lunes, 19 de febrero de 2018

SEMANADEDICADA Dm. Pedro CASALDALIGA

CASALDALIGAREFERENTE UNIVERSAL
Pedro Casaldáliga, un corazón lleno de nombres
Casaldàliga hace noventa años desafiando las amenazas, los intentos de asesinato, las enfermedades tropicales y todas las limitaciones y dificultades que suponen vivir en un rincón del mundo, perdido y olvidado, donde llegó hace cincuenta años para cumplir la misión que le habían encomendado
FRANCESC ESCRIBANO Biógrafo de Pere Casaldàliga 02/10/2018 19:21

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Uno de los rasgos característicos de Casaldàliga es, también, su sentido del humor. / JOAN GUERRERO
Esta semana Pere Casaldàliga hará noventa años. Noventa! Y los hará desafiando la lógica, la física y las matemáticas. Desafiando las amenazas, los intentos de asesinato, las enfermedades tropicales y todas las limitaciones y dificultades que suponen vivir en un rincón del mundo, perdido y olvidado, donde llegó hace cincuenta años para cumplir la misión que le habían encomendado. Un encargo que nadie quería, levantar una iglesia en Sao Félix do Araguaia, en el Mato Grosso brasileño. Una tierra violenta donde la ley la imponía el más fuerte, donde la vida tenía poco valor y donde la presencia de la muerte era constante.
Era 1968. Un año de revoluciones y de cambios en el mundo que significó un punto de no retorno en la vida de Pedro Casaldáliga. Siempre, desde muy pequeño, había soñado ser misionero, por eso, cuando le dijeron que los claretianos debían abrir una nueva misión en Brasil, no tuvo ninguna duda. Tenía cuarenta años y una carrera prometedora en la Iglesia, pero no le importaba. Sería misionero. No sabía mucho ni del lugar donde iba ni mucho menos de los retos que la esperaban. Y lo que encontró allí le heló el corazón. El primer día se despertó con cuatro niños muertos en la puerta de casa, para enterrar. Estaban en cajas de cartón para que sus familiares no podían pagar el ataúd. Esto sólo fue el comienzo. La muerte natural, la ” morte morrida”, Que llaman allí, era frecuente por las condiciones miserables en que vivía la gente de la región, pero no era lo más terrible. Lo peor era tener que acostumbrarse a la naturalidad con que la gente se mataba, a la ” morte matada “.
La razón de ser de tanta violencia era la lucha por la tierra. En la región del Araguaia, como tantos otros lugares de Brasil y de América Latina, se vivía con un trozo de tierra y se mataba por un pedazo de tierra. De un lado, los indios, los pequeños campesinos y los peones de las fazendas; del otro, los terratenientes con sus ejércitos de pistoleros. Y en medio de todos ellos y de todo aquello, Pedro Casaldáliga, un religioso que tomó posición de una manera clara. Allí las posiciones tibias y las medias tintas no sólo son inútiles, sino que también son imposibles. Por ello Casaldàliga tuvo que tomar partido. Lo hizo de manera inequívoca y radical a favor de los pobres y de los oprimidos. Su lucha, marcada por una coherencia y una integridad extremas, traspasó fronteras hasta convertirse en una de las figuras más destacadas de la teología de la liberación. También en un enemigo muy peligroso para los terratenientes y militares que, durante muchos años, hicieron y deshicieron en Brasil como quisieron, sin límites.
Cuando le conocí, la primavera de 1985, la situación en la región, decían, no era tan dura como aquellos primeros años, pero Casaldàliga continuaba viviendo amenazado y continuaba escapando de la muerte de milagro. 
Hace unos años un famoso pistolero de Pará, en una entrevista en un periódico local, reconoció que de todos los encargos que le habían hecho sólo había fracasado en dos ocasiones. Una fue con Casaldàliga. Explicó que un día, cuando le estaba haciendo un seguimiento, como hacía habitualmente con todas sus víctimas, Casaldàliga se giró, pasó por su lado y le sonrió. “No sé por qué -confesó el pistolero-, pero después no lo pude matar”. Esta no fue la única vez que Casaldàliga logró escaparse de la muerte por los pelos. Quizá por eso nadie que la hubiera conocido en aquellos años hubiera dicho que llegaría a viejo. De hecho, Tomás Balduino, obispo de Goiás, amigo y compañero de causas y de luchas, solía decirle, para reír: “Dios te va a castigar y morirás en la cama”. En ese momento se lo tomaban como una broma porque estaban convencidos de que esto no pasaría. En ese momento y en aquella tierra, hacer lo que hacían y decir lo que decían, Balduino y Casaldàliga era jugarse la vida cada día. Eran plenamente conscientes. 
