"La ordenación de mujeres rompería la Iglesia y causaría un cisma".- Gasch.
REMATAN: Destaca el "perfil perfecto" de Prevost, que primará la unidad entre todas las tendencias
Siempre pedimos opiniones sobre lo publicado así sean cuestionando los mismos. Madilene DaCosta, reflexiona con seriedad el tema planteado. Coincidimos que el miedo, no puede ser causa de parálisis.-
¿CISMA EN LA IGLESIA SI ORDENAN
MUJERES!!!?
La iglesia está llamada a discernir el signo de los
tiempos constantemente, y uno de ellos es la creciente conciencia del papel de
la mujer en la sociedad y en la iglesia. Utilizar el temor a un cisma como
barrera para esta reflexión no solo es teológicamente pobre, sino que
contradice el dinamismo evangélico que ha caracterizado los momentos más
fecundos de nuestra historia.
La unidad es un don del Espíritu, pero también una tarea
que exige valentía, dialogo y apertura. Callar o aplazar injusticias por temor a perder la unidad
institucional es olvidar que la iglesia no pertenece a estructuras humanas sino
a Cristo que “ vino para que todos tengan vida, y la tengan en abundancia. Jn.
10,10.
El
argumento que usan con frecuencia es el peligro de una ruptura con la iglesia
OrtodoxicaOriental , y que eso dificultaría aún más la anhelada unidad entre
las iglesias.
La unidad no puede anteponerse a la verdad: el
Evangelio nos llama a ser testigos de la verdad, incluso cuando eso implique
enfrentar tensiones o divisiones. Jesús hace mención a las divisiones que su
mensaje podía suscitar Mt. 10, 34. La iglesia siempre ha tomado decisiones
fundamentales en fidelidad con el Evangelio, incluso cuando estas han generado
controversia o rupturas. Las reformas del Concilio de Trento , el Vaticano II,
o la proclamación de los dogmas como la Inmaculada Concepción de María o la
Asunción, no esperaron el consenso de las iglesias orientales. ¿por qué ahora ante el tema del sacerdocio
femenino, se exige esa unanimidad? ¿acaso el miedo al sisma debe bloquear toda
reflexión teológica?
Desde
una perspectiva bíblica, no hay una prohibición explícita del sacerdocio
femenino. Es cierto que al parecer Jesús eligió varones como apóstoles, pero
también es cierto que vivió en un contexto sociocultural profundamente
patriarcal. Sin embargo rompió con muchas normas de su época; habló
públicamente con las mujeres, aceptó su compañía como discípulas, y se apareció
a ellas primero después de la resurrección.
El
Pueblo de Dios discierne, e ignorarlo o silenciarlo por temor a la división no
fortalece a la comunión, sino que la debilita. Como decía Juan XXIII, “la
iglesia no es un museo, sino un jardín que crece”.
La verdadera unidad no se basa en evitar debates, sino en
caminar juntos en la verdad, animados por el Espíritu Santo, aún en medio de
tensiones. Una iglesia que solo se mantiene unida porque evita los temas
espinosos, está construyendo una unidad superficial, no una comunión madura. La
verdadera paz se basa en la justicia Isaías 32,17.
Si
la ordenación de mujeres es una cuestión que necesita ser estudiada con
libertad, profundidad y fidelidad al Espíritu, entonces no debemos clausurar ese camino con el argumento del miedo.
El ecumenismo auténtico no puede ser una excusa.
Madilene.

Destaca el "perfil perfecto" de Prevost, que primará la unidad entre todas las tendencias
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