martes, 4 de enero de 2022

Nadie es profeta... Hemos solicitado hechos de vida para publicar, desde VIEDMA, Argentina, recibimos esta joyita....Gracias hermanos Silvia y Eduardo

 Había que seguir andando nomás.!!! 

En esta última Navidad, diciembre de 1995 , en el sector más humilde y más lleno de barro de mi parroquia, quisieron tener un pesebre viviente.   Pero nadie se animaba a organizarlo.   Ninguno sabía hacerlo. Todos tenían miedo a lo que pensaran los demás si no les salía bien. Hasta que una mujer jovencita, mamá de una nena de tres años y de un varoncito de cuatro meses, se animó. No tuvo miedo de meterse en el barro de su barrio. Corrió el riesgo de los chismes y de las críticas si las cosas no le salían bien, y aunque le salieran bien…

La mujercita leyó bien los pasajes de la Biblia que hablan de la Navidad, organizó a los chicos, y con sábanas, colchas y cortinas improvisó vestidos para los Pastores, los Magos, María, José y para un montón de angelitos.

Puso un oído en la Palabra de Dios, puso otro oído en las cosas pobres de la vida de su barrio. Hasta en los ensayos, recurrió a su bebé de cuatro meses. En la noche de Navidad su bebé iba a hacer de Niñito Jesús. Su hijita de tres años haría de angelito.

Veinte días antes de la Navidad, cuando fue a despertar de la siesta a su bebé, lo encontró muerto. Eso que llaman “muerte blanca”, que les toca imprevistamente a algunos bebés sanitos. Lo veló y lo enterró. Siguió preparando el pesebre. Yo me enteré recién en la noche de la Navidad. Antes de empezar el pesebre la mujercita me dijo:

- “...Y qué iba a hacer. El barrio estaba esperando el Pesebre por primera vez... Los chicos estaban entusiasmados.

Si yo no seguía preparando el Pesebre, el Niñito Jesús no nacía en este barrio. Yo sentía que mi bebé desde el cielo me pedía que lo hiciera. Su hermanita va a actuar de angelito”. Había que seguir andando nomás.

En medio de nuestro pueblo, todos los días se vencen miedos viejos y miedos nuevos para seguir amasando la vida desde el barro de nuestros amores y de nuestras pobrezas. Todos los días se puede oír el amor de los deseos de justicia y los balbuceos de una Palabra de Dios que augura esperanzas nuevas. Todos los días hay que seguir andando con la fuerza que nos da caminar juntos y con la felicidad que nos brinda poder celebrar juntos el cariño que nos une como pueblo de Dios.

Orlando Yorio, SFT: "Dar la Vida en la Opción por los Pobres". La Rioja, 1996.

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