sábado, 18 de febrero de 2023

COMENTAMADILENE, de la Ceb.SanFelipeySantiago. Evangelio de la comunidad de Mateo 5,38-48

NADA PODEMOS HACER, SIN LA AYUDA DE JESÚS

 «Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”. Pero yo os digo: no hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra …”

Yo tenía 12 años cuando mi papa murió, él tenía 45.        

Era huérfano de padre y madre.    Sufrió mucho.   Fue  criado por una tía de él, que le hizo mucho daño y  él  la odió hasta su lecho de muerte.  En sus últimos momentos mi madre  le preguntó si la había perdonado;  él respondió que no  y  falleció.

De mi corta infancia a su lado, me quedó  muy claro el recuerdo de que mi papá nos prohibía terminantemente,  que la llamáramos  abuela  (a esa tía de él).

 Ella me llamaba a escondidas y yo le decía bajito al oído, abuela;    recuerdo  ella me sonreía.

Era el ojo por ojo de mi papá.   Pagaba mal con mal.   Nunca pudo perdonarla.  Y trató de transmitirnos ese odio, que era de él, pero no pudo.  Dios quiso otra cosa para nosotros  (mis hermanos y yo).

Esa experiencia a tan corta edad me quedó grabada, pero, para hacer lo contrario, aún sin saber porqué.

El por qué  y el cómo lo descubrí cuando me encontré con Jesús  a los 30 años, y lejos de mi tierra.

Ahora sé que solo caminando con Jesús tendremos la fuerza del Espíritu  para realizar lo que Él  hizo.   Solos no podemos nada.

 Es parados frente a Él, con Él es que podemos vivir el Evangelio, no parados frente a la ley.

A los 3 años de la muerte de  papá. Nos abandonó mi mamá. (“aunque te abandonen tu padre y tu madre, Yo no te abandonaré”)

Apareció años después y era una extraña para mí.

  Pero, el Espíritu  actuaba dentro mí  sin que me diera cuenta; como las plantas que crecen cada día y no vemos cuando ni como.

    Yo recordaba el odio de mi padre y a la vez no sabía cómo hacer para aceptar y perdonar a mi madre. Y no repetir el modelo de mi papá.

 Entonces un día le dije a Jesús: --yo quiero perdonarla, pero no puedo, si Tú me ayudas….

Casi todos los días le decía eso…. Y nada.  Esa comunicación duró muchos años. Fue un proceso. Primero no sentía nada, ni bien ni mal. Luego  empecé a aceptarla como madre, que me trajo al mundo.

 Y en una noche de Pascua,  Jesús me concedió la gracia que tanto pedía.

  En el momento no me di cuenta, fue al tiempo que supe que la había perdonado con la ayuda de Jesús.

Y fue una vida nueva para mí. Me sacó un peso del alma, porque ella no se enteraba de lo que yo sentía.   Mi mamá aún vive, tiene 84 años, y cuando voy a verla le miro a los ojos bien en el fondo, porque durante el tiempo de no-perdón, no lograba mirarla a los ojos.

Y todos mis hermanos a su tiempo la fueron perdonando como pudieron. Todos conocen a Jesús.

Mi papá no conocía a Jesús.

¿Quién puede humanamente perdonar al enemigo?  Y amarlo?  Sólo, si tenemos a Jesús en el corazón y le pedimos ayuda.

Por eso los cristianos vamos a contra marcha con el mundo de hoy, cuando oímos a una mamá que le dice al niño de 5 años:" si el compañerito del jardín te pegó,  devuélvele el golpe."

Cuando vemos al vecino decirle al que le pide un pedazo de pan, que no tiene nada para darle, y su “mercedes benz” está en el garaje.

El egoísmo de mostrar lo que tienen, y la falta de solidaridad con el que no tiene siquiera lo básico para vivir.

Yo aún recuerdo quien me dio de comer cuando tenía hambre y no había  nadie a quien pedir.

Jesús nos pide hacer el bien sin esperar la gloria.   Devolver bien por mal, y aunque parezca que no cambia nada,  sí cambia,  porque las buenas acciones dejan huellas que pueden ser replicadas y el mundo puede llegar a ser un lugar mejor. Hacer presente el Reino de Dios.

Que nos ayude Jesús a cortar la cadena de odio y mal con amor y acciones de bien, sin importar a quien, amigos o enemigos.

 “Con Él todo lo puedo”.                                              Madilene.

 Comentarios:

Hermosa experiencia personal que es evangelio puro. Y humanamente no es fácil perdonar a los enemigos, pero es el mensaje de Jesús.      Sin firma

Comenta Any Pehar👇

Cuánta necesidad de hacerlo vida, pero que difícil. Mucha mezquindad y lo que no se dice pero agrede. Falta compasión con el sufrimiento ajeno, comprender, no juzgar ni dar lecciones de moralidad.         gracias por compartir,   Any .-

Comentan desde Viedma 👇     Silvia y Eduardo

 Madilene habla muy sencillo y muy profundo, su relato nos conmueve porque todos hemos pasado por situaciones parecidas.  Ella nos comparte el tiempo que duró esta conversión, entonces nos anima a nosotros a sostenernos en nuestras creencias, para intentar atravesar egoismos, intentar atravesar odios.    Es muy profundo lo que está compartiendo, un abrazo grande CristinaEduardo,      de  Eduardo

   Comenta,   Silvia👇

  Buen día hermanos, acabo de leer el comentario de Madilene, tan sencillo, tan de la vida cotidiana que todos tenemos en estos perdones.  No puedo olvidar lo que nos enseñó Orlando, "hay perdones chiquitos y perdones grandes,  hay perdones muy largos que hay que elaborar para poder perdonar".  Les compartimos un relato muy iluminador  de Orlando,  

"El costurero de mi mamá ".   A ustedes que puedan seguir compartiendo estos y otros relatos en el querido Blog.- Muchas gracias Madilene.            Silvia



Cuánta necesidad de hacerlo vida, pero que difícil. Mucha mezquindad y lo que no se dice pero agrede. Falta compasión con el sufrimiento ajeno, comprender, no juzgar ni dar lecciones de moralidad.         gracias por compartir,   Any Pehar.-

Comentan desde Viedma 👇     Silvia y Eduardo

 Madilene habla muy sencillo y muy profundo, su relato nos conmueve porque todos hemos pasado por situaciones parecidas.  Ella nos comparte el tiempo que duró esta conversión, entonces nos anima a nosotros a sostenernos en nuestras creencias, para intentar atravesar egoismos, intentar atravesar odios.    Es muy profundo lo que está compartiendo, un abrazo grande CristinaEduardo,      de  Eduardo

   Comenta,   Silvia👇

  Buen día hermanos, acabo de leer el comentario de Madilene, tan sencillo, tan de la vida cotidiana que todos tenemos en estos perdones.  No puedo olvidar lo que nos enseñó Orlando, "hay perdones chiquitos y perdones grandes,  hay perdones muy largos que hay que elaborar para poder perdonar".  Les compartimos un relato muy iluminador  de Orlando,  

"El costurero de mi mamá ".   A ustedes que puedan seguir compartiendo estos y otros relatos en el querido Blog.- Muchas gracias Madilene.            Silvia

1 comentario:

  1. Sencillamente EMOCIONANTE testimonio, solo nos resta hacerlo realidad, es difícil, pero a seguirlo. Jesús nos acompaña.

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