viernes, 18 de agosto de 2023

COMENTATILANO.- del "Don de la Palabra". Abreviado, adaptado con autorización del autor. Mateo 15,21-28

         ELOGIO A LA FE SENCILLA

     ¡  “Qué grande es tu fe”  ¡!     Le dice a una mujer pagana, despreciada por los judíos.   No nos deja de sorprender hace un rato le dice a los apóstoles, cargados de rezos,  cumplimientos, celebraciones en las sinagogas, “son hombres de poca fe”!!!  

            NOS ESTÁ DICIENDO A NOSOTROS HOY ¡!!!

   Aún más sorprendente la afirmación al centurión romano: “No he encontrado tanta fe en Israel””!!  Equivale otra vez  a “No he encontrado tanta fe en la Iglesia”

   Ese profeta-poeta de la Iglesia de nuestro tiempo, Dm. Pedro Casaldáliga, dice apasionada pero tímidamente:  “ Creo que creo de verdad en Jesús,  en ese Jesús que como él dirá en un poema de fuego, es el único crimen de su proceso.  Este gran creyente no tiene certeza total de que cree.   Porque se puede ser  un gran teólogo y no tener fe.  Se puede ser  “cristiano practicante” y, al mismo tiempo. Incrédulo.

   Decir:  “tengo mucha fe”  es una contradicción.  Con toda seguridad se puede afirmar que quién presume así tiene poca fe.    El creyente adulto y maduro tiene siempre una fe muy humilde y desconfiada de si misma.   ¡qué contradictorias nos suenan las afirmaciones de Jesús!!    A los devotos  les llama  “hombres de poca fe”  y a una mujer y a un hombre paganos, a los que la sociedad y nosotros consideramos descreídos, les reconoce: 

            “QUÉ GRANDE ES VUESTRA FE ¡!!

La fe, para que esté viva y crezca, ha de expresarse en la oración. La verdadera fe en Jesús se convierte en invocación.  

     “Cuando calla la oración, se apaga la fe” no basta todo lo que leemos, reflexionamos, actuamos;   es necesaria la oración.

El reavivamiento de la fe pasa inexorablemente por el doloroso y humilde reconocimiento de que, tal vez, apenas creemos que nuestra fe es mortecina; el reavivamiento de nuestra fe pasa por el grito de las hermanas de Lázaro:   “Señor, tu amigo ( que soy yo ) está enfermo”  (Jn 11,3) el reavivamiento de nuestra fe pasa por el grito de los apóstoles (LC. 17,5);   “Señor aumenta nuestra fe”!!! ,  danos una fe como la  de la  cananea de la que dijiste: 

                     “Mujer que grande es tú fe””!!! 

Texto abreviado adaptado con autorización del autor, Atilano Alaiz.  Adaptación Edo. Bernadá.

 

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