Ha terminado hoy día 24 el VII Encuentro de Redes Cristianas celebrado telemáticamente con un gran éxito de organización y participación. El sábado se comenzó con la oración inicial, la apertura y presentación y a continuación presentaron dos ponencias importantes de Yayo Herrero sobre Análisis de coyuntura y de Carlos García de Andoain sobre la Sinodalidad intercalado con la celebración de los distintos talleres ( seis) donde todos hemos podido participar activamente sobre distintos temas: la renta básica, las inmatriculaciones de la Iglesia, la Revuelta de mujeres en la Iglesia, pandemia y solidaridad, trabajo, pandemia y mundo obrero y Cuidar los comunes sobre la encíclica Fratelli tutti. El domingo, oración inicial, la Asamblea de Redes Cristianas y la celebración de la Acción de Gracias, terminando con la lectura del Manifiesto y despedida. Os dejo aquí el Manifiesto final de este VII Encuentro.
Un cordial saludo: Juan
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MANIFIESTO
Madrid 24 de octubre de 2021.
Durante los días 23 y 24 de octubre hemos celebrado telemáticamente el VII Encuentro estatal de Redes Cristianas, en el que hemos reflexionado sobre nuestro compromiso social en esta situación de post-pandemia y también sobre la reforma de la iglesia.
En ambos casos, para contribuir a un cambio real que mejore la calidad de vida de las personas y colectivos más afectados por la crisis sanitaria y socioeconómica producida y sitúe a la comunidad de creyentes en el nivel más idóneo para implicarse en la transformación social y en la construcción de un nuevo modelo económico que respete la naturaleza y ponga la vida en el centro para corregir la deriva del sistema capitalista; un modelo que genera desigualdad y pobreza y que destruye el planeta, imponiendo un futuro inhumano y catastrófico.
En tal sentido, manifestamos:
1º Entendemos que el respeto a la naturaleza y el cuidado de la tierra son elementos básicos para afrontar, aunque sea con retraso, una nueva época, donde la lucha contra el cambio climático y a favor de la biodiversidad supongan un horizonte irrenunciable para construir una nueva realidad planetaria, que proteja a una humanidad frágil, como la que la pandemia nos ha mostrado en su más duro rostro.
3º Pensamos que la dolorosa experiencia de la pandemia, con una pérdida de vidas humanas descomunal, especialmente en colectivos más vulnerables como las personas mayores en residencias, nos indica con toda rotundidad que la existencia de una sanidad pública bien dotada y eficiente constituye una necesidad básica para garantizar una atención de calidad, humanizada y competente, para asumir un reto tan colosal como el de la Covid-19.
En este tema, nos adherimos con todo entusiasmo al discurso social del Papa Francisco, que acaba de reclamar un salario universal para asegurar una vida digna a todas las poblaciones, extremo que conecta plenamente con nuestra opción por una Renta Básica Universal o, en su caso, cualquier instrumento efectivo que garantice el derecho a la subsistencia de todos los seres humanos, por encima de cualquier condición.
Solo desde la articulación de un sistema de cuidados potente, con su contingente de empleo y su dotación de medios, comportará un verdadero torpedo al neoliberalismo reinante, para que más pronto que tarde venzamos en común la lacra que también Francisco ha denunciado: “El neoliberalismo mata”.
7º Intuimos que también el movimiento de mujeres va a ser clave en la renovación profunda de la Iglesia, a pesar de que, en esta materia, la evolución de la institución está siendo inexplicablemente lenta y gravemente discriminatoria. Pero sin duda nuestras comunidades y grupos de cristianos y cristianas de base pueden dar un testimonio estratégico para explorar ese giro imprescindible para que la intercomunicación con la sociedad actual sea coherente y constructiva. No podemos comprender cómo la Iglesia va abriendo camino de esperanza en materias como el medio ambiente o la justicia social y, en cambio, cierra a las mujeres todas las puertas para la igualdad y para el respeto de sus derechos fundamentales.
En todo caso, dada la gravedad de este asunto, nos proponemos convocar un Encuentro o Asamblea General durante el 2022 abierta a todos los movimientos, comunidades y grupos de base de la Iglesia de nuestro país, para abordar tanto el tema de las inmatriculaciones como otros de singular interés para empujar el cambio en las estructuras eclesiásticas (la autofinanciación, por ejemplo), hacia una comunidad de creyentes libre y comprometida con su pueblo.
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