DE REGRESO A CASA…..
De vuelta de
un día de trabajo complicado volví en el bus como siempre repleto a esa
hora. Al rato se desocupa un asiento, me
acomodo y la señora de al lado sonriendo me dice suerte se desocupó.!
Respondiendo, si por suerte, aún me queda un trecho para llegar a casa, todo
esto casi sin mirar a la señora, para no continuar el diálogo.
Sin embargo la señora me dice; “ yo
prefiero no llegar a casa, cuando llegue a la terminal, pago y sigo otra vuelta
en el bus. ¿para qué voy a llegar?
Me di cuenta que a la señora le estaba
sucediendo algo y tenía necesidad de contar, contrariamente a lo que hago decidí escucharle, le pedí a Dios
me ayudara.
Me contó que en habiendo” quedado
viuda con tres hijos ahora en su casa no es
valorada, se siente como si fuere
personal de servicio, sus hijos no se dan cuenta de los años transcurridos,
ella entiende todos trabajan fuera, pero ella lo hace dentro, ya las manos con
dedos torcidos por el reuma hay días que no puede ni doblarlos. Cuando llegan
sólo preguntan que hay de comer, está limpia y planchada la ropa! “ Realmente me apenó mucho escucharle ya
estaba por llegar a mi parada estaba deseando llegar a casa, llovía y estaba
refrescando a pesar de ello, ella deseaba seguir en el bus.
Confesó que hace unos días se dijo, “esto debe cambiar, les crié mal,
los acostumbré muy mal, pero desde ahora esto se terminó, todos tenemos
responsabilidades.” Me alegró porque
ella se estaba valorando, pero el cambio radical le estaba resultando muy difícil.
Sus hijos le reclaman más atención
en el trabajo,” si no tienes otra cosa que hacer, no sales te pasas todo el día tranquila en
casa, de que estás cansada” Solamente
podía escucharle, llegó mi parada solamente atiné a decirle, que el cambio era
doloroso y difícil , pero que siguiera con fe y esperanza que cuando se
sintiera agobiada mirara hacia arriba y le pidiera fuerzas a Dios, confiara, la recibiría.. Me levanté y le di un beso,
fuerza abuela, hasta siempre.
Al bajar agobiado por lo sucedido sentí cierto
alivio al ver que aunque fuere se había podido deshogar, con un desconocido
pero valía. Recordaré siempre sus
palabras de despedida gracias hijo por escucharme, que tengas mucha suerte.
Seguidamente caminando pensaba qué hijos
estos desagradecidos, cómo se puede ser tan ciego para no ver la realidad, el
paso de los años en su madre!
Pero
enseguida me dije ¿ Y yo ? no estaré igual
de ciego con quienes me rodean, indiferente ante los sentimientos, los
sufrimientos de quienes pasan o viven a mi lado?
Intentemos mirarnos y
escucharnos un poquito más ¡!
Adaptado de CIUDAD
NUEVA,
marzo 2018, pag.21.
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