Dar la muerte era la consecuencia lógica de dar la vida por las causas por las que luchaban. Por eso Pedro Casaldáliga siempre ha dicho que sus causas valen más que su vida. Hacer lo que hacían y decir lo que decían Balduino y Casaldàliga era jugarse la vida cada día. Eran plenamente conscientes. Dar la muerte era la consecuencia lógica de dar la vida por las causas por las que luchaban. Por eso Pedro Casaldáliga siempre ha dicho que sus causas valen más que su vida. Hacer lo que hacían y decir lo que decían Balduino y Casaldàliga era jugarse la vida cada día. Eran plenamente conscientes. Dar la muerte era la consecuencia lógica de dar la vida por las causas por las que luchaban. Por eso Pedro Casaldáliga siempre ha dicho que sus causas valen más que su vida.
Un detalle. Recuerdo que, en mis viajes acompañando Casaldàliga por la región, una de las cosas que más me impresionaba era la forma en que hablaba con la gente. En concreto, como los saludaba. Su buen día era preguntarles cómo llevaban la lucha. ” E a lucha? “, Les decía. Porque en aquella tierra roja del Araguaia sólo podías vivir si habías aprendido a luchar. Las causas, siempre las causas.
Y todo ello siempre con una sonrisa. Si tuviera que destacar un rasgo característico de su personalidad, para quedar bien diría la coherencia, la radicalidad, la espiritualidad …, Pero la verdad es que lo que siempre me ha sorprendido más de él es su sentido del humor. Un sentido del humor que hace que llame “viejo amigo” en la enfermedad de Parkinson que desde hace unos años lo tiene clavado en una silla, sin poder moverse ni apenas hablar. La última vez que lo vi continuaba viviendo en Sao Félix, a su casa de siempre, con su austeridad de siempre, y cuando le pregunté como estaba, soltó una sonrisa pícara y sólo dijo una palabra: ” vive! ” Duele verlo así, cuesta aceptarlo y no entiendo cómo ha terminado por aceptarlo él mismo, pero me parece que al final lo he entendido. Está vivo. Son las causas de siempre y es la lucha de ahora. Seguir viviendo es su manera de seguir luchando, su manera de seguir manteniendo viva la llama de las causas, siempre las causas, la mejor manera de seguir militando en la esperanza. En palabras de Casaldáliga: “Al final del camino me dirán: «Has vivido? Has amado? »Y yo, sin decir nada, abriré el corazón lleno de nombres …”
Berta Campurbí
Un día en casa del “Obispos de los pobres”
El Obispo Pedro Casaldáliga cumplió 90 años
EL PERIÓDICO, Barcelona, Sábado, 10/02/2018 | Actualizado a las 12:36 CET
http://www.elperiodico.com/es/mas-periodico/20180210/un-dia-en-casa-de-pere-casaldaliga-6607388
A las 5.30 de la mañana Pere Casaldàliga se despierta. Hace 50 años que lo hace en medio de vastas extensiones de tierra roja, campesinos, comunidades indígenas y algún que otro terrateniente, en São Félix do Araguaia, Brasil. Con la ayuda de uno de sus cuatro cuidadores, se levanta, se viste y se sienta en la silla de ruedas. El ‘Hermano Párkinson’, como él mismo lo presenta, y 90 años de luchas no le permiten hacerlo solo. A las 7.30, después de desayunar, se planta delante de su capilla, en el patio interior de su humilde casa. Momento para sus oraciones diarias que soplan siempre hacia la liberación de los pueblos.
