ELOGIO A LA FE SENCILLA
¡ “Qué grande es tu fe” ¡! Le dice a una mujer pagana, despreciada por los judíos. No nos deja de sorprender hace un rato le dice a los apóstoles, cargados de rezos, cumplimientos, celebraciones en las sinagogas, “son hombres de poca fe”!!!
NOS ESTÁ
DICIENDO A NOSOTROS HOY ¡!!!
Aún más
sorprendente la afirmación al centurión romano: “No he encontrado tanta fe en
Israel””!! Equivale otra vez a “No he encontrado tanta fe en la Iglesia”
Ese
profeta-poeta de la Iglesia de nuestro tiempo, Dm. Pedro Casaldáliga, dice
apasionada pero tímidamente: “ Creo que
creo de verdad en Jesús, en ese Jesús
que como él dirá en un poema de fuego, es el único crimen de su proceso. Este gran creyente no tiene certeza total de
que cree. Porque se puede ser un gran teólogo y no tener fe. Se puede ser
“cristiano practicante” y, al mismo tiempo. Incrédulo.
Decir: “tengo mucha fe” es una contradicción. Con toda seguridad se puede afirmar que quién
presume así tiene poca fe. El creyente
adulto y maduro tiene siempre una fe muy humilde y desconfiada de si
misma. ¡qué contradictorias nos suenan
las afirmaciones de Jesús!! A los
devotos les llama “hombres de poca fe” y a una mujer y a un hombre paganos, a los
que la sociedad y nosotros consideramos descreídos, les reconoce:
“QUÉ GRANDE ES VUESTRA FE ¡!!
La fe, para que esté viva y crezca, ha de expresarse en la oración. La verdadera fe en Jesús se convierte en invocación.
“Cuando calla la oración, se apaga la fe”
no basta todo lo que leemos, reflexionamos, actuamos; es necesaria la oración.
El reavivamiento de la fe pasa inexorablemente por el doloroso y humilde reconocimiento de que, tal vez, apenas creemos que nuestra fe es mortecina; el reavivamiento de nuestra fe pasa por el grito de las hermanas de Lázaro: “Señor, tu amigo ( que soy yo ) está enfermo” (Jn 11,3) el reavivamiento de nuestra fe pasa por el grito de los apóstoles (LC. 17,5); “Señor aumenta nuestra fe”!!! , danos una fe como la de la cananea de la que dijiste:
“Mujer
que grande es tú fe””!!!
Texto abreviado adaptado con autorización del autor, Atilano Alaiz. Adaptación Edo. Bernadá.
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