lunes, 11 de marzo de 2013

JUAN CEJUDO y su selección semanal (I)

 
Noticias de Navarra
Visitó Pamplona en el ciclo de conferencias organizado por los Jesuitas por los 50 años del Concilio Vaticano II. No cabía un alfiler para ver a Jon Sobrino, que habló de ‘La Iglesia de los Pobres. El pacto de las catacumbas’, un título revelador de un hombre con roces frecuentes con la jerarquía eclesiástica
Jon Sobrino dice que lo importante no es por qué ha renunciado Ratzinger, del que ve normal que sintiera cierta “soledad ante Dios, porque no tenía otro Papa por encima al que pedir consejo” o quién va a ser su sucesor, sino que lo absoluto, lo relevante, es “Dios y el hambre”.
Habla cargado de ironía y dice que temía que en su discurso le cambiaran una letra y pensaran que en realidad quería hablar de Dios y el hombre. Porque precisamente cuando leía en 1966 en Francfort a Ra-tzinger, “que escribía muy bien”, pero que era “muy sensible a la deshumanización, a la producida por la desaparición de Dios pero no de los pobres. No parece que le haya entrado el hambre de la gente”. Además, tras tantos años con este discurso distinto, cristiano sin duda, aclara que “ya ni me pregunten qué es la Teología de la Liberación”. “Es Dios y el hambre”, se responde.
Ha dicho en alguna ocasión que la Iglesia, como Jesús en la cruz, tiene que empezar por los derrotados. Sin embargo, parece que en algún momento se torció esa senda.
Claro que se torció, como las democracias… Cuando leo los periódicos hay muchas verdades que en el fondo son en contra de lo que hacen los obispos, o sobre el Papa que acaba de renunciar, si lo hizo bien, lo hizo mal, pero sinceramente no me parece lo más importante. Lo más importante es qué podemos hacer nosotros como seres humanos. Yo hablaba aquí de construir una Iglesia de los pobres, donde los pobres se encuentren como en casa. Que ahora no se encuentren es otro asunto. Que los emigrantes, por ejemplo en EEUU, encuentren en los cristianos y en otros, algo que les ayuda de fondo, y que cuando son atacados que les defienda, y que los cristianos y cristianas arriesguen.
¿Qué es lo que pueden arriesgar?
Tiempo, fama, dinero, incluso la vida, como los mártires que ha habido, como monseñor Romero en El Salvador. En el contexto actual del nuevo Papa sobre si será negro, europeo, lo que se lee en los periódicos todos los días, yo qué sé… A mí me importa que sea alguien que arriesgue por los pobres de este mundo y que en eso se parezca a Jesús y nosotros le ayudemos a parecerse a Jesús, más allá de lo que le critiquemos de vez en cuando. La Iglesia de los pobres suena raro y una Europa de los pobres suena peor, ¿verdad? No que haya pobres de Europa, que los hay, sino que Europa no se sienta que su futuro es la abundancia y tener más y no caer en las desgracias de África, que es la impresión que yo tengo.
Que Europa se sienta solidaria con los pobres de África, América Latina y Europa… Que se piense al mundo desde los pobres para disfrutar con ellos. El fútbol, la cantidad de bienes materiales que se invierte en el deporte de elite, que tiene todas las trazas de ser una industria multinacional con el que las mayorías se divierten y olvidan sus pesares… Pero que todos estos recursos de la humanidad, no es que haya un presidente que tenga muchos millones y él con sus millones paga tal o paga cual, no, esos millones son de todos.

En varias citas repite que la Iglesia debe estar en el Tercer Mundo.

En el Tercer Mundo geográfico que llamamos. Ciertamente allí debe estar y allí está. Lo que quiero decir es que aquí, en estos países, que no son el Tercer Mundo, aunque tienen sus crisis y dolores, la Iglesia debe ser solidaria con lo que hay de Tercer Mundo en estos países y luchar contra lo que hay de primer mundo en dichos países. El primer mundo, ¿qué hace? Oprimir al Tercer Mundo.

