"Un prefecto latinoamericano es una señal significativa de una promoción de las periferias"
"Encontré al Papa mucho mejor que en mi visita del año pasado. Está
trabajando más horas que antes y con mayor entereza"
"Sueño la Iglesia que sueñan los pobres y agobiados cuando llegan
a buscar en ella ayuda y consuelo, la Iglesia que anhelan los que necesitan un
espacio de respeto, de apertura y de compasión que no encuentran en muchas
estructuras mundana"
11.07.2023 Jesús Bastante
Víctor Manuel 'Tucho' Fernández tiene una
relación curiosa con la Doctrina de la Fe. En el pasado incluso sufrió “una
reprimenda” por parte de la Congregación. Se había negado a participar en una
causa contra un teólogo argentino porque, explica, “muchos teólogos europeos
sostenían las mismas cosas y no eran sancionados, así que la misma libertad
debíamos tener los latinoamericanos”.
"Un prefecto latinoamericano es una señal significativa de una
promoción de las periferias"
"Encontré al Papa mucho mejor que en mi visita del año pasado. Está
trabajando más horas que antes y con mayor entereza"
"Sueño la Iglesia que sueñan los pobres y agobiados cuando llegan
a buscar en ella ayuda y consuelo, la Iglesia que anhelan los que necesitan un
espacio de respeto, de apertura y de compasión que no encuentran en muchas estructuras
mundana"
11.07.2023 Jesús Bastante
Víctor Manuel 'Tucho' Fernández tiene una relación curiosa con la Doctrina de la Fe. En el pasado incluso sufrió “una reprimenda” por parte de la Congregación. Se había negado a participar en una causa contra un teólogo argentino porque, explica, “muchos teólogos europeos sostenían las mismas cosas y no eran sancionados, así que la misma libertad debíamos tener los latinoamericanos”.
Fernández no estaba de acuerdo con cómo se gestionaban ciertas cosas: “Había una lupa que miraba con detalle lo que dijeran los teólogos
latinoamericanos”, recuerda. Hoy este profesor y escritor argentino de 60 años es el
nuevo prefecto –la cabeza– de lo que históricamente se conoció como el Santo
Oficio o la Inquisición. Un nombramiento que para muchos analistas es una
muestra más de los cambios que se están produciendo en la Iglesia durante el
pontificado de Francisco.
En su primera entrevista después de haber sido
nombrado cardenal el pasado domingo –“A mí me queda grande”, se excusa–, Fernández
repasa algunas de las claves de su nueva misión, al lado del Papa, abriendo
debates y tomando decisiones sobre los divorciados vueltos a casar, los gays en
la Iglesia o el celibato opcional. “Francisco entiende que sin un debate libre
difícilmente crecerá y se desarrollará la teología, la enseñanza de la
Iglesia”, insiste.
"Un prefecto latinoamericano es una señal significativa de una
promoción de las periferias"
"Encontré al Papa mucho mejor que en mi visita del año pasado. Está
trabajando más horas que antes y con mayor entereza"
"Sueño la Iglesia que sueñan los pobres y agobiados cuando llegan
a buscar en ella ayuda y consuelo, la Iglesia que anhelan los que necesitan un
espacio de respeto, de apertura y de compasión que no encuentran en muchas
estructuras mundana"
11.07.2023 Jesús Bastante
Víctor Manuel 'Tucho' Fernández tiene una relación curiosa con la Doctrina de la Fe. En el pasado incluso sufrió “una reprimenda” por parte de la Congregación. Se había negado a participar en una causa contra un teólogo argentino porque, explica, “muchos teólogos europeos sostenían las mismas cosas y no eran sancionados, así que la misma libertad debíamos tener los latinoamericanos”.
Fernández no estaba de acuerdo con cómo se gestionaban ciertas cosas: “Había una lupa que miraba con detalle lo que dijeran los teólogos
latinoamericanos”, recuerda. Hoy este profesor y escritor argentino de 60 años es el
nuevo prefecto –la cabeza– de lo que históricamente se conoció como el Santo
Oficio o la Inquisición. Un nombramiento que para muchos analistas es una
muestra más de los cambios que se están produciendo en la Iglesia durante el
pontificado de Francisco.
En su primera entrevista después de haber sido
nombrado cardenal el pasado domingo –“A mí me queda grande”, se excusa–, Fernández
repasa algunas de las claves de su nueva misión, al lado del Papa, abriendo
debates y tomando decisiones sobre los divorciados vueltos a casar, los gays en
la Iglesia o el celibato opcional. “Francisco entiende que sin un debate libre
difícilmente crecerá y se desarrollará la teología, la enseñanza de la
Iglesia”, insiste.
¿Le sorprendió que el Papa lo nombrara
cardenal de la Iglesia católica?
A mí me queda grande ese nombramiento, porque implica la valentía de dar la
sangre si es necesario. Pero como gesto de Francisco me alegra mucho por los
otros dos argentinos que serán cardenales: uno es el padre Luis Dri, un
confesor ejemplar y paciente que ha hecho bien a muchísima gente con gran
humildad y alegría. El otro es Monseñor Rossi, que es una gran persona, un
maestro del discernimiento, y un hombre maduro como pocos.
Es usted el primer prefecto de Doctrina
de la fe latinoamericano. ¿Qué supone para la teología del continente, tan
perseguida en otros tiempos?
Recuerdo que antes de la Conferencia de Obispos de Aparecida reinaba el
temor de que fuera un acontecimiento sin trascendencia, porque se temía que la
Curia vaticana, especialmente el Dicasterio de Doctrina de la Fe, estuviera
allí controlando todo lo que se dijera. En ese entonces le pedían al cardenal
Bergoglio que luchara por un clima de libertad. Por esa razón Bergoglio, quien
debía coordinar la redacción del documento final, postergó la redacción del
documento para que hubiera mucho espacio de diálogo, debate, libre intercambio.
