CONSIGNAS PARA
UNAS BUENAS RELACIONES HUMANAS
Las
buenas relaciones son la fuente de una vida fecunda y feliz
1.Habla
con las personas. No hay nada tan agradable y animante como unas palabras de
saludo cordial, particularmente hoy, que tanto necesitamos de gestos amables.
2.Sonríe
a las personas. La sonrisa cuesta poco y, sin embargo, vale mucho. San Antonio
María Claret aconseja a los claretianos ir por la vida con un rostro sonriente.
“No vayas por la vida con cara de pocos, sino de muchos amigos”.
3.Llama
a las personas por su nombre. Para casi todos, la música más suave es oír su
propio nombre. Esto supone, claro, el esfuerzo de aprender el nombre de las
personas que forman tu entorno.
4.¿Deseas
tener amigos/as? Sé tú amigo/a. Adelántate a ofrecer tu amistad. Esmérate en
ser cercano y servicial. Alguien tiene que tomar la delantera. Sé tú el que se
adelanta a propiciar relaciones de amistad.
5.Sé
cordial. Habla y actúa con toda sinceridad; desecha toda diplomacia y
formalismo. Sé transparente: todo lo que hagas hazlo con gusto y alegría.
6.Interésate
sincera y esmeradamente por los demás, por sus cosas, sus proyectos, su
profesión, su vida, sus ocupaciones. Comparte tus vivencias con las personas de
confianza. No son de fiar ni los que sólo hablan de sí mismos, ni los que nunca
hablan de sí mismos.
7.Sé
generoso en elogiar y cauteloso en criticar. Quienes gozan de buenas relaciones
es porque saben elogiar (sin adular, claro, pues la adulación es una traición),
los que saben animar, los que saben dar confianza y elevar a los otros.
8.Procura captar
los sentimientos de los demás y ponerte en sintonía con ellos, haciéndolos
tuyos. Sigue fielmente el consejo de Pablo: “Alégrate con los que se alegran;
llora con los que lloran” (Rm 12,15).
9.Nunca
te presentes con aires de superioridad; más bien, como dice san Pablo:
“considera que los demás son superiores” (Flp 2,3). Como señala san Agustín,
“los amigos enseñan y aprenden los unos de otros”. Reconoce agradecido lo que
recibes de las personas que te rodean.
10.Sé
generoso siempre en las expresiones afecto y amistad, en los gestos de servicio
y ayuda a los que te rodean. No te olvides del regalo oportuno que, aunque
sencillo, esté cargado de afecto.
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