Asunto:
(Parroquia
Universitaria) ENTREVISTA EN EL SEMANARIO
HEBREO
CON EL ARZOBISPO DE MONTEVIDEO DANIEL STURLA
15.Abr.2014
Columna de Ana Jerozolimski
Uruguaya, radicada en Jerusalem desde 1979.
Redactora Responsable de "Semanario Hebreo"
El Arzobispo de
Montevideo, Monseñor Daniel
Sturla (54) asumió recientemente su cargo, tras ser nominado
para el mismo por el Papa Francisco. No cesa de sorprender y tener gestos que
dignifican la altura de su cargo. Sobre varios aspectos relacionados a su
trabajo y su visión de mundo, conversamos en un encuentro para el que nos
recibió con gran calidez en su despacho en el Arzobispado en la calle Treinta y
Tres.
Este es un resumen de lo hablado.
Este es un resumen de lo hablado.
: Monseñor Sturla,
quisiera comenzar recordando que este año coinciden plenamente la Semana Santa cristiana
con el Pesaj judío. ¿Qué les diría a las respectivas
congregaciones?
R: Pesaj judío y la
Pascua cristiana nos hablan de libertad, de liberación, de dejar las cadenas de
la esclavitud e ir, de ser peregrinos hacia la tierra de la promisión .Entonces,
un saludo cordial de Feliz Pesaj para toda la colectividad judía con el deseo de
que puedan experimentar muy fuerte en su interior la libertad como el mayor don
que Dios nos da, el que nos asemeja a él y también el hecho de poder pensar que
como decía Juan Pablo II son nuestros hermanos mayores. También la celebración
cristiana de la Pascua hunde sus raíces y tiene tantos elementos del Pesaj, así
que puede ser una señal de paz entre nuestras religiones y entre todas las
personas. ¡Shalom, paz!
P: Esta es también
nuestra oportunidad de desear a todos los lectores cristianos, una feliz Semana
Santa .Monseñor...¿cómo le va tratando su nuevo rol de Arzobispo de
Montevideo?
R: Me está tratando
muy bien porque hay mucha gente que reza por mí.Entonces uno se siente sostenido
en esta tarea porque la verdad es que tengo mucho trabajo, hay muchas cosas
entre manos y también muchas entrevistas que me piden, no sólo de la prensa,
sino muchas audiencias que me están pidiendo. Espero que pase un poco la ola
porque hay muchos temas que uno tiene que ir resolviendo en esta tarea, pero me
siento sostenido.
P: ¿En qué consiste
el trabajo del arzobispo de Montevideo en un país donde hay muchos creyentes,
pero la religión y el estado están oficialmente separados, siendo Uruguay un
país laico?
R: Yo creo que el
laicismo típico uruguayo le da lugar a todas las expresiones religiosas y a
la Iglesia
Católica que está unida al nacimiento de la nación,
características propias que son muy distintas al resto de América Latina, para
no irnos más lejos.. O sea, hay una absoluta separación, una independencia. Creo
que con el tema de la laicidad del sistema uruguayo hay un crecimiento hacia lo
que llamo una laicidad positiva .
P: ¿Y qué quiere
decir eso? El laicismo que pretende decir es que lo religioso es un asunto
privado y toda manifestación pública de lo religioso le molesta; en cambio, una
laicidad positiva, reconoce por supuesto, la diversidad, la pluralidad, pero
admite el hecho religioso y entiende que las distintas religiones en la medida
también en que contribuyen a la paz, al bienestar de la gente, son un elemento
social y público relevante.Entonces entonces entiendo que ahora, por ejemplo, yo
asumí como arzobispo y he tenido a mi pedido entrevistas con el presidente de la
República, el vicepresidente, la intendenta de Montevideo, pero luego ellos
tuvieron la deferencia de venir a la asunción mía como arzobispo.También el
Comandante en Jefe del ejército...Y había distintas expresiones religiosas
presentes, entre otras, la colectividad judía lo que para mí constituyó una gran
alegría.
P: ¿ En qué medida
incide en el trabajo como obispo las características personales de cada uno? Su
antecesor, Nicolás Cotuño, es conocido como de una línea más conservadora que
usted. El presidente de la República dijo respecto a usted que "es el estilo de
Francisco"...¿Qué le parece?
