“Maestro ¿ dónde quieres que te preparemos la cena? “. “ Y se preparó la cena en una sala amplia”. (Mt. 24-8,19)
En aquella primera eucaristía no
hubo templo, ni sacerdotes, ni altares, ni ritos
mágicos. Tuvo lugar en un
comedor, en una comida de Jesús con los suyos.
No hubo nada sagrado, todo era laico.
En aquella comida Jesús quiso que se diese por
abolida definitivamente la antigua
alianza del pueblo judío, con
toda la parafernaria que le acompañaba, y que en su lugar, nos reuniésemos para
compartir como hermanos, dentro de una comida, un poco de pan y
una copa de vino, que significan su vida y su entrega hasta la muerte en la cruz por
ser fiel a lo que había predicado y vivido.
Aquella noche Jesús sólo pensó que al
compartir su pan compartía su forma de vivir.
Por eso tomo un trozo de pan, lo partió y dijo; tomad y comed esto es mi cuerpo, ( mi persona
en su trayectoria histórica) y recordad siempre que comáis este pan, cómo ha sido
mi vida y
como deseo que sea la
de ustedes.
Por eso quiso que bebieran también del cáliz
cuando dijo: tomad y bebed, este vino es
mi sangre ( mi persona en cuanto entrega de forma violenta) y, al beberla,
recordar que debéis estar dispuestos, si fuere preciso, a dar como yo
voy a hacerlo,
vuestra sangre en pro,
hoy diríamos de un mundo mejor,
de una iglesia
mejor.
Trescientos años más tarde se consolidó definitivamente lo
sagrado; las basílicas, los
templos, los títulos, los obispos y los sacerdotes y los ritos sagrados
y los objetos sagrados y con
todo ello mucho
poder y mucho
dinero…..y, se volvió al
Antiguo Testamento, y
aparecieron los dueños
y administradores de lo sagrado, los
intermediarios entre Dios
y los hombres
y se retorció
el proyecto de Jesús…….
Hoy somos muchos los que soñamos con una
eucaristía, encuentro de
hermanos, que se reúnen para
recordar cómo fue Jesús y cómo
podemos vivir hoy
como Él vivió entonces.
Somos
conscientes de que en aquella primera eucaristía, Jesús no sabía nada de lo que
vendría después. Si lo hubiese sabido, seguro
que se habrían quedado todos
sin cenar ¡!
Por eso
en nuestros encuentros no
necesitamos, ni queremos, templos,
ni sacerdotes que hagan que
con ritos sagrados sean
intermediarios de Dios. Necesitamos sacerdotes cuya
misión sea, en un plano de
igualdad con los demás hermanos, creadores
y animadores de Pequeñas Comunidades
Cebs. que se esfuerzan por ser
testigos, cada uno
en el ambiente que le ha
tocado vivir, de Jesús, el
nazareno, el hijo de José el carpintero y de
María el ama de casa.-
Manolo González. Ceb Somos Iglesia
Andalucía
Aporte
recibido y compartido por:
No hay comentarios:
Publicar un comentario