Primera lectura de la profecía de Isaías ...
Festejen a
Jerusalén, gocen con ella, todos los que la amen;
alégrense de su alegría, los que por ella llevaste luto;
mamaréis a sus pechos y se saciarán de sus consuelos,
y llegarán las delicias de sus ubres abundantes.
Porque así dice el Señor: «Yo haré derivar hacia ella,
como un río, la paz, como un torrente en crecida,
las riquezas de las naciones.
Llevarán en brazos a sus criaturas y sobre las rodillas las acariciarán;
como a un niño a quien su madre consuela, así los consolaré yo,
y en Jerusalén serán consolados.
Al verlo, se alegrará vuestro corazón, y vuestros huesos florecerán como un prado, se manifestará a sus siervos la mano del Señor».
Palabra de Dios
Salmo
R/. Aclame al Señor, tierra entera.
V/. Aclamen al
Señor, tierra entera;
toquen en honor de su nombre,
canten himnos a su gloria.
Digan a Dios: «¡Qué temibles son tus obras!». R/.
Aclame al Señor, tierra entera.
V/. Que se
postre ante ti la tierra entera,
que toquen en tu honor,
que toquen para tu nombre.
Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los hombres. R/.
Aclame al Señor, tierra entera.
V/. Transformó
el mar en tierra firme,
a pie atravesaron el río.
Alegrémonos en él,
que con su poder gobierna eternamente. R/.
Aclame al Señor, tierra entera.
V/. Los que creen en Dios, vengan a escuchar,
les contaré lo que ha hecho conmigo.
Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica,
ni me retiró su favor. R/.
Aclame al Señor, tierra entera.
Segunda Lectura de la carta de Pablo a los Gálatas
Hermanos:
Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro
Señor Jesucristo, por la cual el mundo está crucificado para
mí, y yo para el mundo.
Pues lo que cuenta no es la circuncisión ni la
incircuncisión, sino la nueva criatura.
La paz y la misericordia de Dios vengan sobre todos los que
se ajustan a esta norma; también sobre el Israel de Dios.
En adelante, que nadie me moleste, pues yo llevo en mi
cuerpo las marcas de Jesús.
La gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con vuestro
espíritu, hermanos. Amén.
Palabra de Dios
Evangelio según la comunidad de Lucas
EN aquel tiempo,
designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de
él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde
pensaba ir él. Y les decía:
«La mies es abundante y los obreros pocos; rueguen, pues, al
dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
¡Pónganse en camino! Miren que los envío como corderos en medio
de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no
saluden a nadie por el camino.
Cuando entren en una casa, digan primero: “Paz a esta
casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos
vuestra paz; si no, volverá a ustedes.
Quédense en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que
tengan: porque el obrero merece su salario. No anden cambiando de casa en casa.
Si entran en una ciudad y los reciben, coman lo que les ofrezcan, curen a los enfermos que haya en ella, y díganles:
“El reino de Dios ha llegado a ustedes”.
Pero si entran en una ciudad y no los reciben, saliendo a
sus plazas, digan: “Hasta el polvo de vuestra ciudad, que se
nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre ustedes. De todos modos, sepan que el reino de Dios ha llegado”.
Les digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que
para esa ciudad».
Los setenta y dos volvieron con alegría diciendo:
«Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre».
Él les dijo:
«Estaba viendo a Satanás caer del cielo como un rayo. Miren: les he dado el poder de pisotear serpientes y escorpiones y
todo poder del enemigo, y nada les hará daño alguno. Sin
embargo, no estén alegres porque se les someten los
espíritus; estén alegres porque vuestros nombres están
inscritos en el cielo».
Palabra del Señor
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