A las 7.30, después del desayuno, se planta de la capilla, en el patio interior de su casa, y reza por la liberación de los pueblos
Ocho bases de árbol y unas 20 plantas conforman el auditorio semiabierto al aire libre del pequeño oratorio de ladrillo descubierto. A un lado de la mesita que sirve de altar, una guitarra. Al otro, la Biblia abierta por la mitad. Encima, una vela y unas flores. Delante, más plantas.
Al primer vistazo, la modesta capilla desprende solo tonos marrones y verdes, parecidos quizás a los de la masía donde pasó su infancia Casaldàliga, en Balsareny. En este pequeño pueblo de la comarca catalana del Bages, hoy de 3.000 habitantes, nació el obispo de los pobres el 16 de febrero de 1928. Y allí vivió con su familia de origen campesino en unos tiempos marcados por la guerra civil hasta su entrada en el seminario de Vic.
Ordenado sacerdote a los 24 años, pasó por Sabadell y Barcelona antes de ir a Guinea Ecuatorial a organizar cursos durante un breve tiempo. Allí, como él explica, sintió
“Sintió furiosamente la realidad y la llamada del Tercer Mundo”.
Ser creyente y ser creíble
De nuevo en las paredes de ladrillo de la capilla de su casa, la silueta de África y una imagen de Jesús, las dos talladas en madera, están crucificadas con tres clavos de la misma manera. La de América Latina la lleva más bien crucificada en el corazón, y es que esa llamada que sintió en Guinea no tardó en hacerse severamente efectivo: el mismo año de la muerte de Ernesto Guevara, presente alrededor de su casa, Casaldàliga decidió que su misión religiosa sería en el Mato Grosso brasileño. Pocos meses después, el 26 de enero de 1968, salió en búsqueda.
Antes de las 8 de la mañana, Don Pedro, como lo llaman en la que ya es su tierra, sale de la casa para recibir los primeros rayos del sol matutino. A pesar de la humedad y la brisa que le da a São Félix su majestuoso río Araguaia, más allá de las 9 de la mañana nadie se expone al sol por gusto. Hoy su casa ha quedado integrada al resto de la población por una de las calles principales, pero hace algunas décadas quedaba a las afueras del pueblo.

Pere Casaldàliga, en los años 70
. / EL PERIÓDICO
En tierra hostil
“Pocos días después de que Don Pedro llegara, vino a mi casa y me preguntó ‘¿es usted la profesora?’, le dije que sí y él replicó: ‘Dígame, ¿qué es lo que más necesitan?’; me quedé asombrada”. Erotildes da Silva Milhomem era la maestra de un São Félix do Araguaia, que en 1968 tenía menos de mil habitantes. El misionero de la orden claretiana llegaba al Brasil del Mariscal Costa y Silva, uno de los periodos más represivos de la dictadura militar que se alargaría hasta 1984. Aterrizaba en una región hostil a medio colonizar, donde la ley la imponían el poder y la violencia de la casta latifundista y lo hacía sobre un pueblo humilde sentenciado al trabajo esclavo, el hambre y la muerte. Erotildes no se lo pensó mucho antes de responder: “Por el amor de Dios, ¡una escuela!”.
“Su objetivo era llevar la fe cristiana, pero pronto se negó a casar y bautizar a los hijos de los ‘fazendeiros”
Hoy considerada la escritora del Araguaia, Erotildes eleva el papel de Pere Casaldàliga en su tierra en un poema de 1984: “En el 71, cuando ordenado obispo / De la prelatura, inmensa región / Él pasó a ser la sal de la tierra / La sal y el fermento que necesitamos para nuestro pan”.
En aquellos años, las tierras del Mato Grosso estaban dominadas por superposiciones de títulos de propiedad, en herencia principalmente, de la Ley de Tierras de 1850 que repartió ilegítimamente territorios ancestrales indígenas creando inmensas propiedades agrarias de hasta 7.000 kilómetros cuadrados. Eran tierras de pistolerismo, de desamparo jurídico e institucional.
El objetivo de Casaldàliga era llevar la bendición y la fe cristianas al pueblo matogrosense, pero no tardó demasiado en entender la situación de marginalidad de sus gentes. Pronto empezó a cuestionar según qué relaciones sociales implícitas y se negó a casar y bautizar más hijos de ‘fazendeiros’. Su actuación le mereció enseguida amenazas de muerte y de expulsión del país. Don Pedro había entendido su misión real –”la teología es teología de la liberación o no es teología”– y se había convertido en el enemigo de la expansión rural –colonial, capitalista– en la Amazonía brasileña.
