Dice Atilano:
Conviene
no olvidar que la cohesión del grupo no se logra de una vez para siempre. Mucha/os muy animosos, contraen tareas en otras organizaciones, descuidando lo primario la comunidad. Es una tarea que nos reta
constantemente.
San Agustín,
tan humano siempre y tan cálido en la amistad, describe minuciosa y
fruitivamente (*) (escribía desde la experiencia)
la vida de un grupo de amigos, hermanos:
“Rezar juntos, pero también hablar y reír en común; intercambiar
favores, leer libros juntos, intercambiar textos bien escritos, bromear juntos y juntos serios; estar a veces en desacuerdo, sin animosidad,
como se está a veces con uno mismo, y
utilizar este raro desacuerdo para reforzar el acuerdo habitual; aprender algo unos de otros o enseñarlo unos
a otros: echar de menos con pena a los
que se ausentan, acoger a los que llegan con alegría y hacer manifestaciones de
este tipo o de otro género, chispas del corazón de los que se aman y se atraen, expresadas en el rostro, en la lengua,
en los ojos en mil gestos de ternura; y
cocinar los alimentos en donde las almas se unan en conjunto y donde varios no
son más que uno”. (San Agustín, Las confesiones)
¡¡Diría una
buena definición vital de lo que es una comunidad cristiana!! Atilano
Alaíz cmf.
(*)fruitivamente: con gusto, placeer, con deleite....
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