Comunidades Eclesiales de
Base: Identidad
La
Articulación Continental Latinoamericana y Caribeña de Comunidades Eclesiales
de Base, como parte de su servicio, ofrece al Pueblo de Dios una síntesis de la
identidad de las CEBs, recogida de su caminar en las últimas décadas.
Las
CEBs son célula inicial de estructuración eclesial (Medellín 15,10) y son
Iglesia sacramento (LG#1 y 26); procuran ser fieles a la misión que Jesucristo
nos dejó. En comunidad “partimos el pan” memoria viviente en la base de la
iglesia y de la sociedad, con profundo sentido de participación sinodal
(Vaticano II).
Cinco
rasgos fundamentales de su identidad:
1. EL SEGUIMIENTO DE
JESÚS DE NAZARET Y EL PROYECTO DEL REINO DE DIOS.
Siguen
a Jesús de Nazaret, aquel que “siendo de condición divina se anonado y se hizo
esclavo” (Flp. 2, 7), y viviendo su condición humana en la realidad pobre de
Galilea realizó su misión, siempre en salida. Mc 1,10.38; 13, 1
El
centro de la misión de Jesucristo está en el anuncio del Reino de Dios. Jesús
indica que el Reino está entre nosotros y camina a la plenitud. Anuncia su
presencia con señales: la inclusión de los marginados, el amor por encima de la
Ley y la defensa irrevocable de la vida (Mc 2, 1-3,6). Estos principios
configuran el proyecto de vida de Jesús de Nazaret en fidelidad al Padre y al
impulso del Espíritu. Las comunidades afirman su deseo y prontitud para seguir
el mismo camino.
Son convocadas por Jesús para
formar comunidades de hermanas y hermanos, fraternas, sororales y solidarias,
buscando dignidad de vida para todas y todos. Como El, quieren estar entre los
pequeños y desde ahí realizar su misión.
El ser de la Iglesia (Hch. 2, 42-47) y por lo tanto de las CEBs es la de ser una
comunidad misionera revelando y realizando, a todos los pueblos y en todos los
tiempos, la presencia liberadora de Jesús por su Espíritu.
Con
este Jesús que experimentó la persecución, conoció el dolor y el sufrimiento, y
muriendo abrió, por su resurrección, un nuevo horizonte de vida, las CEBs
quieren continuar el proyecto del Reino de Dios.
2. CENTRALIDAD DE LA
PALABRA DE DIOS CON LA FUERZA DEL ESPÍRITU.
Las
CEBs, se sienten impulsadas por el Espíritu de Dios, a quien Jesús llamaba Abba, y con quién se relacionó como
Hijo amado; en esta experiencia de cercanía y apertura se sienten interpeladas
a escuchar y acoger a Dios en la vida, en los acontecimientos del día a día y
del mundo. Ellas reconocen los signos de los tiempos que el Espíritu les sigue
indicando para continuar la misión. Es desde esta dinámica que las CEBs se
acercan a los textos de la Biblia buscando en ellos luz y fuerza para reconocer
la voluntad de Dios, el camino que han de seguir y las acciones que deben
implementar.
Las
CEBs son convocadas por la Palabra, que, para nosotros, y cristianas, es el
mismo Jesucristo. Reconocen la continuidad de esta Palabra que se manifiesta en
la realidad y que acontece con la fuerza del Espíritu. Asumen que la creación
divina es un proceso abierto y la semilla de la Palabra continúa el actuar en
la historia en las diversas expresiones de la realidad como bien dice San
Justino en el siglo II y retomada por el Concilio Vaticano II.
La
Sagrada Escritura, Palabra de Dios, es un camino por el cual pueden reafirmar
hoy la esperanza de un mundo donde mujeres y hombres, jóvenes y niños vivan con
dignidad en el Amor.
3.
ESPIRITUALIDAD PROFÉTICA Y LIBERADORA
Las CEBs expresan su fe a través
del anuncio y la denuncia profética, rompiendo con las cadenas injustas y
asumiendo la dimensión liberadora. Su espiritualidad está encarnada en las
realidades cotidianas donde experimentan la presencia de Dios en sus vidas.
Esta espiritualidad se vive en el seguimiento de Jesús, a ejemplo de María del
Magnificat y se impulsa desde el testimonio de los mártires, quienes son modelo
de acción en la defensa de la vida y los derechos de los pobres.
Las CEBs saborean y celebran,
uniendo fe y vida en todas sus dimensiones: económica, social, política,
cultural y ecológica; lo hacen de forma festiva, creativa y participativa,
haciendo memoria pascual de Jesús.
El camino espiritual de las CEBs
es construido por el compromiso vinculado a una dimensión profunda de la
persona, de modo profético y liberador, abiertas también al diálogo ecuménico e
interreligioso en la defensa de la vida y el cuidado de la Casa Común. Su
espiritualidad se fundamenta en la Pascua de Jesús (Eucaristía) y se expresa
compasiva y solidariamente con quienes sufren y en la lucha contra toda
injusticia.
4.
OPCIÓN POR LOS POBRES
Las CEBs viven su opción desde,
entre y con los pobres, compartiendo las alegrías y dificultades del día a día,
avizorando una sociedad sin desigualdad, injusticia y opresión. Los pobres
conocen el sufrimiento pero saben que Dios no los abandona nunca. La opción por
los pobres es teológica, cristológica, pneumatológica y eclesiológica. Como
dice el Papa Francisco: “…la opción por los pobres es una categoría teológica
antes que cultural, sociológica, política o filosófica. Dios les otorga «su
primera misericordia». Esta preferencia divina tiene consecuencias en la vida
de fe de todos los cristianos, llamados a tener «los mismos sentimientos de
Jesucristo» (Flp 2,5)”. (EG 198)
Es necesario, como dice la
Conferencia de Aparecida, identificar quiénes son los pobres y a todas aquellas
personas que viven en las periferias geográficas, culturales y existenciales
(Cf. Aparecida 402); Ellos son fruto de un proceso de explotación y
empobrecimiento por un sistema injusto.
Sufren con el abandono por parte de las estructuras sociales y políticas
y algunas veces, por la propia Iglesia.
Las CEBs reconocen la fuerza
histórica de los pobres y al modo de Jesús asumen sus causas, viendo en ellos a
los protagonistas de las transformaciones estructurales de la sociedad y
apuntando hacia un proyecto que garantiza la vida plena en armonía con la Madre
Tierra.
5.
COMPROMISO CON LAS TRANSFORMACIONES ESTRUCTURALES DE LA SOCIEDAD
Las CEBs:
Buscan responder a los signos de
los tiempos, al denunciar la injusticia institucionalizada y el pecado social
que mata la vida a través de una economía de exclusión, de la idolatría del
dinero que domina en vez de servir, generando violencia en contra de los
pobres. (cf. EG 53-60).
Asumen que la lucha social y
ecológica es una única lucha, porque están convencidas de que “Otro mundo es
posible, urgente y necesario”. Esto implica un triple cambio: personal,
colectivo y estructural. No es posible, como dice el Papa Francisco, que haya
familias sin techo, sin trabajo y sin tierra.
Participan y refuerzan los
proyectos alternativos, sustentables y equitativos apuntando a un nuevo modo de
producción y consumo socio ambiental.
Se identifican y asumen la
propuesta del Buen Vivir, Buen Convivir, que viene de los pueblos originarios e
indica un estilo de vida y valores contrapuestos al actual sistema.
Procuran participar en las
luchas de los movimientos sociales-populares y políticos que asumen el
compromiso por la transformación estructural.
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