Cuenta Atilano, que al llegar a Ferrol hace ya muchos años, algunos feligreses fueron con quejas sobre su compañero de ruta en esa parroquia. Decían se tomaba muchas libertades litúrgicas, descuidando los formalismos y su gran libertad pastoral y humana. Se desvivía por aquellos que no concurrían al templo, marginados de los cultos. Había personas desorientadas por tal comportamiento y lo descalificaban. Algo confundido por tales comentarios, de personas buenas que frecuentan el templo atiné a preguntarles: ¿ Se da los demás sin pedir nada a cambio? "Si eso si, se da enteramente" ¿ Ustedes ven que busque popularidad, prestigio, alguna ventaja económica?..."En absoluto eso no lo podemos decir" repusieron ¡¡¡¡Entonces alegráos, estáis viviendo con un auténtico profeta!!! Poco tiempo después me tocó asistir a su Pascua, enfermó gravemente y falleció, como un santo indisccutible; la gran mayoría del cortejo fúnebre eran los humildes, desamparados y muchos rehabilitados de adicciones. POR SU FRUTO LES CONOCERÁN.!!!
También nosotros somos profetas, testigos del Señor, cómo reconocerán nuestro mensaje? Por nuestras palabras llenas de misticismo, por nuestros rezos, rosarios y celebraciones? Cómo sabremos si caminamos de verdad por las sendas del Evangelio?
En este sentido es necesario satisfacer una doble exigencia que el amor se traduzca en obras y que las obras estén animadas por el amor, es decir, nos invita a un amor afectivo y efectivo.
Todo el Nuevo Testamento está sembrado de llamadas al amor efectivo y a no engañarse a si mismo con el follaje de las creencias, los sentimientos infecundos, los deseos vaporosos, los cultos y oraciones muy solemnes y las palabras altisonantes. Solo las obras son el verdadero test con garantía de autenticidad de la fe. Jesús nos dice categóricamente : " No basta decir Señor,! Señor!!" para entrar al Reino, no,! hay que poner por obra la voluntad de mi Padre del cielo" (Mt 7,21)
Para producir frutos abundantes y sanos es necesario, que la savia circule por el árbol. Y esa savia vital viene de Cristo. Necsitamos un proceso de interiorización para producir frutos abundantes.-
De "El Don de la Palabra" C.C. (2003) autor Atilano ALAIZ.
Versión libre autorizada por el autor, realizada por J.E.Bernadá
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