Diez malarias y tiroteos
Demostrando siempre más fidelidad al pueblo que a Dios, el sacerdote catalán sobrevivió a 10 malarias, calores infernales, lluvias torrenciales y a varios tiroteos –el más famoso de los cuales acabó con la vida de su compañero, el padre João Bosco, a quién confundieron con él mientras los dos defendían a dos mujeres detenidas en una comisaría de la policía militar. Conviviendo siempre con la muerte, durante sus primeros años en São Félix llegaba a enterrar a cuatro o cinco menores por semana.
El 23 de octubre de 1971, en su consagración como obispo de la Prelatura de São Félix do Araguaia, vasta región que abarca aproximadamente 150.000 kilómetros cuadrados, Don Pedro trasgredió los ortodoxos protocolos católicos: “Tu mitra será un sombrero de paja sertanejo (…) / Tu báculo será la verdad del Evangelio y la confianza de tu pueblo en ti. / Tu anillo será la fidelidad de la Nueva Alianza del Dios Liberador y la fidelidad al pueblo de esta tierra (…)”. Este era el texto, poema propio, de la invitación a la ceremonia.
Primer golpe a la dictadura
Ese mismo día llegó el primer puñetazo en la mesa para la dictadura militar brasileña. Casaldàliga y un equipo de brillantes activistas, publicaban su carta pastoral, ‘Una iglesia de la Amazonia en conflicto con el latifundio y la marginalización social’. Un documento que describía y denunciaba la situación de emergencia social de su prelatura y que provocó una estampida detrás del colectivo que sufrió, en 1973, la detención y tortura de algunos de sus miembros, como el profesor Antonio Carlos Moura. Implantando el terror y perpetuando el hambre, el latifundio nunca más ha soportado la presencia de este buen señor que en el 2013 incluso tuvo que alejarse de São Félix durante unos meses por las amenazas de muerte que pesaban contra él.
“Es una suerte poder trabajar con él, asegura Ijani Karajá, uno de sus cuatro cuidadores de día, perteneciente al pueblo karajá”
Ijani Karajá es uno de sus cuidadores de día. “Es una suerte poder trabajar con Don Pedro”. De pocas palabras, como buena parte de los karajá, Ijani se siente afortunado de poder trabajar ayudando a alguien que tanto ha hecho por la supervivencia de su pueblo originario. El pueblo karajá tiene varias aldeas en esta región, sobre todo en la isla del Bananal, una ínsula fluvial –según varios puntos de vista, la más grande del mundo– que Casaldàliga, junto a distintos activistas y su población autóctona, han defendido de la invasión y deforestación por parte de terratenientes y multinacionales.
Desde 1993, por su biodiversidad única, es considerada Reserva de la Biosfera por la Unesco más allá de ser parque nacional y tierra indígena demarcada. Después de sentirse reconfortado por la luz del sol en su piel blanca, el obispo catalán y Ijani se adentran en el estudio donde revisan el correo electrónico diariamente.
Continuo flujo de visitas
Casaldàliga ha mantenido una vida enérgica de activismo local y global. Sus contactos, amigos y aliados son innumerables, sus proyectos e iniciativas sociales, culturales y políticas han llevado la región a tener importantes organizaciones sindicales, campesinas, indigenistas, eclesiásticas y vecinales, y su bibliografía también resulta abrumadora. Hoy, 50 años de acción en América Latina se reflejan en un continuo flujo de visitas de todas las latitudes, homenajes, premios y menciones y una bandeja de entrada llena de correos. Esquivar la muerte innumerables veces le ha ofrecido a Don Pedro una longevidad llena de admiración, respeto y sabiduría. Es escuchado como profeta y, sin exagerar, adorado por muchos como santo.
