Estimado Hugo: Córdoba, 13 de junio de 2021
He leído tu carta con las opiniones
y sugerencias que has querido compartir con nosotros acerca de la marcha de
nuestra CEB San Felipe y Santiago. Sólo el hecho de hacerlo, y de hacerlo con
la sinceridad que te caracteriza, es de por sí de gran valor. Todo esto más
allá de las discrepancias que puedan existir, que no empañan en absoluto la exposición de cuanto pensamos; más aún, la
enriquecen.
Coincido contigo con los elementos que
tiene el grupo y que lo hacen creíble y viable. Aunque estimo que, en mi caso, los
comentarios o las opiniones que hago tienen un valor relativo por el hecho de formar
parte del grupo de una manera particular: formo parte del mismo mientras lo
hacemos de manera virtual, pero en cuanto pueda ser presencial, ya no podré formar
parte del mismo por razones obvias.
Este grupo tiene en su historia como
gran valor, la experiencia de subsistir
con el paso del tiempo -más de cincuenta años- además de los elementos que
tú bien señalas al principio. Y seguramente ha llegado hasta el día de hoy,
habiendo superado muchos problemas que yo desconozco puntualmente, pero que
imagino, porque es normal que esto suceda en cualquier grupo donde intervienen
seres humanos. Gente que viene, que se va, que fallece, que se muda, que discrepa. A pesar de todo, el grupo sigue y sigue con el paso del tiempo, por más
cincuenta años. Y ha llegado esta circunstancia tan particular de la pandemia.
Nunca antes la vivimos y en la misma, parece mentira, nos estamos reuniendo más
que antes, pero de forma distinta como es la virtual, mientras antes lo
hacíamos cada dos semanas de modo presencial.
Sin querer entrar en mayores detalles, mi opinión es que vamos llevando bastante bien las dinámicas con el nuevo formato, atendiendo que es totalmente nuevo para nosotros. Los elementos que conforman una CEB los tiene este grupo de manera clara. No obstante es bueno saber que las pequeñas comunidades eclesiales (como suelen ser denominadas en los documentos) no son todas idénticas pues emplean diversas modalidades.
Pero lo que nunca les debe faltar es la referencia a la Palabra, vivir la fraternidad, elevar la
oración, profundizar el crecimiento
en la fe-vida y fortalecer el
testimonio y el compromiso en el mundo de hoy. Y todo esto lo tiene este
grupo eclesial San Felipe y Santiago que formamos. Bajando a un detalle, no debe constituir un
problema que en alguna ocasión se decida tener una especie de taller de
formación o algo similar sobre un tema en concreto. Es un detalle secundario. Pero
debemos entender que una CEB no es un grupo bíblico que pretende otra cosa,
tener más conocimientos bíblicos. Y es recomendable que se tenga la celebración
eucarística en las casas, de ser posible, pues no siempre podrá estar presente
un Presbítero.
Como puedes apreciar, no bajo a detalles que pueden ser opinables, como realizar una acción concreta en común al servicio de la comunidad. Y son los que integran este grupo quienes deben pensarlo de manera puntual y presencial, como se propuso en la última reunión.
Pero, en síntesis, lo que he querido expresar es que el grupo, a mi manera de ver, me convence y tiene buena salud.
Lo que estamos haciendo ahora en forma
virtual, lo entendemos como “un mal menor” que siempre pensamos será
transitorio. Por descontado que han surgido, y surgirán, inconvenientes y
apreciaciones distintas, normales en todo grupo humano. Y si no los hubiera no
avanzaríamos porque, parece contradictorio, pero es así: las crisis bien
resueltas son oportunidad de crecimiento.
Gracias, Hugo, por tu carta que nos
hace pensar. Fraternalmente
P.
D. Lo que antecede responde a la carta
abierta de Hugo Bielli; por eso esta reflexión dirigida a él, es también para compartirla
entre todos.
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