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DECLARACIÓN DE LA ASOCIACIÓN
TEOLÓGICA JUAN XXIII FRENTE AL GENOCIDIO ISRAELÍ EN GAZA
Ante la criminal agresión de Israel contra el pueblo
palestino, particularmente los bombardeos y el consiguiente arrasamiento de la
Franja de Gaza, la Asociación Teológica Juan XXIII, retomando el comunicado del
SICSAL, del cual miembros de nuestra Asociación forman parte, manifiesta su
indignación y la más enérgica condena, y declara:
1. Que el pueblo palestino es el legítimo dueño de esta tierra
que la habita con pleno derecho desde hace varios milenios. Desde hace sesenta y
seis años Palestina vive bajo la ocupación israelí, pese a que Naciones Unidas y
otras organizaciones internacionales lo consideran ilegal. El 78 por ciento del
territorio palestino está ocupado por Israel, quien no cesa de construir nuevos
asentamientos judíos, usurpando por la fuerza la tierra y el agua de las
comunidades palestinas, e incluso expulsando de sus casas a sus legítimos
dueños. Alrededor de seis millones de palestinos sobreviven como refugiados en
su propia tierra.
2. Además, el Estado de Israel ha levantado un gigantesco
muro, declarado ilegal por la Corte Internacional de Justicia y calificado de
vergüenza para la Humanidad en su reciente viaje a Tierra Santa por el Papa
Francisco, quien dijo que no son muros los que hay que construir, sino puentes
de comunicación y encuentro.
3. Desde hace más de un mes vienen produciéndose bombardeos
israelíes, ataques de la artillería pesada desde las cañoneras de los barcos de
guerra contra las costas de Gaza e invasiones terrestres, que se han cobrado
hasta el presente la vida cerca de 2000 personas, la mayoría, población civil y
una tercera parte son niños y niñas, y más de 9.000 personas heridas, muchas de
gravedad. Miles de hogares han sido reducidos a escombros, dejando sin techo a
familias enteras. Han sido destruidas universidades y escuelas de la
ONU.
4. Las Naciones Unidas en la Resolución 3101 (diciembre de
1973) afirma el derecho legítimo de los pueblos bajo dominación colonial
extranjera o bajo regímenes racistas, a luchar por su autodeterminación. Pablo
VI, en la Populorum progressio afirma que en el caso de evidente y
prolongada tiranía, que atentase gravemente a los derechos fundamentales de la
persona y damnificase el bien común, estaría justificada la insurrección
revolucionaria (nº 31). Esta es la situación del pueblo palestino, que tiene
derecho a la independencia y a una vida libre y digna.
5. Las masacres de la población civil en Gaza son un auténtico
genocidio que hiere la conciencia de la humanidad. Una vez más suenan las
palabras del Monseñor Romero, que desde el corazón de los pueblos oprimidos y
ensangrentados de la tierra, clama: “En nombre de Dios, pues, y en nombre de
este sufrido pueblo cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más
tumultuosos, les suplico, les ruego, ¡les ordeno! ¡Cese la
represión!”
6. Ante esta dramática situación, expresamos:
-Nuestra condena del secuestro y asesinato de los tres
jóvenes colonos judíos, de la muerte del adolescente palestino quemado vivo, de
las agresiones destructivas contra universidades y escuelas de la ONU, barrios y
zonas enteradas, y de todas las muertes producidas en esta guerra. Ninguna
muerte se justifica bajo ningún pretexto. La vida humana es sagrada. La voz de
la sangre de los muertos grita desde la tierra hasta el corazón de Dios (Gn
4,10).
-Nuestra solidaridad con el hermano pueblo palestino y con
el pueblo judío perseguido e inmolado por los nazis. Nos unimos al dolor de las
personas que han perdido a sus familiares. Nuestra opción, como seguidores de
Jesús de Nazaret, son los pobres, oprimidos y crucificados de la tierra.
Caminamos juntos, como hermanos y hermanas, luchando y soñando en otro mundo de
justicia y libertad, signo de la presencia del reino de Dios en la
historia.
-Nuestra más enérgica condena del Estado de Israel como
violador del derecho Internacional, de las resoluciones de la ONU y de la
Convención de Ginebra de manera sistemática, y la imposición de sanciones
económicas y políticas ante estos crímenes de lesa
Humanidad.
-Nuestro reconocimiento al derecho que tiene el Estado de
Israel a vivir seguro dentro de sus fronteras, sin que la vida de sus habitantes
se sienta amenazada. Pero eso no le autoriza a invadir el territorio palestino
y a sembrar el terror en la población.
-Nuestra indignación frente al silencio y pasividad de la
mayoría de los gobiernos, organizaciones internacionales e instituciones
religiosas, y, en algunos casos, su complicidad con el genocidio israelí.
7. Por todo ello,
-Hacemos un llamamiento a todas las organizaciones
sociales y comunidades religiosas de España y del mundo para que se exijan el
alto al fuego y la retirada de Israel de los territorios
ocupados.
- Reclamamos que se detenga el envío de armas a Israel como
condición necesaria para detener la sistemática agresión contra la población
gazatí.
-Exigimos a nuestros gobiernos el cese de acuerdos
militares, comerciales, empresariales y culturales con Israel, en tanto no
cumpla las resoluciones de la ONU, las leyes y el Derecho internacional.
Nuestros gobiernos hablan de paz y aprueban resoluciones de la ONU, pero siguen
contribuyendo a perpetuar la violencia negociando con países que violan los
derechos humanos y el derecho internacional.
-Hacemos un llamamiento al boicot de productos de Israel,
hasta que este país derribe el muro y regrese a las fronteras anteriores a la
guerra de los “seis días”.
-Exigimos a las autoridades de Israel y de Palestina que
reanuden el diálogo de paz, para buscar una salida negociada y digna al
conflicto. La paz es fruto de la justicia (Sal 85). Con razón proclamaba Juan
XXIII, en la encíclica Pacem in terris, que el camino para la paz es el
reconocimiento de la verdad, la libertad, la justicia y la
solidaridad.
8. Nos unimos en oración con todas las personas y
organizaciones cristianas de las distintas confesiones, creyentes judíos y
musulmanes de todo el mundo que, en un clima de colaboración y diálogo
inter-religioso, trabajan por la paz, implorando la fuerza del Espíritu de Dios
para no desfallecer en los sueños y en la lucha por otro mundo posible, en donde
el derecho, la libertad y la paz que nacen de la justicia se establezcan en la
tierra.
9. Declaramos que es indigno y criminal justificar las
agresiones descritas etiquetando como antisemitas a quienes las condenan. ¿Eran
acaso antisemitas los grandes profetas (Natán, Jeremías, Amós, Oseas…. que son
una de las glorias del pueblo judío), cuando denunciaban los crímenes de sus
gobernantes? ¿Es antisemita esa minoría de judíos, verdadero “resto de Israel”
que sufre y se duele por los pecados de su pueblo? ¿No son semitas también los
palestinos? ¿No es una bajeza moral utilizar el dolor del mayor holocausto de la
historia en el pasado, para justificar nuevos genocidios en el presente, aunque
sean de dimensiones más reducidas? ¿No es hipócrita apelar a un “derecho a
defenderse” cuando nadie pretende negar ese derecho sino sólo denunciar la
flagrante transgresión de sus límites?
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