lunes, 19 de febrero de 2018

SEMANADEDICADAaDm.Pedro CASALDALIGA

CASALDALIGAMi conocimiento de Pedro Casaldáliga no ha sido casual ni ha surgido por un tiempo a causa de algunos escritos o gestos heroicos suyos. No. Pedro, misionero claretiano, era casi de nuestra generación, unos 7 años por delante.
Se ordenó de sacerdote a los 24 años, en 1952. Y fue entonces por espacio de 16 años, antes de que partiera para el Brasil, cuando Pedro fue dando a conocer su personalidad.

 


Pienso que Casaldáliga no fue uno antes de partir para el Brasil y otro después de aterrizar allí, como si las circunstancias lo hubieran cambiado. Los cambios no surgen de la nada ni vienen de fuera, sino que se hacen por elección propia, impulsados ciertamente en una u otra dirección por circunstancias que te afianzan en una u otra dirección.

La vida de Pedro aparece como un rio secreto que avanza en una u otra dirección, más bravo o más sosegado, dependiendo de la orografía del cauce, según este coadyuve a frenarlo, desviarlo o hacerlo llegar a su puerto.

Nos lo cuenta el propio Casaldáliga: “Yo siempre quise ir a Misiones… Mi decisión última fue en 1967 en el Capítulo de Renovación Claretiano. Había llegado mi hora. El testimonio laico del Che, muerto por entonces, era una nueva llamada desde América. Había logrado, por fin, lo que tanto había soñado y buscado: un clima heroico para vivir heroicamente. Un viaje sin retorno”.

Pedro, ya en el Mato Grosso, se encarga de recalcar lo persistente de su sueño: “A mí siempre me ha quebrado el corazón el ver la pobreza de cerca. Me he llevado bien con la gente excluida, quizás porque siempre he tenido una cierta afinidad con el margen, con los marginales. Quizás por una vena poética. Quizás sea una cuestión de sensibilidad, porque soy incapaz de presenciar un sufrimiento sin reaccionar. Por otra parte, nunca me he olvidado de que nacía en una familia pobre. Me siento mal en un ambiente burgués. Siempre me pregunté, si puedo vivir con tres camisas, por qué voy a necesitar tener diez en el armario. Los pobres de mi Prelatura viven con dos, de quita y pon.”

Ya en ese momento abriga una profunda convicción: “Estoy doblemente convencido de que no se puede tener una sensibilidad revolucionaria y profética ni se puede ser libre sin ser pobre. La libertad está muy unidas a la pobreza. No se es verdaderamente libre con mucha riqueza. Siendo pobre me siento más libre de todo y para todo. Mi lema fue: ser libre para ser pobre y ser pobre para poder ser libre. Lo exprese muy claramente en aquellos versos míos,

Pobreza evangélica:

No tener nada.
No llevar nada.
No poder nada.
No pedir nada,
Y, de pasada,

No matar nada; no callar nada.
Solamente el Evangelio, como una faca afilada,
Y el llanto y la risa en la mirada,
y la mano extendida y apretada,
y la vida, a caballo, dada. .:

Y este sol y estos ríos y esta tierra comprada,
para testigos de la Revolución ya estallada.

¡Y mais nada!

Algunas facetas clave de la vida de Pedro Casaldáliga

Cuando uno analiza la vida de Pedro, quedan bien al descubierto algunas facetas suyas fundamentales: libertad, pobreza, profecía, religación a Dios.

Pedro nos lo aclara.

Primera: “Si me bautizas otra vez un día,…dí a Dios y al mundo que me has puesto el nombre de Pedro-Libertad”.

Pedro es un hombre libre ante las instituciones, sean políticas o religiosas; libre ante las personas, grupos e ideologías; es la palabra libre, el gesto en rebeldía, la osadía que bebe en las fuentes del Espíritu, que es viento y fuego y revienta estructuras y cadenas.

Segunda: “La actitud ante los pobres, define la actitud ante Dios. Encontrarse con el pobre es encontrarse con Dios. Quien no toma en serio al pobre, no puede encontrarse con Dios”.

Y, por eso seguramente, haya tanto no creyente que, al encontrarse con Pedro, no le niega el respeto, la admiración y la credibilidad.

