Los autores de los libros sagrados, al escribir sus obras, no nos tenían en cuenta a nosotros, ellos se dirigían a sus comunidades con las dificultades propias de cualquier grupo humano.
Por lo tanto preguntarnos que me dice a mi la Biblia es errar el planteo. Esa es, en realidad, la segunda pregunta que debemos hacerle a la Biblia. La primera sería:
¿Qué quiso decir el autor a aquella gente a la que se dirige? ¿Qué intenciones tenía? Una vez descubierta esta respuesta, entonces ahí si me pregunto. ¿ Y ahora que me dice a mí este episodio de la Biblia?
Sin saber que les quiso decir el autor a sus comunidades, nunca podremos saber que me dice a mi.......
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