(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- El juicio que se está celebrando
en el Vaticano, conocido como Vatileaks II, sobre el robo y publicación de
documentos reservados, ha celebrado esta mañana una nueva audiencia. Antes de
dar comienzo a los interrogatorios de los nuevos testigos citados hoy, el
presidente del tribunal ha leído una disposición en la que han determinado que
no tendrá lugar la audiencia con tres testigos que habían sido solicitados por
la defensa de Francesca Chaoqui. Se trata del cardenal Pietro Parolin,
Secretario de Estado; el cardenal Santos Abril y Castelló, arcipreste de la
Basílica de Santa María la Mayor y monseñor Krajewski, limosnero pontificio.
Los tres se amparan en el artículo 248 inciso 2 del Código
procesal Penal de la Santa Sede, en el que se indica que “oficiales públicos no
deben ser obligados a declarar sobre los asuntos de trabajo, salvo en casos
donde lo obliga expresamente la autoridad pública”.
Por su parte, el Secretario de Estado envió una declaración en
la que indica que siente “el deber de especificar que no tengo nada de decir
sobre la relación entre Francesca Chaouqui y monseñor Lucio Vallejo Balda”.
En la audiencia de esta mañana estaban presentes solo tres de
los cinco imputados: monseñor Lucio Vallejo Balda, Francesca Chaouqui
–secretario y miembro respectivamente de la extinta Comisión investigadora de
los organismos económicos y administrativos de la Santa Sede (COSEA)–, y Nicola
Maio. Ausentes los dos periodistas italianos: Gianluigi Nuzzi y Emiliano
Fittipaldi.
Hoy han sido interrogados tres testigos: el obispo auxiliar de
Roma, monseñor Augusto Paolo Lojudice; el responsable de los servicios
informáticos de la Prefectura de Asuntos Vaticanos, Roberto Minotti y el jefe
de oficina de la Prefectura, monseñor Alfredo Abbondi.
Monseñor Abbondi ha asegurado hoy durante su interrogatorio que
no tuvo nada que ver “con el grupo mafioso” de los imputados, respondiendo a
una pregunta del presidente del tribunal. Asimismo ha precisado que Francesca
estaba convencida de que en las oficinas de la Prefectura de Asuntos Económicos
habían colocado micrófonos. Hasta el punto que una vez ella llegó a la
Prefectura con un técnico que con un aparato confirmó la presencia de
estos supuestos micrófonos.
El sacerdote ha respondido a las preguntas durante casi
cinco horas, en las que ha explicado también que Francesca aseguraba, y así lo
creía también monseñor Vallejo, su pertenencia a los servicios secretos
italianos. También ha hecho referencia a la carta que mandó a Benedicto XVI en
la que se lamentaba del mal funcionamiento de la prefectura y que acabó
publicada en el primer libro de Nuzzi.
Por eso monseñor Abbondi ha aseverado que desde entonces ha sido
poco tenido en consideración en el trabajo, y que se sentía víctimas de
las acusaciones de compañeros, incluso hasta el punto de recibir amenazas.
Queda de este modo constancia, una vez más, tal y como hicieron otros testigos
trabajadores de la Prefectura en sus interrogatorios, del ambiente tenso y
hostil con el que se trabaja en esta oficina.
El juicio ya tiene fijadas las audiencia para el próximo lunes y
martes. De este modo, está previsto que la semana que viene terminen los
interrogatorios a los testigos. Aún deben declarar ante el juez dos gendarmes y
los peritos informáticos.
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