No importa cuanto somos.
Importa preguntarnos si somos un auténtico Pueblo de Dios;
esto es si vivimos las enseñanzas de Jesús..
Sobre el diaconado es real no ha encontrado un rol
específico que lo identifique con el Cristo Servidor. Eso es un despropósito decir que está para figurar desde el
altar.
Lejos del pensamiento de nuestros diáconos semejante pequeñez. Se han ordenado para servir al Pueblo de
Dios y esa es su espiritualidad. Cierto es que, es general, (no todos) los Obispos no saben que hacer
con ellos porque como lo dice el comentario se sienten extraído del mundo, al revés de Dios que se hizo
hombre para asumir y vivir la realidad humana para transformarla desde dentro. El diácono, signo del
Cristo que vino a servir y no a ser servido ha de configurarse en el rostro visible de la Iglesia,
embarrandose con los laicos para transformar lo menos humano en más humano.
Creo siguiendo el pensamiento del autor que la auto llamada
jerarquía esta enferma de soltería.
Pero si que quede claro que la Iglesia Cuerpo Místico de
Cristo, aunque afeado su rostro por nuestros pecados, es signo e instrumento de salvación.
Yo creo en ella y pido perdón por las veces que afea su
rostro
Un abrazo en Cristo Gerardo.
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