Al final del camino me dirán: / Y tú, ¿viviste?, ¿amaste? /
Y yo, sin decir nada, abriré el corazón, lleno de nombres.
El clamor de su profecía, la entrega a los más oprimidos, su poesía que alimenta belleza, y su mística de ojos abiertos y manos trabajadoras, permanecerán como un legado perenne para las comunidades cristianas, para el Brasil indio y caboclo que él tanto amó, y para toda la Humanidad. Obispo Pedro Casaldáliga (1928-2020)
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