A su juicio, el nuevo Papa debería parecerse a Jesús de Nazaret…

Lea el Evangelio de Marcos. Ahí va apareciéndose Jesús de Nazaret, se junta con un profeta como San Juan Bautista, y comienza a anunciar una buena noticia. Dios está con los pobres, comienza a hacer milagros, que son mal comprendidos, a hacer el bien, a curar a los enfermos, a los poseídos por el demonio les anima, y a las multitudes pobres las defiende de los escribas, de los fariseos, de un sumo sacerdote, de los que tenían poder sagrado y político en Jerusalén en aquel tiempo. No digo que el Papa sea como este. Pero el Papa, y los obispos, y los curas y los teólogos, debemos ir por ese camino.
¿Debería cambiar la manera de elegir al Papa?
Ojalá cambie hacia una mayor participación. El Papa es el obispo de Roma, que sea elegido por los 1.200 millones de católicos habría que buscar mecanismos, pero me gustaría que llegara con el tiempo.

¿Ha involucionado mucho la Iglesia en la última década?

No sé. Yo creo que la última década… Llevamos un tiempito así. En cambio veo que el deporte de elite ha evolucionado mucho en una industria que produce infinidad de dinero, que cohesiona otras subindustrias de la moda, del turismo… Está cambiando. ¿Y eso le gusta más que antes? Cada uno verá. ¿Eso humaniza más? Más bien dudo. Y que para ser presidente de un club haya que tener una concentración de capital infinito… ¿Qué tiene de malo tener tanto capital? A mí no me gusta en un mundo de pobres como es el nuestro.

¿Considera que el deporte de élite deshumaniza a la sociedad?

Para mí, en conjunto, sí.

¿El poder ha sido el mayor enemigo de la Iglesia?

La Iglesia ha sido y es una institución que también tiene poder, no que todos en la Iglesia lo tengan. Papas y emperadores en la Edad Media se peleaban que daba gusto. La Iglesia como institución tiene enemigos cuando se pone al servicio de los pobres, de pobres demócratas…

¿Qué mensaje le gustaría que trascendiera de su obra?

Hay un grupo de obispos (Casaldáliga, Romero), un grupo de cristianos importantes que se han dedicado a la liberación de los pobres, de los oprimidos… Hay teólogos que tratamos de formular esto en conceptos. El mensaje es que tomemos por absoluto a dos cosas y solo a dos cosas: los que somos creyentes, a Dios y el hambre. Todo es relativo menos Dios y el hambre, y que cuando nos encontremos con el hambre, que relativicemos, de dónde venimos, qué hemos estudiado, si estamos en democracia…
Y que pongamos todo lo demás para que en este mundo no haya hambre. Ahora, en Europa, sacan escenas terribles de gente que va buscando comida, pero el hambre es lo normal en muchas partes de este mundo. Si superamos el hambre, es que podemos comer, y si podemos comer, lo haremos todos juntos, europeos y africanos. Debemos saber que tenemos parientes en África, el de la patera es pariente, lejanísimo, ese sería un legado a impulsar entre todos. Pero si no nos vemos como hermanos, alguien ganará la Champions, y unos se alegrarán y otros sufrirán. Lo que importa es la humanización, que somos hermanos.
¿Qué sintió al descubrir el hambre?
Que nunca había tenido hambre, pensé en lo que tenemos, en ponernos al servicio de esa gente… Y luego en agradecerles, porque muchos de los que tienen hambre nos dan más de lo que nosotros les damos.
las claves
carné de identidad
· Edad. 74 años (27-12-1938).
· Lugar de nacimiento. Barcelona.
· Familia. De origen vasco.
· Carrera profesional. Ingresó en la Compañía de Jesús a los 18 años. Poco después, en 1957, viajó a El Salvador. Más tarde cursó estudios de Ingeniería en la universidad jesuita de San Luis (EEUU) y Teología en Francfort del Meno (Alemania). Volvió a El Salvador como profesor universitario de Teología en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, la cual ayudó a fundar. Fue estrecho colaborador del arzobispo de San Salvador, Óscar Romero, asesinado en 1980, y del filósofo y teólogo Ignacio Ellacuría, asesinato en 1989 junto a otros seis jesuitas y dos mujeres de la residencia. Sobrino se salvó porque estaba de viaje en Tailandia. En 2009 fue nombrador doctor honoris causa de la Universidad de Deusto.
“El deporte de élite deshumaniza. No me gusta que un presidente tenga un capital infinito”
“Debemos saber que tenemos parientes en África. El primer mundo oprime al Tercer Mundo”
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