Queremos compartir estas
profundas, serias, reflexiones
sobre lo publicado en el blog. Estos comentarios nos comprometen a seguir trabajando para superarnos a diario.
Estos días
de paro
obligado realmente nos vienen muy bien para mirar sin prisas ni
pausas, lo hecho, lo postergado y
lo que
podemos aún hacer.
Nos pondremos en contacto con Agustín Cabré, realmente nos ha movilizado a todos.- Eduardo
Dice Alicia DeSaTorres
Esta vez les escribo para expresar mis sentimientos de
gratitud ante Agustín Cabré, autor de tres de los últimos artículos del blog. Y
digo gratitud porque pocas veces sentí que alguien ponía en palabras de manera
tan clara lo que a menudo siento respecto a ciertas formas de vivir la fe.¡La
Semana Santa!, con frecuencia vivida entre formulismos repetidos por inercia
"por los siglos de los siglos amén", mientras ignoramos el verdadero
sentido de la entrega de Jesús.Los disfraces... No sólo los de carnaval, sino
los que a diario se ostentan con orgullo y hasta son investidos de autoridad y
prestigio, mientras jugamos a que nos la creemos...Y por último lo del
anacrónico reino de Dios. Lo sentí como el trabajo de restauración de una obra
de arte, en el que se quita la capa de grasitud y residuos depositados por el
paso del tiempo para permitir que luzca la pintura original, con sus colores,
su expresividad, su mensaje verdadero.Gracias por exponer tan bellamente con
todo su sabor y su jugoso alimento la fruta escondida tras la cáscara de la
costumbre. Abrazos fraternos. Alicia
Cuando me referí a los artículos de Cabré no había leído
aún los de Tamayo y Castillo, a cual más sabroso y profundo.
Encontré en todos ellos un hilo conductor y, si tuviera
que establecer una diferencia, diría que los tres de Cabré dicen de manera
sintética -para quien quiera dejarse interpelar- lo que los otros dos
desarrollan extensa e intensamente.
A tal punto que cualquiera de ellos serviría para dar
testimonio, de manera renovada, de nuestras convicciones; de modo que
pudiéramos exponerlas -como propone Cabré- ante los no creyentes, para expresar
el sentido último de verdad que encierra la Palabra de Dios.
Pero también ante los propios creyentes, que a menudo
tergiversamos dicho sentido por detenernos en formas y estructuras litúrgicas;
es decir, en la pátina superficial que el paso del tiempo fue dejando sobre
ellas, desde que las enseñanzas de Jesús fueron reemplazadas por las
"verdades" irrevocables de una religión al servicio de todos los
Imperios (los antiguos y los actuales).
Gracias por aportar estas miradas, que nos enriquecen y
cuestionan para no enmohecer.
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