Encontrarse con Jesús, ya sea que lo
estés buscando o que lo hayas encontrado, va a ser un cambio radical en tu vida, porque ese tesoro que estaba
escondido, al encontrarlo, cambia totalmente tu vida.
Es imposible permanecer igual. Al
ingresar esa riqueza a nuestro corazón, todo cambia. La
vida adquiere un nuevo sentido, es como estar a oscuras y se hace la luz; ibas a tientas por el camino y al hacerse la
luz, ves con claridad cuál es el camino a seguir.
Cuando nuestra pequeña hija estaba muy
grave y sin diagnóstico, fui al encuentro de Jesús, porque me encontraba totalmente
a oscuras y sin esperanzas, aún no lo conocía. Pero había oído hablar de Él, así que cuando sentí que Jesús en su Espíritu
Santo tenía todo poder, confié ciegamente y le rogué por ella. Y Él me concedió ese milagro, porque el
tesoro más grande es el mismo Jesús que cambió mi vida para siempre; nuestras vidas.
Él es la gran perla, oculta, escondida,
allí donde ven los que tienen ojos para ver y oídos para oír.
Que la simplicidad de corazón y la confianza
nos guíe siempre hacia Él.
El
Reino ya está entre nosotros, en nuestro corazón. No dejemos que nos gane la
desesperanza y el desánimo, por la dureza de la realidad que nos rodea. Madilene
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