¿Qué pasaría en el mundo si no tuviéramos la lectura de la Palabra y la correspondiente Eucaristía cada domingo?
Empezaba
así su homilía Pablo Bonavía este domingo pasado.
Le dio
participación a la gente, y las respuestas fueron diversas, todas muy bien,
pero hubo una que me quedó sonando y es que alguien dijo; perderíamos la
comunidad. El encuentro entre hermanos con Jesús en medio nuestro.
¿a quién
iremos? (palabras de Pedro) Estaríamos solos y desorientados. Sin vida. En
comunidad estamos llamados a vivir
nuestra fidelidad a aquél que nos amó primero y dio su vida por ese amor. En el
encuentro de Jesús con nosotros, en la fe se nos regala espíritu y vida, sin
eso estaríamos muertos.
Necesitamos
la comunidad para vivir esta experiencia. ¿Cómo podremos vivir esas palabras
que nos regala Jesús? A solas. La soledad, el egoísmo y el individualismo eso nos propone el mundo.
Tuve
ocasión de comprobarlo recientemente con mis vecinos del edificio, que oyeron
mis gritos por una rata que había entrado a mi casa y no hicieron nada. Y más,
me lo dijeron personalmente que habían escuchado gritos que venían de mi casa.
Hay un grupo de whatsap con los vecinos, los cuales pasan todo el día colocando
figuritas cristianas y demás. Estamos
viviendo también la era de la estupidez total, en dónde la gente trata a la
mascota como si fuera un niño, y al niño que vive en la pobreza total, no lo
ven.
Precisamos
de la comunidad para no caer en eso, para hacer la experiencia de las Palabras
con Espíritu y Vida que nos ofrece Jesús, sí que nos ofrece, y respeta nuestra
libertad, por eso la pregunta, ustedes también quieren dejarme? Y muchos lo
dejaron. Nosotros seguimos, animados por ese Espíritu y Vida que se hace
realidad en la comunidad.
Muchas
veces se nos hace intolerable e incomprensible seguir a Jesús, pero juntos es
más fácil, nos animamos mutuamente. Se trata de amar, juntos nos nutrimos,
edificamos nuestra fe y nos fortalecemos para enfrentar los desafíos que la
vida nos pone.
“Y el
Señor me dio hermanos, dijo San Francisco de Asís”.
Y
esa comunión común-unión con Jesús empieza acá y se hace visible con los
hermanos.
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