Tercera: “No podíamos ver todo esto con los brazos caídos. Quien cree en Dios, debe creer en La dignidad del hombre. Quien ama al Padre, debe amar a los hermanos.

El Evangelio es un fuego que le quema a uno la tranquilidad. No se puede ser cristiano y soportar la injusticia con la boca callada”. “Lo que pretendemos, dice en su discurso cuando la concesión del Premi Internacional de Cataluña, es humanizar practicando la projimidad.

La ciencia, la técnica, el progreso solamente son dignos de nuestros pensamientos y de nuestras manos, si nos humanizan más. Y esto nos compromete a transformar el mundo juntos”.

Cuarta: “Dios es para Pedro, escribe el teólogo Pedro Trillo, la razón mayor o mejor su pasión. Dios es para él una realidad ineludible, una presencia cierta, aunque libre y soberana. Una presencia nunca desvelada, remitida cada vez más al futuro total de la esperanza mayor, pero siempre operante y repentinamente aparecida e invocada”.

En una ocasión, periodistas de la televisión europea la preguntan a Pedro:
-¿Haría Vd. lo mismo que está haciendo si no existiera Dios?

–”Pero como existe, contestó enseguida Pedro.

Eso sería como preguntarme qué haría yo si no existiera o si yo no fuera persona y cristiano. Sé que otros sin Dios a las claras, hacen más y lo dan todo, y se dan. Yo creo que Dios está siempre con ellos”.

“He tenido, confiesa Pedro, un explícito encuentro con Dios, en Jesucristo, dentro de la comunidad de fe, que es su Iglesia. Y ese es un misterio que me abruma, y que me obliga a creer que Dios es mayor que nuestro corazón y nuestros dogmas y nuestra comunidad”.

Pedro se muestra libre porque es pobre y pobre porque es libre. Y, por ambas cosas, profeta. Una vez, vistas las sospechas y anatemas que caían sobre la TdL, le hice esta pregunta:

– ¿Qué queda de la teología de la liberación?

Y sagradamente indignado me contestó:

“Estoy harto de oír la pregunta. Me la han preguntado por activa y pasiva, compañeros, obispos, periodistas…Que no me sigan nombrando, por vergüenza al menos, las barbaridades -verdaderas calumnias- que colgaron de la teología de la liberación y sus teólogos. Nosotros: teólogos de la liberación, obispos que los acompañamos y las iglesias que se benefician de sus doctrinas no hemos optado por Marx sino por el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, por su Reino y sus pobres.

Nuestro Dios quiere la liberación de toda esclavitud, de todo pecado y de la muerte. Analizar la trágica situación de los dos tercios de la humanidad, señalarla como contraria a la voluntad de Dios y asumir compromisos prácticos para transformar esa situación son pasos obligados de la Teología de la liberación. A los enemigos del pueblo es a los que no gusta la teología de la Liberación. ¡Celebrarían tanto que los cristianos pensasen sólo en el Cielo… despreciando la Tierra!

Cuando nosotros queremos ganar el Cielo, conquistando la Tierra. ¡Hijos libres de Dios Padre y hermanos verdaderos!

Mensaje de Pedro para nosotros y la sociedad de hoy

¿Qué mensaje nos deja Pedro a nosotros y a la sociedad en que vivimos? ¿Pero acaso Pedro, alejado de esta civilización, hundido en la inmensidad del Amazonas, desconectado del primer Mundo, puede mostrar pautas de pensamiento y de acción para nosotros?

En primer lugar, lo de la lejanía y desconexión es un decir, que se cae por sí mismo. Bien poco sabe de él, quien afirme eso. Estoy convencido de que su información es más profunda y certera que la que manejamos nosotros.

Se trasluce en todos sus escritos, con rigor, con veracidad y, sobre todo, porque mana directamente de su identificación con los pobres y de su oposición radical a la realidad imperante que los oprime.

Siempre me asombró su capacidad de hacer mística, teología y profecía, al hilo de los acontecimientos, de conflictos y progresos tecnocientificos de esta nuestra sociedad dual y pluriforme. Como si en su casita de Sao Félix do Araguaia, hubiese levantada una potente estación emisora que alcanzara a todos los rincones de la tierra.

