Domingo de Ramos
Esa
entrada triunfal a Jerusalén, y esa multitud aclamándolo como rey y siempre me
pregunto, como es posible que en pocos días esas mismas personas, piden a
gritos que lo crucifiquen.
Qué
cambio tan radical en el seguimiento de Jesús y me pregunto si, según las
circunstancias de la vida lo aclamo y lo bendigo como salvador y en otras lo
vuelvo a crucificar.
Cuando
no veo al Jesús crucificado en el hermano hambriento o en el que sufre por las injusticia
del sistema de exclusión en que vivimos. Jesús sufre en ellos.
¿qué
sentido tiene el sufrimiento? Son
preguntas que me hago a partir de este Evangelio. No
podemos celebrar el gozo de la resurrección sin antes pasar por la cruz.
También
me llama a reflexionar mis muertes, cuántas, muertes tuve en mi vida para resucitar a la
vida plena, pero nunca pasé por esa cruz
sola, Jesús va con nosotros, en nosotros y todo hace parte de ese plan de amor
que tiene para nosotros.
Nos
cabe seguirlo, escucharlo, aceptar la voluntad del Padre, aunque no coincida
con la nuestra y no la entendamos muchas veces, hagamos como el burrito que dócilmente
dejó que Jesús lo montara, dejemos que sea Jesús el que dirija nuestras vidas.
Tampoco
puedo dejar de pensar en cuantas veces nos lavamos las manos de situaciones que
no tenemos el coraje de denunciar o intentar resolver y ayudar, miramos para
otro lado y que otros lo hagan.
En
definitiva, deberíamos pensar en cada personaje que aparece en este Evangelio y
colocarnos en su lugar y ver qué haríamos nosotros en esa situación.
Feliz y
provechosa semana santa hermana/os. Madilene
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