"Toda esta dimensión trágica sólo fue posible porque el otro nunca fue verdaderamente reconocido como prójimo y lo diferente nunca fue respetado consistentemente. Esta concepción aún no ha sido superada en la conciencia de la mayoría de los países europeos", escribe Leonardo Boff , teólogo y filósofo. y escritor.
La verdadera guerra de exterminio que el Estado de Israel , bajo el mando de un canalla de extrema derecha , Benjamín Netanyahu , está librando contra más de dos millones de palestinos en la Franja de Gaza , apoyado por la mayor potencia militar del mundo, EE.UU. y Más aún por parte de toda la Comunidad Europea ( OTAN ) que nos legitima para llamarlos nuevos bárbaros. Rodearon a los millones de palestinos en la pequeña franja de tierra, junto al mar, como una pocilga, para eliminarlos mejor. Para agravar su perversidad, cortaron el agua, el suministro de alimentos, la energía y los medicamentos para los hospitales. Y, para colmo, utilizaron contra la población bombas de fósforo blanco que queman a la gente hasta los huesos. Fue una reacción totalmente desproporcionada contra un ataque terrorista de Hamás (la parte militarizada de la población civil) llevado a cabo contra Israel el 7 de octubre . La reacción no conoce límites éticos, humanitarios o de mínima compasión. Más de 11.000 niños fueron asesinados , miles de madres, alrededor de 70.000 civiles y cientos y cientos de heridos, además de los escombros de 400.000 casas arrasadas por bombas de alto poder.
¿Cómo no calificar esta carnicería de barbarie por parte de Estados Unidos y de quienes con orgullo afirmaron en el Preámbulo de la Constitución de la Unión Europea lo siguiente: “El continente europeo es portador de civilización, cuyos habitantes lo habitan desde el siglo XIX? inicio de la humanidad en etapas sucesivas y que a lo largo de los siglos desarrollaron valores, base del humanismo: la igualdad de los seres humanos, la libertad y el valor de la razón…”. Esta visión no es dialéctica. No incluye ni reconoce las frecuentes violaciones de estos valores, las catástrofes que produjo la cultura europea con ideologías totalitarias , guerras devastadoras, matanzas de alrededor de 200 millones en el continente y en las colonias, colonialismo, esclavitud, imperialismo, genocidio de los pueblos originarios (en En un siglo murieron en América del Sur (bajo la acción de los europeos 61 millones de indígenas), diezmando naciones enteras en directo contraste con los valores que proclamaba. Lo que la Comunidad Europea , como cómplice, está haciendo en la Franja de Gaza muestra su tradicional arrogancia y actitud moralista. Dejo fuera a Estados Unidos , que siempre está en guerra con algún país, cometiendo las mayores barbaridades. Sólo me centro en los europeos. Toda esta dimensión trágica sólo fue posible porque el otro nunca fue verdaderamente reconocido como su igual y el diferente nunca fue respetado consistentemente. Esta concepción aún no ha sido superada en la conciencia de la mayoría de los países europeos. Tomemos como ejemplo la inferiorización de los demás, el trato que se da a las mujeres . En la cultura occidental en general (sin considerar otras culturas), fue central la visión patriarcal y sexista que combinaba y organizaba los principales valores en la forma de lo masculino. Debido a esta dominación, las mujeres fueron sometidas, marginadas e invisibilizadas socialmente. Se creó una justificación ideológica para esta inferiorización. Se buscó en Aristóteles , quien acuñó una comprensión prejuiciosa, cuya resonancia llegó hasta Santo Tomás de Aquino , con ecos en Freud y Lacan . El filósofo afirmó que una mujer es “un hombre que se quedó en el camino”, “un ser inacabado e inferior” (pero en latín). Los sectores tradicionalistas de la Iglesia aparecen como bastiones culturales que mantienen viva y aún reproducen esta inferiorización de las mujeres . Para estos sectores, las mujeres aún no disfrutan de ciudadanía eclesiástica plena. Esto acabó prevaleciendo en el Sínodo de la Amazonía , que pretendía dar un rostro indígena a la fe cristiana. Predominó el paradigma sexista, romano y occidental. Un indio casado no puede ser sacerdote. A las mujeres se les negó el sacerdocio; A una porción muy pequeña se le concedió participación en la administración institucional de la Iglesia. Pero no se les permite ejercer libertad en lo que respecta a los derechos reproductivos, entre otros, ya que representan más del 50% de la comunidad cristiana. Esta inferiorización de las mujeres divide a la humanidad de arriba a abajo. Le da demasiado poder al hombre. Al no reconocer la alteridad y la igualdad de la mujer , perdió el interlocutor que la naturaleza y Dios le habían dado para vivir juntos cooperativamente. Cuando el Génesis dice que son imagen de Dios y hechos varón y hembra, no se entiende este hecho como posibilidad de reproducción de la especie. Sino como compañeros entre ellos e interlocutores permanentes.Este cara a cara entre hombre y mujer impediría una relación de dominación. Y esto, por razones que no podemos mencionar aquí, se implementó. Sin la mujer, el hombre proyecta su fuerza física y su capacidad intelectual en la lógica de la competencia en la que sólo uno gana y todos pierden. Impide una cooperación en la que todos ganarían. Deja el campo abierto al surgimiento de estructuras de poder que implican jerarquización y exclusión. El tipo de Estado centralizado que tenemos, la fabricación de guerras y el establecimiento de costumbres sociales sexistas y leyes discrecionales se atribuyen efectivamente al patriarcalismo y al machismo. Pero gracias a la lucha histórica de las mujeres se está produciendo una demolición sistemática de las falsas razones de la sociedad patriarcal. Desarrollaron una visión más holística de hombres y mujeres y de su misión en la historia: crear relaciones de colaboración con respeto a las diferencias en vista de una relación más inclusiva y menos conflictiva entre los géneros y en beneficio de la paz política y religiosa entre los pueblos. Lo que, vergonzosamente, está sucediendo abiertamente en Gaza es la prevalencia de la violencia masculinista , la crueldad hacia los más débiles y la eliminación pura y simple de personas que, según los sionistas radicales, ya no deberían existir. Pero reitero que con mucho esfuerzo creemos que el ser humano puede ser mejor: puede hacer del lejano un prójimo y del prójimo un hermano. ¿Pero cuando?
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