¡Sorpresa! La catequesis del papa Francisco la dio un niño.
Antoine Mekary | ALETEIA | I.Media
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“Desear
un corazón nuevo”, instó el papa Francisco para vivir una vida plena y vivir
como niños “libres” delante del Padre. Pero hoy hubo una sorpresa. Un
niño argentino autístico de 7 años hizo reflexionar al papa Francisco sobre esa
libertad y se convirtió en el protagonista para deleite de los fieles y
peregrinos presentes en el Aula Pablo VI del Vaticano.
El
niño Wenzel Eluney se ganó enseguida el corazón de los asistentes y del
Pontífice, debido a su espontaneidad; sin
considerar el momento solemne, se coló como un rayo en el escenario donde el
Papa predicaba y se paró al lado del Guardia Suiza. Le agarró el vestido
colorado, los guantes y la alabarda, y sin parar de divertirse dio varios giros
alrededor. Era el centro de la audiencia, el protagonista absoluto.
La
mamá del pequeño corrió y finalmente lo aferró delante del Papa y le explicó
que eran de Argentina y que su hijo no hablaba. “Dejálo,
si quiere jugar acá, dejálo”, dijo el Papa. Y luego dirigiéndose a
monseñor Georg Gänswein, Prefecto de la Casa Pontificia, bromeó:
“Es argentino…indisciplinado”. La familia de Wenzel vive actualmente en
Verona, norte de Italia, recibe la ayuda de la ANTS Onlus para el autismo. Se
trata de una asociación de padres para hablar, aprender y entender como ayudar
a sus hijos.
Francisco
conmovido y aprovechando el momento de la bendición y de la oración por los
niños y ancianos enfermos o que sufren dijo: “¡Queridos hermanos! Este chico es
mudo. No puede hablar. Pero sabe comunicar, sabe expresarse. Y tiene
una cosa que me hizo pensar. ¡Es libre! Indisciplinadamente libre (risas y
aplausos).
Pero
es libre… y me hizo pensar a mí: ¿Yo soy también libre así delante de Dios?
Cuando Jesús dice tenemos que hacernos como niños, nos dice que tenemos que
tener la libertad que tiene un niño delante de su Padre. Creo que nos
predicó a todos este chico. Y pidamos la gracia de que pueda hablar.
¡Gracias!”.
El Pontífice concluyó hoy su
propuesta de itinerario a través del decálogo y lo hizo a modo de
recapitulación. En primer lugar, destacó el sentimiento de gratitud a
Dios que brota que quien se siente “amado primero”, y se “ha dado totalmente
sin pedirnos nada a cambio”.
Ese amor, destacó, invita a “la confianza y a la obediencia, y nos
rescata del engaño de las idolatrías, del deseo de acaparar cosas y dominar a
las personas, buscando seguridades terrenales que en realidad nos vacían y
esclavizan. Dios nos ha hecho sus hijos, ha colmado nuestro anhelo más profun
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