increencia, Cuaresma-Pascua, 1988,
nº 65).
CON LA FUERZA DEL ESPIRÍTU
Además de
recordar las promesas que tantas veces recuerda el Apocalipsis: "Al que
venciere, le daré la corona de la victoria", Jesús promete el don del
Espíritu que iluminará al testigo en una doble función:
a) Fortalecerá en el testimonio.
Le confortará. "Seréis revestidos con
la fuerza de lo alto" (He 1,8).
Hará que incluso el testigo
sufra con alegría la persecución: "Sobreabundo de gozo en mis
tribulaciones" (2 Cor 7,4).
“Los apóstoles
-testifica Lucas- salieron contentos de haber sufrido por el Señor Jesús"
(He ).
Los mártires de
Barbastro. Están como ebrios de gozo en medio de los malos tratos y de la
muerte inminente.
b) Iluminará e inspirará lo que han de responder
Jesús promete la acción
del Espíritu a la hora de dar testimonio, sobre todo en situaciones
martiriales.
Lucas habla, sin duda,
desde la experiencia de los grandes testigos que confesado martirialmente la
fe. Al poner la promesa en labios de Jesús tiene en su recuerdo la constatación
que se ha verificado en muchos "mártires" de la Iglesia; en primer
lugar, Pedro y Juan que, con la claridad y firmeza de su testimonio asombran al
mismo sanedrín que sabe que "son hombres sin letras" (He 4,13); es
patente la acción del Espíritu "que habla por los profetas" en
Esteban; "algunos de la sinagoga no son capaces de hacer frente al
espíritu con que habla" (He 6,11).
Somos
mediadores del Espíritu. Es él el que ha de dar testimonio por nuestro medio.
"No os preocupéis por lo que vais a decir o por cómo lo diréis, pues lo
que tenéis que decir se os inspirará en aquel momento; porque no seréis
vosotros los que habléis; será el Espíritu de vuestro Padre quien hable por
vuestro medio" (Mt 10,19-20).
El ejemplo de Amelia y
el de Cándida.
Nos iluminará cuándo y
qué hemos de hablar.
No es fácil saber
cuándo he de hablar y cuando he de callar.
A veces el hablar sobre
el tema religioso puede ser contrapruducente porque hay un ánimo indispuesto.
Tan perjudicial es
hablar cuando se debe callar o callar cuando se debe hablar. Es el don de la
prudencia.
ORAR Y ESTUDIAR
Y lo mismo sobre lo que
se ha de decir cuando se ha de hablar.
Es necesario estudiar y
prepararse.
También es preciso
formar en la fe, estudiar, reflexionar, prepararse para dar
acertadamente razón de nuestra fe.
Es preciso orar, como
hacían los primeros cristianos. Pablo pide oraciones a los efesios para hablar
acertadamente.
La fe en el Espíritu es
esencial, de otro modo viviremos acobardados como los apóstoles antes de la
manifestación del Espíritu. Pero cuando se tiene fe en el Espíritu, se es
irresistible.
EJEMPLOS DE ASISTENCIA
La acción
del Espíritu se pone de manifiesto en muchos seglares: Retamoso, Zanotta,
Cándida.
Para que el Espíritu
pueda actuar se requiere:
1º Desinterés: Que el testigo no se busque a sí mismo,
su prestigio.
2º Fe firme y confianza total en la acción del Espíritu.
Todos los profetas se
resisten a aceptar la misión de dar testimonio: "No sé, no tengo
cultura"..., "soy un muchacho"
..., "no sé hablar"... El Señor les hace ver con toda
claridad: "Yo estaré contigo"... A partir de ahí aceptan la misión.
Claret, por ejemplo: "Conocían las grandes dificultades ...Pero
oía una voz que me decía: "Yo estaré contigo..."
Es normal que muchos
"cristianos" se asusten y echen para atrás... Pero si creemos de
verdad en la acción del Espíritu nada ni nadie nos intimidará.
UNA VIDA QUE LEVANTE SOSPECHAS
Se
necesita, antes que nada, antes de hablar, llevar un vida convincente que
levante sospechas.
El nieto de Ramón y
Palmira.
Primero dar testimonio
con la vida, y luego con la palabra.
TESTIMONIOS DE AYER Y DE HOY
Los del sanedrín estaban
asombrados de que dieran semejante testimonio hombres sin letras.
Un testimonio moderno:
Lolo Correa, inculto ante sacerdotes y religiosos. Nos impactó a todos.
Se cumple
inexorablemente la profecía de Joel: “Vuestros hijos y vuestras hijas
profetizarán y vuestros ancianos tendrán sueños... Hasta en los esclavos y
esclavas derramaré mi espíritu aquellos días” (Jl 3,3-5).
Todos tenemos la tentación de ser fuertes con los
débiles y débiles con los fuertes, al revés de lo que hacía y decía Pablo: “Me
hago fuerte con los fuertes y débil con los débiles” (1 Cor 9,22-23)....
El que a vosotros defiende,
a mí me defiende; el que por vosotros da la cara, por mí da la cara (cf. Mt
25,40).
“Bienaventurados los
que padecen persecución por la justicia”, por defender al indefenso y dar la
cara por el oprimido (Mt 5,10).
“Cristo crucificado
para los judíos es un escándalo y para los griegos una necedad” (1 Cor 1,23).
No entendía el misterio de un Dios crucificado. Era una increíble y aberrante
contradicción.
“Yo no me avergüenzo
del Evangelio” (Rm 1, 16).
“No te avergüences de
dar testimonio de nuestro Señor Jesucristo ni de mí, prisionero por esa causa”
(2 Tm 1,8).
Atilano
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