El blog de José Arregui 01.11.2024 | José Arregi
No puedo decir que
el Documento final del Sínodo de la sinodalidad me haya decepcionado, pues solo
cabe decepción donde hay expectativas. Pero me da pena, sinceramente, por
tantos hombres y mujeres (sobre todo mujeres) que se decían: “Esta vez sí,
¡bendito sea Dios!”. Sí, bendita sea la Vida, el Aliento que la sostiene en el
fondo mejor de los corazones, más allá de toda expectativa.
Pero tampoco esta
vez ha sido. La Ig((lesia seguirá dividida entre clérigos y laicos. Los clérigos,
solo ellos, seguirán detentando la última palabra y el poder decisivo, el poder
que siguen llamando “sagrado”, el poder que solo ellos creen haber recibido
directamente de Dios gracias al Sacramento (con mayúscula) del Orden, conferido
por quienes a su vez lo habían recibido de otros, no sabemos desde cuándo ni
cómo. Solo sabemos con certeza que el profeta Jesús nunca pensó en términos
clericales, en ningún poder sagrado, en una Iglesia jerárquica (hierarchía en griego
significa “poder sagrado”).
Después de 11 años
y medio de pontificado del papa Francisco, después de cuatro sínodos a bombo y
platillo, todo sigue como estaba, como antes de este sínodo y de los tres que
lo precedieron: el sínodo de la familia, que no dejó claro
si los divorciados vueltos a casar pueden o no comulgar y en qué
condiciones…); el sínodo de los jóvenes, que invita a
acoger en la familia a sus miembros gais o lesbianas, pero dejando muy claro
que su unión no es “ni de lejos” comparable con el matrimonio heterosexual
sacramental; y el sínodo de la Amazonía, que hizo oídos
sordos a la sinfonía de sus aguas; se limitó a aludir tímidamente a la
posibilidad de ordenar varones casados “en regiones alejadas de la Amazonía” y
a la posibilidad de una ordenación – “no sacramental”, quede claro – de mujeres
como diaconisas; en la Exhortación apostólica postsinoda "Querida Amazonía"
del del papa Francisco desaparecen incluso estas tímidas alusiones, sin que por
ello el Amazonas deje de fluir y de cantar.
Clausurado el
cuarto sínodo, insisto: el clericalismo sigue en pie, impasible al tiempo,
insensible al Aliento. El Documento final afirma solemnemente que la Iglesia es
esencialmente sinodal, es decir, comunión de caminantes. Sínodo en griego
significa “caminar juntos”, pero la institución no camina ni avanza, y en un
mundo donde todo se mueve permanentemente no avanzar equivale a retroceder.
Todo sigue como antes, para gran desengaño de quienes esperaban mucho, o al
menos esperaban algo. Pero bendito sea también el desengaño de este Documento
sinodal, si nos abre los ojos.
El resultado era
más que previsible. Véase la evolución. En la síntesis de la primera sesión de
la Asamblea Sinodal General en octubre de 2023, desaparecieron algunos de los
temas más recurrentes y espinosos propuestos por algunas de las Conferencias
Episcopales de los cinco continentes: ordenación sacerdotal de la mujer,
bendición de los matrimonios homosexuales, reconocimiento de las personas
LGTBIQ+. La síntesis menciona la ordenación diaconal de mujeres y la dispensa
del celibato para sacerdotes en circunstancias particulares, pero… solo para
pedir que se sigan estudiando esos temas.
Así se comprende
que en el Instrumentumlaboris o documento-base de
trabajo para la segunda sesión de la Asamblea Sinodal (octubre de 2024), los
márgenes se estrechen aun más: ya ni siquiera se mencionan la ordenación
sacerdotal de mujeres, el “diaconado consagrado” de mujeres, la dispensa del
celibato de sacerdotes, las personas LGTBIQ+... De todo ello no se debía ni
hablar. Denuncia el clericalismo, sí, pero no cuestiona el poder clerical, sino
la manera de ejercerlo, la apariencia indebida. Y afirma sin ambages: “La
sinodalidad no supone en modo alguno la devaluación de la autoridad particular
y de la tarea específica que Cristo mismo confía a los pastores: los obispos con
los presbíteros, sus colaboradores, y el Romano Pontífice como ‘principio y
fundamento perpetuo y visible de unidad así de los Obispos como de la multitud
de los fieles’ (LG 23)” (n. 8); y también: “en una Iglesia sinodal, la
competencia decisoria del obispo, del Colegio Episcopal y del Romano Pontífice
es inalienable, ya que está arraigada en la estructura jerárquica de la Iglesia
establecida por Cristo” (n. 70). Con ese principio y fundamento tan claro y
contundente, sobraban este sínodo y todos los demás. Ahí seguimos.
Y así llegamos al
Documento final del Sínodo de la Sinodalidad, publicado el pasado 26 de octubre
de 2024. Una vez más denuncia más el clericalismo, pero incluyendo esta vez en
la denuncia ¡también a los laicos!, colmo clerical: "El clericalismo,
fomentado tanto por los mismos sacerdotes como por los laicos, genera un cisma
en el cuerpo eclesial que fomenta y ayuda a perpetuar muchos de los males que
hoy denunciamos" (n. 74). ¿Algún camino concreto para superar el sistema
clerical del poder sagrado, excluyente, masculino y célibe? Ninguno. Vuelve a
ensalzar a la mujer, eso sí, pero para mejor subordinarla: “No hay nada en las
mujeres que les impida desempeñar funciones de liderazgo en las Iglesias: lo
que viene del Espíritu Santo no debe detenerse”. Pero prosigue: “Sigue abierta
la cuestión del acceso de las mujeres al ministerio diaconal. Es necesario un
mayor discernimiento a este respecto” (n. 60). Podría tomarse como una pésima
escapatoria final, pero yo lo veo más como reflejo de la impotencia, del
callejón sin salida, y de una de sus causas fundamentales: la obsesión misógina
tan típica del clericalismo a lo largo de la historia. He ahí un buen tema para
otro sínodo necesario, pero ya no dirigido por obispos, sino por historiadores,
sociólogos, psicólogos y neurocientíficos del hecho religioso.