R: No voy a hacer
comparaciones con nadie, pero es natural que influya lo personal. Hablemos
respecto a los Papas: el Papa Juan Pablo II era muy distinto a Benedicto y
Benedicto muy distinto a Francisco; cada uno en su momento y de acuerdo a su
modalidad han hecho aportes diferentes. Creo que también se puede dar respecto a
mi persona. A mí también me influye el hecho que soy nacido en Uruguay, hijo de
uruguayos, estoy muy enraizado, tengo familia acá. Eso hace que conozca mucha
gente y me da un elemento de cercanía en un país como el Uruguay, donde al final
somos pocos y nos conocemos mucho..
Entonces, si nos
ponemos a hablar usted y yo, seguro encontraremos que tenemos gente en común.
Uno se encuentra con un uruguayo en cualquier parte del mundo y se pone a hablar
y encuentra que tiene gente en común. Todo eso me da una red de relaciones que
es positiva.
P: Cuando el Papa
Francisco decidió que usted sería el arzobispo de Montevideo ¿se planteó un
programa de trabajo que elaboró con temas que quisiera
promover?
R: En la dinámica de
la Iglesia
Católica uno no se presenta como candidato y no es que tenga un
programa como un candidato político que arma su programa y pone su cara; acá no,
a mí me llamaron, me eligieron y me pusieron al frente de la arquidiócesis sin
que mediara, salvo mi aceptación, ninguna cosa de mi parte para llegar a este
lugar. Entonces.no es que tenga el programa hecho.
Hay cosas que son de
mi vida y después, obviamente, como toda persona, uno tiene inquietudes. Para mí
ha sido muy importante en este tiempo escuchar, aprender y compartir primero con
los sacerdotes, después con los otros elementos que forman la iglesia, el pueblo
de Dios en Uruguay y en Montevideo después. También están las orientaciones
pastorales de los obispos. A todo eso se suman mis inquietudes personales que es
lo que yo quisiera, como me parece ser que subraya el Papa Francisco, una
iglesia de puertas abiertas, una iglesia que salga también a estar cerca de la
gente y una iglesia con relaciones con todos y ahí el hecho ecuménico es
fundamental.
También la relación con Israel y con el pueblo judío, con el pueblo de la antigua alianza ,para mí es un elemento esencial. Son cosas que yo he ido descubriendo a lo largo de mi vida también y que para mí han sido muy importantes.
También la relación con Israel y con el pueblo judío, con el pueblo de la antigua alianza ,para mí es un elemento esencial. Son cosas que yo he ido descubriendo a lo largo de mi vida también y que para mí han sido muy importantes.
P: Para los judíos,
por supuesto, es una gran cosa sentir la actitud de apertura que usted
irradia..
R: Entiendo..Yo
considero que un cristiano que profundiza en su fe se encuentra evidentemente
hundido en la raíz de lo que nosotros llamamos el Antiguo Testamento ¿verdad? Yo
pienso en la celebración de la Pascua, por ejemplo, que tenemos tan cerca. Yo
hace unos años, preparando unas charlas para jóvenes sobre la Pascua traté de
meterme en cómo era la celebración judía de la Pascua y realmente a mí me
impactó y uno de los elementos fundamentales que creo que han sido una costumbre
del pueblo hebreo del cual, entre tantas cosas, nosotros tenemos que aprender,
es esa preocupación para que el niño pequeño pueda descubrir su tradición, su
vivencia y pueda entrar dentro de la celebración que de algún modo es entrar
dentro de la tradición y formar parte del pueblo .Y yo como religioso digo: ¡y
ojalá también descubrir al Todopoderoso y tener una relación personal con
él!
P: ¿Qué relación ha
tenido hasta ahora con la colectividad judía?
R: En mi vida ha
sido muy escasa, salvo que he tenido algún compañero judío de estudio en algún
momento en la alianza Uruguay-Estados
Unidos cuando era adolescente. Después he tenido en colegios
católicos algún alumno que tenía una tradición judía o sangre judía por alguna
ascendencia. Para mí ha sido una relación cordial porque es una persona, un
cercano, sea lo que sea, su raza, su color de piel, su religión, su credo, su
ideología política .Con la colectividad prácticamente no he tenido una relación
que pase por lo institucional.
P: Como arzobispo ¿
le parece que sería bueno para ambas partes que la
hubiera?