“Esquivar la muerte varias veces le ha ofrecido una longevidad llena de admiración y sabiduría”
Un domingo de diciembre cualquiera, por ejemplo, han estrechado con cariño y veneración la mano de Casaldàliga por lo menos 11 personas. Un padre de una pequeña iglesia goiana que viene de hacer trabajo misionero en una aldea indígena del pueblo Tapirapé con tres estudiantes de Historia. Una pareja de caminantes que ha pasado unos días en la isla del Bananal y quería saludar al reconocido obispo del pueblo. Una profesora de secundaria de Minas Gerais que ha venido, como cada año, para visitar a su “Santo Pedro” y entregarle un ejemplar de su libro ‘Solidaridad brasilera en Cuba’. “Pedro es lucha y es esperanza”, asegura la profesora Telma Araújo, emocionada. Viene desde el 2003. Trabajó en el archivo de la prelatura durante algunas temporadas y remarca “la capacidad de amar, la humildad y la generosidad de este santo en vida”. Nadie se va sin una foto con el homenajeado.
“Radicalidad y esperanza”
Los otros cuatro, este domingo, son una familia karajá. Marihú y Creheluri Manatituewi han cruzado el río Araguaia esta mañana desde la aldea Santa Isabel do Morro para poder recibir un subsidio trimestral y vender alguna artesanía con dos de sus cuatro hijos. Pero antes de todo han pasado brevemente por la casa de Don Pedro. “Solo para saludar, él nos gusta”, asegura Creheluri. “Cuando alguien pide algo, él ayuda –añade el indígena karajá–, hace muchos años que lo conocimos”.
Marihú, su compañera, habla en su idioma, el inýribe, pero el apretón de manos se da en un lenguaje universal. La puerta siempre está abierta aunque, el que lo sabe, visita a Casaldàliga por la mañana porque es cuando está más lúcido y su hilito de voz se deja escuchar mejor. “Radicalidad y esperanza”, suelta en varias ocasiones. El párkinson ha transformado su gesto y su postura, pero Don Pedro mantiene su mirada dulce y penetrante y ese apretón es cálido, familiar, reconciliador. Son 90 años de dignidad.
“El párkinson ha transformado su gesto y su postura, pero su mirada es dulce y su apretón de manos cálido”
En el pueblo no hay habitante de más de 30 años que no conozca a su obispo emérito. “Él es muy bueno”, cuenta, sencillo, un vecino a la salida del pueblo. “Cuando yo era pequeño a veces venía a clase y nos contaba historias”. Y añade: “De mi generación todo el mundo lo conoce y cuando murió mi padre hace años, él vino al entierro”. Entre los más jóvenes –que pasean, al salir de la escuela, por el caluroso malecón de São Félix– muchos se encogen de brazos al ser preguntados por un señor de apellido impronunciable. “Ahora está viejo, ya no puede hacer todo lo que hacía, entonces tenemos que ser nosotros los que les contemos a los niños quién es Don Pedro”, concluye el vecino.
Hacia las 11, dependiendo del volumen de visitas y de su propia voluntad, el obispo descansa en su cama durante una horita, antes de almorzar. “Aun delgadito, come mucho”, asegura Ijani. Y es que la comida diaria es absolutamente deliciosa. Diolice Dias es la responsable de ello. “Si estoy aquí hoy es porque le agradezco a Pedro el apoyo en todo –confiesa–. Él me dio educación, yo solo sabía hacer mi firma, y cuando tuve 17 años pude también trabajar limpiando en la escuela”. Cocina en casa de Don Pedro desde 1992, pero está en su día a día desde que el catalán llegó a esta tierra roja. “La persecución en los años 70 fue muy difícil. Él daba misa con la policía mirándolo”, recuerda Dias, comprometida. “Ha sido mucha lucha, pero vencimos la vida”, sentencia, humilde y sonriente, lista para fregar los platos.
El salvadoreño Óscar Arnulfo Romero y la virgen de Montserrat, presentes en su casa. / EL PERIÓDICO
La custodia de Montserrat
Después de comer, Don Pedro descansa, tranquilo, en el espacio vital donde habrá pasado más horas de su vejez: sentado debajo de una escultura de la virgen de Montserrat rodeada de un vivo colorido que cuelga en la pared al lado de una foto de Óscar Arnulfo Romero, arzobispo salvadoreño asesinado en 1980 a quien Casaldàliga apodó como ‘San Romero de América’. Antes de las 19.30, ya suele estar en la cama.
