Dgo.8 diciembre 2017 FIESTA del BAUTISMO DEL SEÑOR
ESPIRITUALIDAD BAUTISMAL Mt. 3,13-17 Ciclo A Comenta Atilano Alaiz. Versión
libre autorizada por el autor.-
La
primer Iglesia ve el bautismo como modelo y prototipo del mismo. Aquí como en la celebración de la Natividad
del Señor, nos corresponde a todo el “pueblo de Dios” la responsabilidad de
dignificar, dar la real importancia a esta celebración simbólica, donde la
comunidad proclama la incorporación de un
nuevo hijo del Padre, hermano del Hijo y
templo del Espíritu. Para
muchos esta celebración contiene algo de
misterioso, para otros actúa como una vacuna donde el bautizado queda
garantizado como cristiano,
luego tomará
la comunión y se casará por iglesia, si
tiene suerte le darán la extrema-unción cerrando su paso como cristiano. No
comprendemos el “gran regalo que nos hace Dios, llamarnos y ser de
verdad sus hijos “ (Jn.3,1-3) El Padre
quiso que su Hijo se hiciera uno de nosotros, para que sea el primogénito entre
muchos hermanos y nos asemejemos a Ël (Rm. 8,29)
Los primeros cristianos con vocablos griegos
decían que la piscina bautismal era shoma
y shema, tumba
y cuna, seno
y sepultura. Tumba
porque en ella
queda sepultado el
hombre viejo; cuna
porque en ella
nace el hombre
nuevo según Cristo.
Por lo tanto debemos redimensionar el
bautismo, porque a veces
resulta chocante, en la medida que crece la ostentación social,
las cámaras, los teléfonos de última generación, hacemos decrecer la intensidad de la verdadera
vivencia de la fe. En este tema
están incluidos todos los actores,
familiares, comunidad y
celebrantes que no advierten, no
advertimos debidamente sobre
la dimensión de la celebración.-
Bautizarse
es reafirmarse con
solemnidad en la dinámica
pascual, irse configurando con Cristo.
Cómo discípulos de Jesús
sentimos lo fácil,
la tentación de seguir los “valores
mundanos del momento” buscando
los caminos fáciles , los más cómodos
sin sobresaltos, seguros, codeando y trepando; …por eso se nos unge con aceite, que recuerda la
lucha y la fuerza del Espíritu para ser
cristianos valientes, fuertes
y fieles.
La comunidad cristiana te recibe con gran alegría y entrega el signo
del cristiano la cruz, la misma
comunidad se responsabilizará del nuevo
hermano, el bautizado se
comprometía a participar activamente
en la vida y
misión de la
comunidad. Así se
concebía entre los primeros cristianos el bautismo. No
concebían un cristiano pasivo.
Así es que tanto Pablo y
Pedro insisten en que cada
miembro ha de poner su carisma
al servicio de
la vida y la misión de la
comunidad. (Rm. 12,3-8)
La espiritualidad bautismal
nos debe convertir en cristianos
jubilosos, impulsados por una mística
dinamizadora. NO SOMOS CRISTIANOS TERMINADOS, NOS VAMOS HACIENDO CRISTIANOS CADA
DÍA, en nuestra familia, en el
trabajo, en el templo, en nuestra pequeña comunidad, seamos corazón y motor en cada lugar.
Versión
libre del comentario de Atilano Alaiz, autorizado por el autor, realizado por
J.Eduardo Bernadá
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