En una
ocasión desde el dicasterio se me pidió que, como teólogo, opinara sobre los
escritos de un autor argentino cuestionado. Después de analizar la obra, indiqué
algunos puntos que podían requerir una clarificación, pero respondí que no
correspondía hacerlo, debido a que muchos teólogos europeos sostenían las
mismas cosas y no eran sancionados, por lo cual la misma libertad debíamos
tener los latinoamericanos. Eso me mereció una reprimenda por parte de Doctrina
de la Fe. Pero era verdad. Así como se nos consideraba el “continente de la
esperanza”, había una lupa que miraba con detalle lo que dijéramos los teólogos
latinoamericanos. Por eso entiendo la pregunta y debo decir que un prefecto
latinoamericano es una señal significativa de una promoción de las periferias.
Tanto el
Papa como usted mismo han dejado claro que durante muchos años, la Doctrina de
la Fe fue más conocida como la Inquisición, dedicada a erradicar con medios no
éticos, supuestos errores. ¿Cómo deshacerse de ese estigma?
Hoy
nadie dice que en la Iglesia se usen “métodos inmorales” en Doctrina de la Fe.
Está claro que el Papa se refiere a los tiempos de la Inquisición. No obstante,
hay que reconocer que en décadas pasadas muchos teólogos se quejaban de un
clima de persecución, de sentir al Dicasterio soplándoles la nuca
permanentemente, con lo cual la teología se empobrecía, porque lo único que se
podía hacer era repetir siempre lo mismo para evitar riesgos.
En
los tiempos de la lucha contra el modernismo había un verdadero sistema de
inteligencia que luego parecía seguir presente, aunque de modo más disimulado.
De todos modos, si puedo hablar de lo que más recuerdo, que son los últimos
años, debo decir que mientras el Cardenal Ladaria fue prefecto, el clima fue
bastante sereno.
Responder
a lo que me pide al Papa en su carta, a los seis puntos que allí indica. Esta
carta por una parte parece simplificar la tarea del dicasterio, pero en
realidad la vuelve mucho más desafiante y exigente. No será fácil.
¿Puede
la Iglesia cambiar su doctrina en algunos aspectos sin que corra el riesgo de
caer en un cisma?
Debo decir, por honestidad teológica, que la doctrina en sí misma no cambia. Lo que crece y se perfecciona es nuestra comprensión de ella y consiguientemente la expresión de esa doctrina. Pero dicho esto, hay que reconocer que no puede hablarse de un crecimiento constante, o al menos no podemos sostener que hay un crecimiento lineal y permanente. En todo caso es un crecimiento en espiral, con "corsi e ricorsi" , al decir de Gian Battista Vico. Se lo digo por la polémica en su día por la nota a pie de Amoris Laetitia sobre los divorciados vueltos a casar, que llegó a provocar las famosas ‘Dubia’ y movimientos que llegaron a tachar al Papa de poco menos que de hereje…
Allí
lo que ocurrió fue un crecimiento homogéneo en nuestra comprensión del dogma.
Porque la novedad solo se entiende en el contexto de lo dicho antes, aunque lo
modifique en algún aspecto. De hecho, la moralidad objetiva mantiene sus
criterios. Lo que se agregó es el nuevo peso que se otorga a los
condicionamientos, hasta el punto que justifiquen, en algunos casos, una praxis
diferente en la disciplina sacramental. Es decir, que en algunos casos los
divorciados en nueva unión puedan acceder a los sacramentos.
Lo que
sí parece es que, hoy, en la Iglesia ‘de Francisco’, se pueden abordar
cuestiones que antes eran poco menos que tabú, como el papel de la mujer, el
celibato, la realidad LGTBQ, una mayor participación de los fieles en la
Iglesia. ¿A qué se debe?
Porque,
así como lo impulsó en Aparecida, Francisco entiende que sin un debate libre
difícilmente crecerá y se desarrollará la teología, la enseñanza de la Iglesia.
Después de ese debate se puede advertir la necesidad de clarificar o rectificar
algunas cosas, pero también puede ser el estímulo que se necesita para poder
madurar, crecer, explicitar otros aspectos de la verdad.
Se lo digo por la polémica en
su día por la nota a pie de Amoris Laetitia sobre los divorciados
vueltos a casar, que llegó a provocar las famosas ‘Dubia’ y movimientos que
llegaron a tachar al Papa de poco menos que de hereje…
Allí
lo que ocurrió fue un crecimiento homogéneo en nuestra comprensión del dogma.
Porque la novedad solo se entiende en el contexto de lo dicho antes, aunque lo
modifique en algún aspecto. De hecho, la moralidad objetiva mantiene sus
criterios. Lo que se agregó es el nuevo peso que se otorga a los
condicionamientos, hasta el punto que justifiquen, en algunos casos, una praxis
diferente en la disciplina sacramental. Es decir, que en algunos casos los
divorciados en nueva unión puedan acceder a los sacramentos.
Lo que
sí parece es que, hoy, en la Iglesia ‘de Francisco’, se pueden abordar
cuestiones que antes eran poco menos que tabú, como el papel de la mujer, el
celibato, la realidad LGTBQ, una mayor participación de los fieles en la
Iglesia. ¿A qué se debe?
Porque, así como lo impulsó en Aparecida, Francisco entiende que sin un debate libre difícilmente crecerá y se desarrollará la teología, la enseñanza de la Iglesia. Después de ese debate se puede advertir la necesidad de clarificar o rectificar algunas cosas, pero también puede ser el estímulo que se necesita para poder madurar, crecer, explicitar otros aspectos de la verdad. Jesús Bastante
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