Defensor de una reforma agraria “justa y radical”, del Movimiento Sin Tierra y de territorios indígenas libres de la agresiva aculturización civilizatoria, el sacerdote catalán, incansable, ha dado todas esas luchas en la práctica y en todas las esferas de su vida. Sin embargo, la mayoría de las problemáticas persisten e inclusive hace poco más de un año el Estado brasileño fue condenado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos por un grave caso de trabajo esclavo en esta región.
Por eso, se hace difícil no preguntarle por el futuro, por el cambio, por el cómo. “Viviendo en nuestros lugares, en nuestras conciencias. Vivir con sinceridad, radicalidad en la injusticia y en la esperanza – afirmaba hace poco más de dos años, cuando empezaba a ser complicado seguir una conversación con él–. Somos soldados de una causa invencible y la causa invencible es la derrota del capitalismo, del maléfico sistema neoliberal que domina el mundo”.
¿Cómo derrotarlos? “Viviendo cada día con espíritu de solidaridad, a lo largo de la vida. ‘Amunt i crits, amunt i crits'”.
Nota. “Amunt i crits”: Más que una frase es algo que se dice como final feliz o para reforzar lo dicho…   Arriba y gritos, arriba y gritos !!!!!!

Biblioteca ON LINE: escritos y textos del Obispo Pedro Casaldáliga, desde dos fuentes: KOINONIA y de un grupo de amistades
1. Hola, amigas/os.
Les presentamos algunas últimas novedades de Koinonía.
• La última de las obras de Pedro CASALDÁLIGA que acabamos de poner en su página de Casaldáliga en Koinonía es, precisamente, su obra más antigua, su primer libro (librito) de poemas, de 1955 (¡hace 63 años!). Además de su valor propio como poesía, tiene el valor añadido de ser su primera obra publicada. El texto mismo ya estaba puesto en línea, pues lo digitlizamos cuando todavía no se usaba el PDF… Ahora la ponemos por primera vez en la Red en formato PDF pero facsímil, en el que el lector ve realmente el libro, sus páginas, hasta su color…
Lo pueden ver o recoger entrando en la Página de Pedro, pulsando luego en Libros de poesía. O descargándolo directamente aquí. 
• Pedro CASALDÁLIGA cumple 90 años este próximo viernes día 16. Acaba de ser abierto un nuevo portal en internet, en el que quedarán sus obras de una manera definitiva (esperamos que para varias décadas), en Academia.edu. Basta entrar ahí, y escribir Pedro Casaldaliga en el campo de búsqueda, o bien, entrar directamente a esta dirección:
https://independent.academia.edu/PedroCASALDALIGA  
o a esta hoja de información.
Les recomendamos que visiten un momento su portal, y si están interesados en estar al tanto de las obras de Pedro que todavía hay que terminar de subir, pulsen en el botón FOLLOW (seguir), con lo que cada vez que se suba una nueva obra (recuperada o re-digitalizada en formato facsímil), recibirán un correo automático, muy leve, con el aviso y un enlace a la obra. Pulsando de nuevo en ese botón (que entonces se llamará UNFOLLOW, dejar de seguir) dejarán de recibir esos avisos. Les recomendamos que prueben pulsando en el botón FOLLOW.
2. Administrador de Obra y archivo
Biblioteca Online Pedro Casaldáliga 
Estimados amigos/as
No próximo dia 16 de fevereiro Dom pedro completara  90 anos de vida.
1.       Um grupo de amigos próximos organizou a seu pedido uma biblioteca  online, em que estarão todos seus escritos disponíveis a qualquer pessoa.   Veja abaixo como acessa-la.
2.       Difunda a todos amigos.
3.       Em anexo estamos enviando um texto em sua homenagem  publicado no Blog NOCAUTE, de  Fernando morais.
Saudações a todos e todas
Joao pedro
De: Biblioteca Online Pedro Casaldáliga [mailto:obracasaldaliga@gmail.com]
José María Concepción Rodríguez
Administrador de Obra y archivo
Biblioteca Online Pedro Casaldáliga 

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