Recuerdo muy bien cómo describía la contradicción entre el Primer y Tercer Mundo, en una entrevista que le hice:

-“Mira, Benjamín, nadie libera a nadie, incluso nadie concientiza a nadie, si uno mismo no se libera y autoconcientiza. Se puede ayudar, no sustituir.

En ese sentido, el Primer Mundo sólo podrá liberarnos en la medida en que él se libere. Sólo en la medida en que el Primer Mundo deje de ser Primer Mundo podrá ayudar al Tercer Mundo. Para mí esto es dogma de fe. Si el Primer Mundo no se suicida como Primer Mundo, no puede existir humanamente el Tercer Mundo.

Mientras haya un Primer Mundo, habrá privilegio, exclusión, dominación, explotación, lujo y marginación. Si vosotros, en el Primer Mundo no resolvéis ser un mundo humano, nosotros no podemos serlo”.

¿Mensaje de Pedro Casaldáliga?

1. Se trata de implantar un proyecto humano, ético-religioso, liberador, planetario, que rompa el proyecto homicida del neoliberalismo. El neoliberalismo hoy se ha globalizado
Y pasa olímpicamente de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de la Carta de las Naciones Unidas y de la Carta de la Tierra.

Pedro Casaldáliga sabe de qué habla, sabe de las causas de tanta invasión, explotación, dominación y guerra. Lo ha afrontado él en su propia sociedad que es eco y espejo de la sociedad universal; el aquí y el allí están relacionados, hay allí tanto retraso y miseria, tanta deuda, porque aquí, -en Europa, en el Mundo occidental-, es interminable el robo, la incautación y la dominación.

Los colonialismos e imperialismos, viejos y modernos, se atienen siempre a su lógica: ignorar y despreciar la alteridad, humillar, destruir, imponer la ley del más fuerte.

2. Se trata de contar con personas que se salgan de ese proyecto homicida, que le hagan frente desde la dignidad de la persona y sus derechos inalienables. Sobre ese quicio podemos reconstruir una convivencia fraterna, que erradique el egoísmo y la avaricia, la soberbia y la prepotencia, la desigualdad, la injusticia, la rivalidad, las guerras, que matan la libertad y la paz.

Nadie es menos que nadie, ni como persona ni como pueblo. Todo ser humano está obligado a hacer el bien y evitar el mal, a hacer efectiva la regla universal de: “Trata a los demás como tú deseas que te traten a ti”. El hombre es para el hombre cosa sagrada, hermano, no lobo.

Llegar a eso, no es posible sin personas libres, que detesten la idolatría del dinero, del hedonismo, del consumismo, del racismo, del patriarcalismo, de todas las cadenas que aprisionan y oprimen al ser humano.

El ser persona significa ser libre; ser libre significa ser pobre; y sólo es profeta quien vive con libertad y pobreza.

En esta nuestra sociedad hoy en tantos aspectos manipulada y esclavizada, el ejemplo de Pedro Casaldáliga es señal, luz y camino para vivir con dignidad y autonomía, con libertad, con pobreza, con profecía y esperanza.

ME LLAMARÁN SUBVERSIVO

Con un callo por anillo,
monseñor cortaba arroz.
Monseñor ¿”matillo
y hoz”?

Me llamarán subversivo.
Y yo les diré: lo soy.
Por mi pueblo en lucha, vivo.
Con mi pueblo en marcha, voy.

Tengo fe de guerrillero
y amor de revolución.
Y entre Evangelio y canción
sufro y digo lo que quiero.
Si escandalizo, primero
quemé el propio corazón
al fuego de esta Pasión,
cruz de Su mismo Madero.

Incito a la subversión
contra el Poder y el Dinero.
Quiero subvertir la Ley
que pervierte al Pueblo en grey
y al Gobierno en carnicero.
(Mi pastor se hizo Cordero.
Servidor se hizo mi Rey).
Creo en la Internacional
de las frentes levantadas,
de la voz de igual a igual
y las manos enlazadas…

Y llamo al Orden de mal,
y al Progreso de mentira.
Tengo menos Paz que ira.
Tengo más amor que paz.

…¡ Creo en la hoz y el haz
de estas espigas caídas:
una Muerte y tantas vidas!
¡ Creo en esta hoz que avanza
– bajo este sol sin disfraz
y en la común Esperanza –
tan encurvada y tenaz!

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