Todo queda, pues,
donde estaba antes de empezar este Sínodo y los tres precedentes. “Es
agotador”, dijo Georg Bätzing, Presidente de la Conferencia Episcopal Alemana,
refiriéndose a los interminables y estériles intentos por superar el bloqueo al
que el Vaticano, con el papa al frente, ha sometido el Camino Sinodal de
Alemania desde su apertura en 2019 con todas sus reivindicaciones: ordenación
sacerdotal de las mujeres, participación de los laicos en las decisiones
episcopales, posibilidad de matrimonio de los sacerdotes, bendición de las
uniones homosexuales, reforma de la doctrina moral católica sobre la
sexualidad. No me cabe duda de que eso mismo habrá dicho Bätzing para sí
infinidad de veces en las largas sesiones sin salida del Sínodo de la
Sinodalidad del que era miembro importante.
Es más. Pienso que
eso mismo debe de estar sintiendo y pensando el papa Francisco, a sus 86 años:
“Es agotador”. No me extraña que el pasado día 26, en el acto de clausura del
Sínodo, anunciara sorprendentemente: “No pretendo publicar una exhortación
apostólica”. ¿Para qué – podría haber añadido – si ya no podemos caminar, si no
hemos avanzado ni podemos avanzar? Lo que sí añadió fueron unas palabras que se
prestan a diversas interpretaciones: “Y ahora, a la luz de lo que ha
surgido del camino sinodal, hay y habrá decisiones que tomar”. Entiendo que la
mejor decisión, la más digna y humana, sería la dimisión. Ya se verá.
Lo que ya se ha
visto es que, después de diez años y medio de papado, de cuatro sínodos, de
múltiples Instrumenta laboris, síntesis sinodales, Exhortaciones
apostólicas postsinodales, después de muchas esperanzas o sueños primaverales,
de tanto documento, texto y voto, de tanta palabra, palabra y palabra, cuando
el otoño llegaba a su cénit, la cosecha es nula. No se atrevieron a liberarse
de ideas, normas y privilegios del pasado. No se dejaron inspirar e impulsar
por el Espíritu de la transformación permanente de todas las cosas, el Espíritu
de la fraternidad-sororidad universal, el Espíritu de la “buena novedad”
(Evangelio) que anunció Jesús. No meditaron suficientemente aquellas palabras
que pronunciaron sus labios proféticos, su lengua libre y arriesgada: “El que pone la
mano en el arado y mira hacia atrás, no es apto para el reino de Dios” o el Aliento
vital (Lc 9,62). El arado tropieza, la tierra no respira y se malogra la
primavera, el nuevo pan de la Pascua universal.
Pero no, el sol amanece cada día, la luna brilla cada noche, el otoño camina al descanso, en el silencio del invierno germinará la espiga, celebraremos la Pascua. Queremos vivir y seguiremos caminando, seguiremos compartiendo el camino hecho de muchos y diversos caminos. Y, cada vez que el Espíritu sinodal así nos inspire, haremos caso omiso del Derecho Canónico, inmóvil e inamovible, para que la vida siga y crezca. Aizarna, 31 de octubre de 2024
COMENTARIO: Varias atrevidas conclusiones, " Sínodo en griego significa “caminar juntos”, dice, sin agregar que unos irán delante y otros atrás como como hasta ahora. más adelante: “en una Iglesia sinodal, la competencia decisoria del obispo, del Colegio Episcopal y del Romano Pontífice es inalienable..." querido Francisco para qué tanta sinodalidad!! En un aparte dicen: "Condenamos el clericalismo fomentado tanto por los sacerdotes como por los laicos"......somos culpables!!! Cuando desde Méjico creo se realizaban las reuniones dirigidas por un laico designado clerical, dije de acá no sale nada, me dijeron siempre el mismo pesimista!! lamento decirles desde el principio, el olor sacristía anunciaba este "Agotador" e insípido camino recorrido, sigamos orando para que nuestros bisnietos hagan un nuevo intento. AMÉN José Eduardo Del Blog
Varias atrevidas conclusiones, " Sínodo en griego significa “caminar juntos”, dice, sin agregar que unos irán delante y otros atrás como como hasta ahora. más adelante: “en una Iglesia sinodal, la competencia decisoria del obispo, del Colegio Episcopal y del Romano Pontífice es inalienable..." querido Francisco para qué tanta sinodalidad!! En un aparte dicen: "Condenamos el clericalismo fomentado tanto por los sacerdotes como por los laicos"......somos culpables!!! Cuando desde Méjico creo se realizaban las reuniones dirigidas por un laico designado clerical, dije de acá no sale nada, me dijeron siempre el mismo pesimista!! lamento decirles desde el principio, el olor sacristía anunciaba este "Agotador" e insípido camino recorrido, sigamos orando para que nuestros bisnietos hagan un nuevo intento. AMÉN José Eduardo Del Blog
ResponderEliminar