jueves, 11 de diciembre de 2025

COMENTA FRAYMARCOS. Adviento 3er. Dgo. Comunidad de Mateo. 11,2-11 C.A.. Entraremos al ADVIENTO cuando hagamos presente el REINO

 

LA SALVACIÓN PARA TU EGO SERÍA INÚTIL

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ADVIENTO 3º (A)

Mt 11, 2-11

La pregunta de Juan es muy concreta, pero Jesús responde a dos cuestiones. De sí mismo responde de manera indirecta con un texto de Isaías. De Juan responde por su cuenta y riesgo, de una manera sorprendente. El relato que nos propone hoy el evangelio es desconcertante. El Precursor dudando que el anunciado sea auténtico.

¿No había dicho, no soy digno de llevarle las sandalias? ¿No había dicho que él bautizaría con Espíritu Santo? ¿No había dicho que él era el que tenía que ser bautizado por Jesús? ¿No había visto al Espíritu bajar sobre él? ¿No había oído la voz: este es mi Hijo amado? ¿Quiere decir que Jesús no respondía a lo esperado?

El tema propuesto hoy fue muy difícil de resolver. El mensaje y su comportamiento, nada tenía que ver con lo que los judíos de su tiempo esperaban del Mesías. En la respuesta de Jesús, no se trata tanto de hablar de Juan cuanto de intentar que todos los que le están oyendo se den cuenta de lo que significa Jesús y su mensaje.

Contadle a Juan lo que estáis viendo. Jesús recuerda el texto de Isaías, para que Juan asociara lo visto con los tiempos mesiánicos anunciados. Ni todos los leprosos van a quedar limpios, ni todos los sordos van a oír. También nos dice Isaías que el lobo habitará con el cordero y la pantera se tumbará con el cabrito. Estas imágenes tenemos que entenderlas como símbolos. ¿Por qué interpretamos otras como reales?

El texto quiere decir que la llegada del Reino tendrá consecuencias para todos, pero sobre todo para los más desfavorecidos. Quiere decir que el que acoja el Reino, saldrá de la dinámica de la opresión y entrará en la del servicio. Por cierto, entre las imágenes que se refieren a la presencia del Mesías no hay ni un solo signo religioso.

La noticia es que Dios no va a pedirnos cuenta de nuestros pecados, sino que nos ha liberado de todos ellos. La noticia de que no son los sabios y entendidos los que descubrirán a Dios sino los sencillos. La noticia de que no son los que detentan el poder religioso los que están más cerca de Dios sino los que lo sufren y padecen.

Jesús rompe todos los moldes, desbarata todos los deseos. Lo que aporta va en la dirección contraria de las expectativas. No viene a imponer nada, sino a proponer el servicio. Su actitud de no-violencia, de no defenderse de los enemigos, de no destruir al adversario, escandaliza a todos. No solo no vine a imponer “justicia” sino que acepta la injusticia en su propia carne. …y dichoso el que no se escandalice de mí.

El Reino no lo hacen presentes los ciegos o sordos o cojos curados, sino el que se preocupa de ellos. Por no tener esto en cuenta, creemos que lo importante es librar al pobre de sus carencias. El objetivo primero debe ser librarme yo de mi inhumanidad. Incluso para un ciego, más importante que ver, es recuperar su humanidad.

La advertencia sirve también para nosotros. Seguimos creyendo que la salvación que Jesús nos trajo no responde a lo que esperábamos. Seguimos sin enterarnos de que el amor que predica Jesús es eficaz solo si se hace vida y es inútil si se queda en teoría.

El amor nunca se pondrá al servicio de nuestro ego para alcanzar provecho personal. El amor va siempre en dirección a los demás y se olvida de sí. Nos empujará siempre a desprendernos de nuestro ego. El amor compasivo es nuestra verdadera naturaleza.

La mayoría de las miserias humanas no están a lo fisiológico. Todos estamos rodeados de carencias más importantes que las biológicas. La falta de alimento me puede matar, pero la falta de amor me destroza como ser humano. Entraré en la dinámica del Adviento cuando haga presente el Reino no defraudando al que espera algo de mí.

 

Fray Marcos

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