jueves, 24 de diciembre de 2020

AMERINDIA. Vivamos siempre en Adviento, siempre testigos de la esperanza, Rosa RAMOS.-

  “Maranatha: ven Señor Jesús.

Hasta el último día todo es Adviento.

Un “ven” constante y eterno.

Un solo grito: “ven”…

José María Rodríguez Olaizola s,j

 

Hace unos días le pregunté a amigos de confianza: “¿Cómo estás viviendo el Adviento?, pues yo no consigo vivirlo porque casi todos los días me gana la indignación”. Afortunadamente algunos muy sinceramente me respondieron que estaban en la misma, una respuesta fue genial, la transcribo: “Vaya mujer católica, yo de Adviento nada, estoy en modo supervivencia”.

 

Me tranquilizó a medias esta respuesta, me quitó gravedad, peso, eso sí, pero luego seguí persiguiendo el espíritu del Adviento, si bien mi tiempo litúrgico preferido es el “ordinario”. 

 

Empecé por lo práctico, por el cuerpo, ya que soy muy “material” o “Tomasita”: busqué el pesebre artesanal en forma de árbol y los adornos navideños, los tiré en medio del living de modo que molestaran las bolsas,  y, como era de esperar, unas horas más tarde, me dediqué a armar todo con esmero. Una vez preparada la casa, aún faltaba prepararme interiormente. 

 

Y llegó ese momento: un día de retiro de Adviento. Increíblemente para mí, que tanto rechazo la virtualidad que quiere hacerse pasar por normalidad, el retiro lo bajé de You Tube y de una propuesta del exterior, de los jesuitas de España. Pues vale, valió para mí, así que lo promuevo pues aún hay tiempo https://youtu.be/tjIevpWwmDU

 

Allí José María Rodríguez Olaizola, comienza -después de dar las indicaciones previas- por el salmo 129: “Desde lo hondo clamo a ti Señor” y siguió señalando las razones del desaliento, lo que nos ha quitado la esperanza en este 2020 de pandemia. Si bien hablaba desde su país, bien nos podemos identificar con esas razones: la incertidumbre, el miedo, las cifras del covid, la soledad, la precariedad y crisis económica, la conflictividad social, los límites que nos cercan, las otras pandemias preexistentes que se ocultan, los sentimientos negativos que se van instalando en las entrañas (es significativo que un varón  use el término) como tristeza, enfado, escepticismo, impaciencia… 

 

Qué bueno partir de la realidad, de la tierra que pisamos, o la arena movediza que se abre al paso y desestabiliza. La esperanza cristiana no es “volada”, ni se puede producir artificialmente, sino que parte del humus-verdad que vivimos y desde allí mismo, tocando las heridas, llega a sentir el latir de lo nuevo. Eso hizo el predicador, poner nombre a eso que nos habita, inquieta, duele o indigna en este año; para proseguir animando a decirle “sí a la esperanza”, porque el Adviento es un tiempo que nos anima a redoblarla.

 

Solemos decir “El Señor viene”, y es una lindísima expresión, es la razón de la alegría y la esperanza propia del Adviento. Claro que hilando más fino cabe preguntarnos ¿cómo viene?, ¿en qué sentido podemos afirmar que viene? Porque el Jesús histórico, el Jesús de Nazaret a quien seguimos, ya vino hace más de dos mil años, no va a nacer esta Navidad, ya nació, vivió, eligió una vida -por cierto muy especial- hizo comunidad, amó, también lo mataron…

 

Adviento hoy (acá retomo a Rodríguez Olaizola), nos encuentra en situación semejante, por la experiencia de fracaso y dolor, a que la que se vivía en el siglo I en la Galilea donde fue anunciado y recibido Jesús como una gran luz para el pueblo que vivía en tinieblas, tal como esperara y anunciara el profeta Isaías. También nosotros estamos en un período de tinieblas.

 

Adviento es tiempo de esperar la luz y de aprender a descubrirla. No sólo se trata de ver la dura tragedia, sino también aprender a mirar los motivos de esperanza que ya están presentes. A continuación el predicador expone seis motivos, sólo los enumeraré, el detalle lo encuentran en el video, con citas bíblicas y también de la Fratelli tutti del Papa Francisco.

