QUÉ DECIMOS NOSOTROS !!
También hoy nos dirige Jesús a los cristianos la misma pregunta que hizo un día a sus discípulos: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”. No nos pregunta solo para que nos pronunciemos sobre su identidad misteriosa, sino también para que revisemos nuestra relación con él. ¿Qué le podemos responder desde nuestras comunidades? ¿Conocemos cada vez mejor a Jesús, o lo tenemos “encerrado en nuestros viejos esquemas aburridos” de siempre? ¿Somos comunidades vivas, interesadas en poner a Jesús en el centro de nuestra vida y de nuestras actividades, o vivimos estancados en la rutina y la mediocridad?
¿Amamos a Jesús con pasión o se ha convertido para nosotros en un personaje gastado al que seguimos invocando mientras en nuestro corazón va creciendo la indiferencia y el olvido? ¿Quienes se acercan a nuestras comunidades pueden sentir la fuerza y el atractivo que tiene para nosotros?
¿Nos sentimos discípulos
y discípulas de Jesús? ¿Estamos aprendiendo a vivir con su estilo
de vida en medio de la sociedad actual, o nos dejamos arrastrar por
cualquier reclamo más apetecible para nuestros intereses? ¿Nos da
igual vivir de cualquier manera, o hemos hecho de nuestra comunidad
una escuela para aprender a vivir como Jesús?
¿Estamos aprendiendo a
mirar la vida como la miraba Jesús? ¿Miramos desde nuestras
comunidades a los necesitados y excluidos con compasión y
responsabilidad, o nos encerramos en nuestras celebraciones,
indiferentes al sufrimiento de los más desvalidos y olvidados: los
que fueron siempre los predilectos de Jesús?
¿Seguimos a Jesús
colaborando con él en el proyecto humanizador del
Padre, o seguimos pensando que lo más importante del
cristianismo es preocuparnos exclusivamente de nuestra salvación?
¿Estamos convencidos de que el modo de seguir a Jesús es vivir cada
día haciendo la vida más humana y más dichosa para todos?
¿Vivimos el domingo cristiano celebrando la resurrección de Jesús, u organizamos nuestro fin de semana vacío de todo sentido cristiano? ¿Hemos aprendido a encontrar a Jesús en el silencio del corazón, o sentimos que nuestra fe se va apagando ahogada por el ruido y el vacío que hay dentro de nosotros?
¿Vivimos el domingo cristiano celebrando la resurrección de Jesús, u organizamos nuestro fin de semana vacío de todo sentido cristiano? ¿Hemos aprendido a encontrar a Jesús en el silencio del corazón, o sentimos que nuestra fe se va apagando ahogada por el ruido y el vacío que hay dentro de nosotros?
¿Creemos en Jesús
resucitado que camina con nosotros lleno de vida? ¿Vivimos acogiendo
en nuestras comunidades la paz que nos dejó en herencia a sus
seguidores? ¿Creemos que Jesús nos ama con un amor que nunca
acabará? ¿Creemos en su fuerza renovadora? ¿Sabemos ser testigos
del misterio de esperanza que llevamos dentro de nosotros?
JA.Pagola
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