“TENGO LA CERTEZA DE LA RESURRECIÓN Y LA VIDA…”
Tomando este tema no podemos en nuestra Ceb. SanFelipeySantiago olvidar
a nuestro querido Antonio Ramirez, Antoñito ¡!
No podemos olvidar su
convicción , su certeza , su entusiasmo
contagioso al referirse al paso
de una vida a otra, su alegría por
reencontrarse con sus padres a los que siempre veneró .- Este
testimonio bastaría como reflexión a la Palabra de éste domingo.
Cuanto más alegre la vida menos temerosa será la muerte, sí así son las alegrías de este mundo, que no
son más que aperitivos del otro. Las
grandes alegrías de la familia unida, de la comunidad, de la cálida amistad, de
la convivencia agradable nos ayudan a lo que ha de ser la bienaventuranza eterna.
La esperanza, la certeza de lo que vendrá hace más llevaderos los trabajos, los tropiezos inevitables de la
vida, las caídas de salud, algún desencuentro en nuestra labor terrena, recordemos a santa Teresa: “esta vida no es más que una mala noche en
una mala posada”….
Esta esperanza es la que, de hecho, hace afrontar la muerte con
valentía y hasta con alegría, con ansia, como se ha puesto de manifiesto en el
martirio de los Macabeos .
Al llegar a la Casa del Padre, nos
despojaremos de todo lo que nos sirvió para andar el camino, las herramientas que tuvimos para mejorar en algo el entorno
por el que transitamos. Dejaremos
atrás el tiempo que se nos concedió para aprender a amar. Porque el cielo consistió en amar, el
cielo lo construimos en la tierra. Se trata por lo tanto aprovechar las prórrogas
que se nos regalan, construyendo una
convivencia amable, fraterna, de justicia, de acogida y acompañamiento de los que necesitan un
apoyo. La esperanza de la vida futura no nos excusa de
preocuparnos de mejorar ésta, sino que nos compromete más y más.
Lo que ha de constituir la dicha y bienaventuranza en el más allá, lo ha
de constituir en el más acá. Por eso
hay que empezar ya la fiesta de la amistad, hay que empezar a saborear
la dicha de la solidaridad, de la
familia unida, del compartir, del acompañar, del acoger, Jesús de Nazaret quiere que
convirtamos la tierra en un cielo, en el tiempo de los aperitivos del gran
Banquete. Por lo tanto, no olvidemos de que estamos en
vísperas de la Gran Fiesta y que la víspera de fiesta ya tiene mucho de
fiesta. Convengamos pues, la víspera de fiesta en Paz .-
Comentario de
“El Don de la Palabra” de Atilano
Alaiz, en versión libre autorizada por el autor,
realizada por Eduardo Bernadá.-
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