R: Creo que hay que
cultivarla, decididamente sí. El año pasado, yo era obispo auxiliar de
Montevideo. Me invitaron a un congreso organizado por el Congreso Judío
Latinoamericano para jóvenes dirigentes de América Latina. Para mí fue una
experiencia preciosa porque era la primera vez que estaba con un grupo judío
propiamente que se reunían y por la cosas que escuché de los jóvenes
latinoamericanos.Fue un rato muy importante para mí porque ahí escuché cosas
valiosas. Hubo algo que me golpeó fuertemente, sobre todo, de un joven chileno..
Él había estado siempre en una escuela judía pero después había ido a una
universidad que no era judía y dialogando con los compañeros chilenos, tan
chilenos como él, escuchó la expresión: ¿pero vos que pensás de nosotros los
chilenos? El yt tuvo que aclarar que es tan chileno como ellos.Fue la primera
vez que escuché una frase así dicha de un modo, con un dolor tan profundo y fue
para mí como un descubrimiento . Y después la pregunta para mí porque dije: a
ver, yo cuántas veces dije, yo he podido sentir de este
modo..
P: Como si el
criollo, en este caso el chileno, fuera menos..
R: O que fuera
distinto, no tan chileno como éste. Él les había respondido obviamente: yo soy
tan chileno como ustedes son chilenos. Esa experiencia muy sencilla para mí
significó mucho.
P: Hubo una
instancia muy especial en cuanto a la relación con los judíos, cuando usted
asumió..
R: Claro. En la
Catedral el 9 de marzo ,fue mi mención a "los hermanos mayores" que lo hice con
corazón.Pero lo más bonito no fue lo que dije sino el aplauso fuerte, espontáneo
y prolongado que la gente hizo a la colectividad judía cuyos representantes
habían venido a mi asunción. Eso fue muy emocionante. Creo que se habrán
emocionado los miembros de la colectividad que estaban, pero yo también y muchos
de los que aplaudíamos también nos emocionábamos porque fue un momento sublime.
Yo lo miraba religiosamente y fue como una cuestión inspirada, del
espíritu.
P: Así se sintió,
sin duda. Realmente mucho cambió en las relaciones judeo-cristianas en especial
desde el Concilio Vaticano II, la Nostra Aetate, con ese rol
especial de Juan XXIII, Juan Pablo II, pero hasta que esto llega al pueblo lleva
tiempo. ¿Cree que las cosas de fondo han cambiado realmente, los estereotipos,
los prejuicios?
R: Es muy difícil
siempre las generalizaciones; hay una mayor conciencia a todo nivel en el
Uruguay contra la
discriminación. Creo que es una realidad. Lo percibí también
pensando en mi infancia, pensando ahora, pensando en lo que he vivido como
educador en los colegios en los que he estado. Creo que hay una mayor conciencia
en los jóvenes de tolerancia, de respeto a otro. Puede parecer contradictorio
con algunas cuestiones que se dan, pero se dan más por la ruptura social del
Uruguay, por la fragmentación social que lamentablemente se ha dado, pero desde
el punto de vista religioso o racial o inclusive ahora que es un tema que está
mucho en boga, la orientación sexual, creo que ha disminuido la intolerancia y
la discriminación.
P: Usted ha tenido
manifestaciones muy "liberales" en ese sentido. ¿El nuevo arzobispo de
Montevideo se considera un hombre "liberal"?
R: La expresión
liberal tiene significados totalmente distintos en el mundo. La connotación que
tiene en el Uruguay la palabra liberal, neoliberal, no es la misma que en otras
partes. No me gusta la
palabra. Yo digo como arzobispo de Montevideo que lo que quiero
es ser fiel al Evangelio, fiel al Evangelio desde un acuerdo a esta modalidad
que brota del Concilio Vaticano II y que tiene en el Papa Francisco una
expresión de cercanía con la gente . Y yo me siento muy identificado con la
cercanía del Papa Francisco siguiendo a Juan Pablo y a Benedicto en su estilo de
una cercanía especial con el pueblo judío que es muy
evidente.
En otras materias el
Papa Francisco nos invita sobre todo a manifestar ¿qué cosa? Algo que también
está en la en la entraña del ser cristiano que es el respeto a la persona humana
por ser persona, más allá de toda otra consideración. Otra cosa es el hecho que
hay toda una dimensión moral, pero mucho antes que esa dimensión en el sentido
de condena moral, está el respeto a la persona humana y yo creo que eso es lo
que trato sobre todo de vivir y de enseñar.
