Umbrales Uruguay.- De nuestra redacción, BLOG SFyS. Recibimos y compartimos; tema que venimos tratando hace meses, parecía a nadie importaba.

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Amigos y amigas, recemos por el Papa Francisco. El presbítero Primo Corbelli nos informa de situaciones difíciles y dolorosas por las que tiene que pasar. Clericalismo, incomprensión, enredos que siempre restan y desgastan a nuestra Iglesia...lamentable y vergonzoso!

"Los opositores del Papa Francisco sabían que no iba a renunciar antes de que muriera Benedicto, pero la muerte de Benedicto dio pie a pensar en la posibilidad de renuncia debido a que ahora debe moverse en silla de ruedas. Ya había declarado un gran opositor del Papa, ahora presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, el arzobispo Timothy Broglio: “La posibilidad de que el Papa Francisco ahora se retire es más factible ya que el Papa emérito murió”. En realidad el Papa Benedicto había renunciado no por motivos de salud sino porque se sentía “rodeado de lobos”, por el poder de la curia que le hacía imposible el trabajo. Después de la muerte de Benedicto, la ola conservadora del Vaticano hizo hablar en contra de Francisco al mismísimo Papa difunto por la boca de su secretario George Wansgein (en el libro “Nada más que la verdad”) que habló de un desencuentro doloroso de Francisco con Benedicto por la prohibición de la misa en latín. Se conoció además un memorando atribuido al difunto cardenal australiano George Pell que afirma: “Este pontificado es un desastre en muchos o en la mayoría de los aspectos, una catástrofe; y el documento vaticano que sintetiza los dos años de encuesta preparatoria para el Sínodo es una “pesadilla tóxica”. El cardenal denuncia no solo un fraude financiero en el Vaticano sino “la debilitada predicación del Evangelio. En la Iglesia hay una confusión cada vez mayor, un ataque a la moral tradicional, la inclusión en el diálogo de una jerga neomarxista y el desplazamiento de conceptos cristianos como el pecado, el sacrificio, el juicio divino, el cielo y el infierno, la redención. Se prioriza la misericordia sobre la moral, la ecología y los temas políticos sobre la oración”. Pell acusa al cardenal de Luxemburgo Jean-Claude Hollerich , hasta ahora presidente de los obispos europeos, de “explicita herejía por haber declarado que hay que rever la enseñanza de la Iglesia sobre sexualidad. El próximo Papa ha de devolver a la Iglesia su vida normal, pronunciarse con claridad doctrinal sobre la fe y la moral”. El memorando recuerda que antes se decía: “Roma ha hablado , la causa ha terminado”. Ahora

hay que decir: “Roma ha hablado y la confusión ha aumentado”. Pell critica que el Papa no

defienda los derechos humanos en Venezuela, Nicaragua, China, Hong-Kong y asegura que

Francisco no tiene apoyo en los seminaristas y sacerdotes jóvenes. Es este un botón de

muestra de lo que piensan los opositores al Papa. Aunque los católicos de a pie no están muy interesados en estas polémicas, el teólogo Piero Coda advierte sobre el tono del

enfrentamiento: “es triste que se dé espacio entre nosotros al resentimiento, a la

maledicencia, a la falta de respeto y a veces hasta a la calumnia y al insulto que pueden crear heridas muy profundas. No hay que tomar partido el uno contra el otro como en una contienda política. La paciencia y la misericordia pueden ayudarnos a respetarnos

recíprocamente dentro de un sano pluralismo”. EL Papa Francisco por su parte arrancó el año

con el objetivo de acelerar las reformas pendientes. Con la muerte de Benedicto que algunos quisieran canonizar enseguida (“al cielo no se va con trenes de alta velocidad”, dijo el cardenal Kasper) el Papa Francisco parece emprender una nueva fase de su pontificado, a los diez años de su comienzo, impulsando el proceso sinodal.

Las respuestas de la consulta mundial cuestionan el clericalismo, la falta de formación de los laicos, la poca valoración de la mujer, la ausencia de pastoral juvenil y familiar. Se tocan también temas más espinosos sobre los cuales el Papa está dispuesto a hablar, consciente de la necesidad de generar procesos, más allá de tomar decisiones rápidas. No son temas tan

nuevos ya que en 1999 el cardenal Carlo María Martini pedía volver a estudiar temas como los

ministerios ordenados, los laicos y la mujer en la Iglesia, la sexualidad, la disciplina del

matrimonio, la praxis penitencial, democracia y valores morales, ecumenismo. En este

proceso sinodal de escucha mucho depende de lo que se está dispuestos a escuchar; además una verdadera “conversión” sinodal de la Iglesia llevará décadas. Lo primero es involucrar a todos los laicos en la vida y misión de la Iglesia. Escribe el teólogo Piero Coda, presidente de la Comisión Teológica Internacional: “Dios nos pide un salto cualitativo en la vida de la Iglesia. El peligro es no entender el alcance de este proceso y mostrar al respecto indiferencia o

escepticismo”. El proceso ha sido y sigue siendo una excelente escuela de comunión y diálogo pero también se constata que ha sido bastante reducido el número de los que realmente se han involucrado en el mismo. El secretario general del Sínodo Mario Grech ha dicho: “Los laicos han respondido con gran entusiasmo. El mayor rechazo se da entre los sacerdotes más jóvenes (que también extrañan la sotana y el latín). Temen que dar más espacio a los laicos

lleve a la democratización de la Iglesia. Las mayores dificultades se encuentran no en el

episcopado sino en el clero”. De allí la poca resonancia del proceso en muchas parroquias, más allá de los grupos de siempre. La crisis en la Iglesia (y no solo la católica) es una realidad sobre todo en Europa; cinco países llenaron el mundo de misioneros: Bélgica, Holanda, Luxemburgo, España e Irlanda y ahora sus seminarios están vacíos.

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