En dos situaciones
relacionadas con la muerte me sentí identificada con lo que Pagola plantea en
el texto sobre el ciego Bartimeo.
La primera ocurrió
cuando "ciega" ante la partida de mi esposo, pasé un tiempo en la
"oscuridad", hasta que comprendí que el Señor estaba allí y lo busqué
para encontrar un nuevo sentido a mi existencia.
La segunda, cuando esa
búsqueda de sentido me llevó a servir a los ancianos en su fragilidad; porque
sirviendo pude "ver" mi propia fragilidad. Todo lo que aprendí desde
entonces me dio la "luz" que necesitaba para aceptar el sentido
pascual de la vida, confiando en que Él estará siempre a nuestro lado,
"hasta el fin de los tiempos", aunque nuestras vacilaciones, a menudo
nos vuelven ciegos. Alicia
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