P: Hice mención a lo
que expresara el presidente Mujica de su persona diciendo que tiene "el espíritu
de Francisco". ¿Se puede marcar una línea sobre qué tipo de arzobispo uno
será?
R: Entiendo que sí,
que la persona marca, pero yo quisiera no ser la persona que marca la historia
de la iglesia en el Uruguay. Me suena a cosas muy grandes y a mí me gustaría que
junto con los sacerdotes, con todos los que llamamos agentes pastorales, es
decir, diáconos, religiosos, religiosas, laicos que están en la Iglesia, demos
el rostro renovado de la iglesia en Montevideo, que no sea el arzobispo la única
cara de la Iglesia, Claro, asumo la parte que me corresponde, pero me gustaría
que fuera algo más compartido.
P: Hablando de fe,
hubo un debate intenso entre usted y Carlos Maggi en la radio tiempo atrás donde
Maggi decía que a veces querría ser creyente y usted decía que a veces querría
ser ateo. ¿Es difícil en ocasiones cuando se vive en un mundo como el de hoy
lidiar con el tema de la fe cuando unas veces uno se pregunta: dónde estaba
Él?
R: Así es. Ese
diálogo fue hace unos tres años. Bueno.. el gran desafío para el creyente es el
sufrimiento inocente. Ese problema se lo plantea también la Biblia, también el
Libro de Job es todo el libro sobre el sufrimiento del inocente y para mí
también ver el sufrimiento inocente es un desafío a mi fe. De ahí esta
conversación con Maggi en que tangencialmente salió ese tema de la envidia del
no creyente hacia el que tiene fe y yo le decía: yo por momentos envidio al
ateo.
¿En qué sentido lo
decía? En el sentido que, supongo yo, para un no creyente cuando muere un niño
¡Qué mala suerte! Y para un creyente cuando muere un niño es decir: Señor,¿dónde
estabas ante la muerte de este niño? Y entonces es un desafío a la fe creer en
el dios bondad ante una injusticia, ante una atrocidad.
Aquí en Montevideo,
la semana pasada, murió una madre con tres chiquitos en un accidente en villa
García. Vaya...¿ dónde estaba Dios en ese momento? Pienso que como se ha dicho
más de una vez, el Holocausto ha significado una interrogante del creyente hacia
el señor. Bueno, no es indiferente el preguntarse: Señor¿ dónde estabas tú? Uno
después lo responde en la fe, cargado de esperanza en que el Señor sigue
presente.
P: Es interesante
que menciona también el tema del Holocausto ya que también entre los judíos que
lo padecieron, hay diversidad de opiniones respecto a qué hizo eso a la
Fe..
R: Hay un relato que
me gusta mucho de dos rabinos en un campo de concentración que están hablando y
llegan a la conclusión de que Dios no existía porque no podía existir el
sufrimiento de Israel .Y después de llegar a esa conclusión dicen: bueno, ahora
recemos...
P: Conozco a
sobrevivientes del Holocausto que a raíz de esta tragedia perdieron la fe y
aquéllos que por el contrario, se aferraron a la fe. Reacciones tan
diferentes... y se pueden entender ambas ¿verdad?
R: Yo creo que sí.
Lo mismo, sin llegar a ese extremo, lo ves frente a situaciones como la muerte
de un hijo ..y hay gente que hace un rechazo a la
fe.
P: ¿La fe es un
camino que colma la vida de sentido?
R: Totalmente, para
un religioso, para alguien que hace promesa de celibato, voto de castidad, si la
fe no llenara la vida hasta el punto de colmar también afectivamente a la
persona ¿ qué sentido tendría esto que hemos prometido y que
vivimos?
P: ¿Puedo
preguntarle si se siente realizado?
R: Yo me siento un
hombre realizado, también con mis dificultades, frustraciones.La palabra puede
sonar muy gruesa, pero me siento un hombre pleno, un hombre colmado. Cuando me
encuentro con mis compañeros de colegio a los que quiero mucho y nos encontramos
relativamente seguido, yo me siento alguien que en la vida, al igual que ellos,
se siente realizado de distinta forma. Me siento muy realizado con mi vida de un
hombre que ha optado por el celibato en el servicio a Dios y al
prójimo.
P: Gracias mil por
su tiempo Monseñor Sturla.
R: Gracias a ti
Ana.
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