 

En este mundo y en este presente hay esperanza de cura del covid y se está trabajando con mucho esfuerzo en procurar vacunas, allí apuntó a la creación continua en base a nuestros talentos y responsabilidad. Hay esperanza en los reencuentros y en el amor, extrañar a los que amamos, desear fervientemente verlos, cuidarlos, estar cerca, es signo de que amamos y somos amados. Hay hoy brotes de esperanza de paz y fraternidad, y allí cita varios puntos de la Encíclica del Papa. También reconocemos en este tiempo la esperanza de sabiduría, no bastan datos o información, experimentamos algo de esa sabiduría de vida que nos lleva a percibir los límites y a ser agradecidos por lo que tenemos y por el espíritu que nos permite seguir adelante a pesar de todos los fracasos (cita la película de Federico Fellini: Las noches de Cabiria, y su escena final que busqué y es realmente una joya  https://youtu.be/X48kuiSjUuQ). En este año largo de pandemia una vez que se ha detenido ese tiempo veloz que devorábamos instante a instante, exigentes de todo “ya”, estamos recuperando la esperanza y la paciencia de comprender el tiempo como historia. (Agrego siguiendo a Chul Han, que quizá estamos recuperando “el aroma del tiempo”). Ahora que no sabemos cuánto nos queda de esta enfermedad y sus secuelas, podemos apreciar el largo plazo, y trabajar –somos co-creadores- en esa gestación de un tiempo diferente, más humano y digno para todos.

 

El sexto motivo para la esperanza va más allá de las buenas dinámicas humanas que todos pueden aprender a mirar, se trata de la propiamente cristiana: la esperanza de un Salvador, Jesús. Como cristianos creemos que las esperanzas antes señaladas se cumplen en Jesús y en él fundamos nuestra “actitud” de esperanza: en él como Maestro de sabiduría de otra lógica, en él que abre caminos nuevos a los más vulnerables, en él que construye paz y con cuya encarnación y resurrección regala paz.

 

¿En qué sentido podemos afirmar que Dios viene?, ¿cómo es que viene o cómo podemos esperarlo hoy? Personalmente respondo con una afirmación que me impactó del retiro: “Toma tu enfado, tu miedo, tu hastío, tu impotencia, tu dolor, tu sensación de fracaso, tu soledad, y vuélvelo caricia, sencillez, encuentro, hogar, arte, canción, baile y… esperanza”. A esta conversión de Adviento me siento llamada este 2020. 

 

Es muy bonita y hasta conmovedora la oración “Maranatha”, escrita por el predicador del retiro. La podremos rezar en estos días, pero también todo el año.

 

“Maranatha, Ven Señor Jesús”,

Hasta el último día todo es Adviento.

Un “ven” constante y eterno.

Un solo grito: “Ven”.

Un ven que sale desde la entraña,

desde lo incompleto;

desde los fracasos y las mediocridades

en que uno se va instalando sin casi darse cuenta.

Un ven que planta sus cimientos

en los anhelos más hondos

y alza el vuelo

en los versos más sinceros:

“Ven”

un grito que brota desde la impotencia

ante el mal

que no sabes cómo afrontar;

desde el temor al desierto,

desde el no estar a la altura…

pero también desde el horizonte

de una tierra prometida

donde hay más verdad,

donde el bienestar

lo es para todos,

donde se destierra la acritud

que a tantos condena

sin juicio.

Una tierra donde el amor es

lágrima y júbilo y encuentro,

es toalla ceñida

y es ternura en gesto,

Es… ¡Tú ven!

A liberar tantos egos

que andan presos

en un laberinto de espejos.

Ven a mostrarnos la puerta

a la tierra de todos.

Ven.

Sólo eso.

Todo eso.

VEN.

 

El sentido de celebrar el Adviento cada año es que nos ayuda a seguir encarnando aquello acontecido hace dos mil años con Jesús. La semilla del reino ya plantada en la historia sigue germinando y puede iluminar nuestro presente y nuestra forma de esperar también hoy.

 

Vivamos siempre en Adviento, siempre testigos de la esperanza, si es preciso recogiendo nuestras piezas, miedos, ira santa, o simples “neuras”… Adviento nos invita a sonreír y recomenzar, como María y José, como la prostituta del film de Fellini, como Simone Weil, como Etty Hillesum y como nuestros vecinos y vecinas, esos santos de la puerta de al lado que hoy se levantan como cada día, agradecen la vida y la juegan con y por otros.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Multimedia


PARTE 1

PARTE 2

Bielli - Bernada